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Ese aroma picante...

¿A quién pertenecía?¿Por qué si le hacía daño a la nariz, Takemichi seguía inhalando el aire intoxicado de aquella fragancia como si del oxígeno más puro se tratase?

Porque enardecía su mente, la obnubilaba; porque lograba que su piel hormigueara placenteramente a un punto en el que Takemichi sentía la necesidad de mover los dedos de manos y pies, de doblar las rodillas, el cuello; porque le daba hambre, pero era un tipo de apetito que nada tenía que ver con la ingesta de comida...era algo más oscuro, más anhelado...

Takemichi recorrió sus labios resecos con la lengua; el aroma picante no se había impregnado en su piel pero cualquier estímulo físico era suficiente para que...

¿Por qué aquel aroma que claramente eran feromonas le atraían tanto a Takemichi si él era Beta? En teoría, ni siquiera tendría que afectarle, pero estaba comportándose tal y como si se tratase de un Omega cerca de su período de necesidad.

— Takemitchy.

Takemichi jadeó y volteó en el inmenso espacio donde se encontraba. Una voz suave, amortiguada había pronunciado su nombre pero la persona no estaba allí. Su rostro volteó hacia uno y otro lado, sus ojos registraron sus costados, arriba y abajo y ni siquiera en la lejanía oscura de aquel sitio que no conocía podía ver el atisbo de otro ser humano acompañándolo.

— Oye.

La voz se oyó mucho más clara y Takemichi supo que aunque lo hubiese deseado tampoco habría podido esquivarlo; un par de manos tibias se posaron en la parte superior de su espalda, la fragancia punzante intensificándose inmediatamente. Takemichi permaneció de pie, inmóvil, incapaz de dar la vuelta y encarar a la persona que se encontraba detrás suyo. Las manos descendieron lentamente por su espalda en una caricia tierna hasta que llegaron al contorno de su cintura; allí, los brazos delgados rodearon el torso de Takemichi y el calor de otro cuerpo se adosó al suyo, una respiración acompasada golpeando su nuca.

Las manos de Takemichi temblaron cuando sus dedos hicieron contacto con la piel ajena, con las manos que abrazaban su cintura; el tacto era irreal, tan efímero que Takemichi se preguntó si aquello podía ser posible.

¿Por qué no podía recordar quién era esa persona?

Takemichi intentó dar la vuelta y encarar a la persona que lo abrazaba pero le resultó físicamente imposible. Parecía literalmente clavado al suelo, sus pies sin reaccionar; sus rodillas tampoco se doblaban y su torso parecía no querer seguir la orden de su cerebro. Acongojado y sintiéndose atrapado, Takemichi empezó a hiperventilar, el calor ascendiendo por su cuerpo al percatarse de que estaba a merced de aquella persona en un espacio inmenso y desconocido.

— ¿Eres feliz, Takemitchy?

La persona había hablado contra su espalda, la voz resonando y vibrando sobre su piel. Fue en ese momento en el que Takemichi se percató de que no llevaba ropa puesta...pero si hacía solo unos instantes...

Además, algo más había llamado su atención.

Takemitchy...¿quién le llamaba de esa manera? Eso había pasado hacía demasiado tiempo cuando iba al colegio secundario, no había ninguna persona en la actualidad que...

"¿Eres feliz?"

— ¡¡Mikey!!

Takemichi rodó sobre el colchón en un revoltijo de sábanas y frazadas, tanto que llegó al límite de su cama y terminó cayendo al suelo en un golpe brusco, el ruido sordo y seco aturdiéndolo todavía más.

¿Dónde carajos estaba?

Tardó varios segundos en desenredarse y tomar asiento en el suelo; luego, tanteó sobre la mesita de noche y dio con el teléfono celular, la pantalla bloqueada iluminándose frente a sus ojos.

Sangre en el Paraíso [Omegaverse]Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα