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Nuevamente al bosque

Capítulo 4 parte I

Candem, la reservación. 20 de octubre, 1:30 pm

Candem no era esa típica ciudad lúgubre cómo las que salen en las películas de terror. Si bien, era una ciudad lluviosa y algo fría, pero a pesar de eso, el ambiente que se vivía era muy alegre, las calles siempre estaban concurridas, los bares repletos de gente, las escuelas llenas de niños, en general era algo muy hermoso. Ya habíamos comentado en otras circunstancias que lo más característico de esta ciudad era su bosque o mejor conocido cómo "La reservación", un lugar completamente turístico, lleno de ríos. Dentro había mucha flora y fauna de la cual disfrutar. Pero, con el paso de los asesinatos sin explicaciones dentro de ese lugar, la reservación pasó a ser sólo un emblema. Hasta el día de hoy nadie se atreve a adentrarse, no importa si es de día o de noche, la gente culpa a los turistas y la policía...bueno, ellos ocultan algo.

—Nuevamente Mortem —expresa Andrew, viendo las fotos que saco Carlos—. ¿Qué nos entregó esta vez?

—Te sorprendería saberlo —comenta Diana, con una sonrisa radiante—. Nuestras sospechas están siendo certeras. Nos dejaron a tres trabajadores del psiquiátrico, la mujer era intendente del lugar y los dos hombres eran psiquiatras.

—Esto es más intrigante cada día. —Andrew ríe y deja las fotos en el asiento trasero—. Bajemos, hay muchas preguntas que hacer.

Los tres movieron la cabeza en signo de respuesta y salieron del auto para caminar hasta la entrada de la casa Jacques.

Quizá por la manera de ser de la familia Jacques, se imaginaran una casa común cómo todas las demás en esa ciudad. Pero en realidad era una casa demasiado grande, no una mansión, pero sí se veía la capacidad de vivir incluso cuatro familias en ella.

Una gran casa para pasar cada desgracia. Pensó Andrew.

Bajo la sombra de la imponente mansión, Diana, Carlos y Andrew examinaban cada detalle de la fachada. La melancolía y la rabia se arremolinaban en el pecho de Diana mientras observaba la opulenta arquitectura. Un déjà vu la invadió, transportándola a un pasado marcado por el rencor hacia su apellido.

A su lado, Carlos cruzó los brazos con firmeza, decidido a no dejarse dominar por las emociones al cruzar el umbral. En sus manos, los papeles apretados representaban una batalla por la justicia. Diana, por su parte, apretó los labios con determinación, lista para enfrentar a la mujer que había marcado su vida.

Un silencio incómodo los acompañó hasta que la puerta se abrió, revelando a un joven miembro del servicio doméstico. Con saludos educados, fueron conducidos al interior de la casa. La tensión era palpable, pero ninguno de ellos flaqueó. Sabían que Hera los esperaba, y que este encuentro marcaría un punto de inflexión en sus vidas.

—Buen día, señora Jacques —saluda Carlos, al verla en la sala.

—Buen día —correspondio el saludo, y los guía hasta su despacho.

Sobre el gran escritorio había una gran caja de cartón del cual aún desbordaba un par de hojas viejas. Al lado derecho, venia escrito en plumón negro "Instituto Psiquiátrico Lucinda". Mientras al lado izquierdo venia el nombre de Jacob Jacques L.

Andrew sonrió complacido y caminó hasta la caja. Saco expediente por expediente, trabajadores, directores, direcciones y demás. Demasiada información para un simple director de Instituto, ni las personas más influyentes de la ciudad poseían tanto. Esto abrió la curiosidad de Diana la cual fue callada con las palabras de Hera.

—Es todo lo que tengo de él. Sólo lárguense de mi casa. —Hera los mira y señala la puerta.

—Creo que, es un mal momento para hacer una lista de recuerdos —habla Carlos dejando los cuadres justo en los taburetes.