28 - Viaje

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Un solitario carro de aspecto antiguo y de color rojo brillante se encontraba avanzando en un camino de tierra, el cuál se encontraba rodeado por una extensa planicie desértica con algunas zonas aún verdes por la vegetación.

-hace mucho calor- exclamó una pequeña niña en vestido verde y aunque no contaba con brazos movía energéticamente los dos muñones que tenía.

-de todos los lugares que existen, ¿en serio tenía que escoger un lugar tan seco y caliente?- preguntó una mujer de cabello rubio que vestía con un extravagante y sofisticado vestido.

-amo mencionó que los lugares secos y cálidos hacen que la respiración sea más eficiente... creo- respondió la chica de ojos grises que tenía algunas cicatrices en el rostro, la cuál vestía con un bonito vestido azul de volantes.

El interior del carro era bastante amplio, lo suficiente para llevar seis personas y tal vez a alguna más. La cabina del conductor y la de los pasajeros estaba separada por una gran placa de vidrio polarizado, los asientos tenían una extraña distribución parecida a las limosinas de antes de la guerra.

Ahí se encontraban Sylvie, Aurelia y Ulna, las cuáles estaban despiertas y junto con ellas, Luis, Retina y Tibia, la cuál usaba sus prótesis, se encontraban dormidos.

Fu un viaje largo, comenzando por varias horas en dos trenes y ahora tocaba un viaje de un par de horas en este extraño carro. Si bien todo fue pagado por Nephy y Vid, eso no quitaba que fuera algo cansado.

Afortunadamente, el trayecto estaba pronto a terminar.

-me complace informarles que estamos prontos a llegar a nuestro destino, estaremos ahí en menos de diez minutos- una voz se escuchó desde fuera del vehículo, aunque se escuchaba lejana debido a las ventanas cerradas.

La voz del conductor despertó a las tres personas que estaban dormidas.

-hace mucho calor- exclamaron Retina y Tibia casi al mismo tiempo, lo cuál provocó una sonrisa en el rostro de Aurelia

-y eso que no han visto lo peor, al menos el coche tiene aire acondicionado- respondió el doctor con una sonrisa, aunque en realidad era un sistema bastante obsoleto servía para refrescar

Sylvie le dió un abrazo al doctor en cuanto despertó.

Después de quince minutos el carro quedó frente a su destino.

Era una casa bastante grande, de dos pisos y de una fachada muy parecida al orfanato donde Vid trabajó, aunque no era ni un tercio del tamaño de aquel edificio.

Aquella casa contaba con una curiosa entrada, ya que a pesar de estar rodeada por una zona completamente salvaje se veía bastante "moderna" para los estándares del mundo actual, con una entrada para los carros que llegarán, estando compuesta en su mayoría por piedra labrada.

El carro ingresó, se colocó frente a la puerta principal y todos sus pasajeros bajaron con cuidado. El conductor ayudó a bajar las maletas, afortunadamente solo eran tres, y después de un breve gesto se retiró.

-así que aquí viven- comentó Aurelia viendo la extensión de la casa

-parece que sí, vamos a entrar, este sol me quema- respondió Luis cargando dos de las maletas y Aurelia cargaba otra.

Antes de llegar a la puerta está se abrió, revelando a un hombre de aspecto mayor detrás de ella.

Aurelia

Ese hombre sin duda me sacó un pequeño susto.

-bienvenidos, la señorita Vid los está esperando, por favor dejen sus maletas aquí, en unos momentos las llevaremos a sus habitaciones- dijo con una voz que reflejaba amabilidad y elegancia

Enseñando A Sentir (Segunda Edición)Where stories live. Discover now