El principio del fin †

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Capítulo 1 parte I

Candem, bosque área norte. 2 de octubre, 12:39 am

La fogata era su única fuente de calor, la leña crujía y pequeñas materias de fuego sobresalen de ella. Todos en círculo disfrutando de una cálida compañía. El destello más hermoso era la sonrisa de cada uno, Alexia, Evelyn, Edgar y por supuesto Scott quien cómo siempre llega tarde a todos los lugares.

—Un poco más y me termino los bombones —comenta Edgar, con la boca llena de bombones.

Un poco más y los escupe.

—¿Por qué tienes que ser tan asqueroso? —exclama su gemela, con desagrado.

—Lo siento, me perdí en el camino. Por un momento olvidé cómo se llega aquí. —Ríe, y toma asiento en un tronco cerca de la fogata.

—Casi voy por ti.

Alexia da un mordisco a un bombón derretido, hasta que sintió un dolor agudo en su mandíbula.

—Tranquila, pelinegra. —Le quita el bombón—. No estoy idiota cómo para no saber llegar.

Las risas sarcásticas se hicieron presentes en el momento. Todos se habían perdido en el camino al lugar. Estaban alejados de la ciudad y muy adentrados en el bosque. Todo por querer contemplar la soledad misma. El ruido de los animales y la calma que en su casa no encontraban.

Era su último fin de semana de vacaciones, las horas se estaban acabando. Volverían a la universidad a repetir su aburrido ciclo de vida. Era el último año y ya todos pedían salir, quitarse ese estrés y comenzar el mundo laboral.

Cómo si todo eso fuera algo facil, pero que va. Son jóvenes.

Los mejores amigos, así se han llamado durante años. Lo que comenzó con una pelea entre Evelyn y Alexia, se convirtió en apoyo y amor. En el cual después se unió Edgar y por último Scott. Ninguno de los cuatro tenía similitudes. Diferentes gustos, diferentes maneras de comportarse.

Diferentes... Simplemente diferentes.

A lo lejos de este lugar, se encuentra una sombra escondida entre los árboles. Sus ojos analizan a cada uno, su sonrisa se ensanchó al ver a la chica que por años estaba buscando. Día tras día persiguiendo sus pasos, sus pistas, encontrando información en todos lados donde ella estaba. Satisfecho de su trabajo se quedó viéndola, recordando las múltiples veces que acariciaba su mano y juran encontrarse nuevamente.

Incluso ese olor tan distintivo, lo podía olfatear a kilometros o millas de distancia.

—¿Qué se sentirá morir? —Evelyn habla, con simpleza—. ¿Iremos a algún lado?

—Dicen que el paraíso es un lugar hermoso. —El aire se invadió de aquel cigarro de la risa—. Sería impresionante llegar a ese lugar.

—Quizá pasamos a otra galaxia —prosigue Scott—. ¿Tú qué piensas, Alexia?

—Somos materia, sólo desaparecemos. —Da una calada a su cigarro—. Las religiones, movimientos, sectas y logias crearon esa excusa de cielos, infiernos y galaxias. Sólo para manipular a la gente —responde sin más.

—¿Escéptica? —comenta Evelyn.

—No soy muy creyente de que vayamos a algún lado. La ciencia no ha comprobado nada.

—La ciencia no lo es todo —interrumpe Edgar—. No todo lo que descubre la ciencia es cierto.

—Brujas, magos, caída de los úteros por correr en la calle o andar en tren: la poca capacidad intelectual de las mujeres sólo por ser mujeres: el sol gira alrededor de la tierra o somos el único sistema solar en existencia —enumera Scott—. Tantas cosas que dijeron verdaderas y con los años resultaron ser una mentira. Y son demasiadas. Todo lo dijo la ciencia.

In Front of You © EN EDICIÓN #PGP2024Where stories live. Discover now