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Positivo.

Mientras esa palabras repiqueteaban contra las paredes de su cráneo, Sanzu se sintió desfallecer sentado en la cama que compartía con Mikey. Sentía una mezcla de calor y frío recorriéndole el cuerpo, la piel comenzando a sudar, la boca secándose sin poder mover bien la lengua, sus ojos fijos en el aparatito entre sus manos, descansando sobre sus muslos.

Y la falta de aire, por supuesto.

Inhaló profundamente, todo lo que su caja torácica le permitió hacerlo. Luego, exhaló lentamente y repitió el proceso mientras su cerebro entraba en combustión, la verdad cayéndole como un baldazo de agua congelada en la espalda.

Positivo.

Estaba embarazado.

Pero, ¡¿cómo?! Sanzu había tomado las píldoras correspondientes para adelantar su celo pero éste no se había dado...sabía que existía siempre una mínima posibilidad de embarazo fuera de su período de celo, pero ¿justo a él tenía que pasarle aquello?

Al percatarse de que en realidad había querido experimentar el celo para que Mikey se vinculara a él y no porque realmente deseara embarazarse, la noticia le cayó mucho peor de lo que esperaba. Las cosas le habían salido rematadamente mal, desde el punto de vista que quisiera mirarlo. Mikey no se quedaría a su lado por un niño, menos con Hanagaki vivo y coleando alrededor de ellos...¿y si lo tenía y luego finalmente podía entrar en un celo efectivo y así...?

No, no, no.

No.

Con cierta culpa por su parte, Sanzu se sintió un idiota. Al hacerlo, cierta carga mental se liberó y su cuerpo se sacó un peso de encima, el pensamiento más claro como si una tormenta hubiese desaparecido nublándole el juicio...demasiado tarde.

Takeomi había tenido razón, después de todo.

Había estado a punto de cometer un error que en ese instante no sabía ya había cometido y ahora comenzaba a arrepentirse miserablemente por eso.

¿Amaba a Mikey? Claro que sí, con su cuerpo y su vida entera.

¿Tanto como para forzarlo a vincularse a él? Obvio.

¿Y para tener un hijo en esas condiciones?

No.

La respuesta a esa pregunta era un claro no. Así no era el orden correcto de la ecuación y no porque Sanzu fuese puritano y correcto sino porque sabía que sin vínculo de por medio, Mikey podía irse de su lado en cualquier momento, con o sin hijo.

Y ahora, con un embarazo en curso era imposible entrar en celo al menos por un maldito año más.

El camino que Sanzu se había trazado recorrer a partir de las pastillas no se había desmoronado sino que había terminado abruptamente como una pared de ladrillos, sólida e imposible de derribar.

Era el segundo test de embarazo que se realizaba pero, por si acaso, iba a realizar un tercero.

Sanzu...

Mientras el Omega se daba a la afanosa tarea de recorrer en círculos la habitación cada vez más rápido, un par de golpecitos dados con sutileza contra la puerta cerrada del cuarto interrumpieron su crisis de ansiedad momentáneamente mientras aguardaba el resultado del tercer test, apoyado como si se tratase de una bomba de relojería sobre el lavabo, en el baño.

No, ahora no, Koko. De verdad, no estoy de ánimos.y era algo real aunque Kokonoi no tuviese la culpa de aquello. Si comenzaba a joderlo, ahí si que no iba a responder por...

Sangre en el Paraíso [Omegaverse]Where stories live. Discover now