03. [Steven Grant | Moon Knight]

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━━ ❛Encuentros que no son cuentos❜ ━━

Advertencias: Ningúna, solo unos cuantos mal entendidos secsuales🥴, Steven volvió con todo. Si te agradan lxs niñxs probablemente tu pensamiento se vea afectado, y si no te agradan, probablemente los vas a odiar más.

Personaje (s): Erin (a veces "Er") pero ignorenlo, hagan de cuenta que son ustedes. (Me da pereza usar la "rayita" pero haré un esfuerzo en el futuro) y Mandy (la sobrina incómoda y malcriada)

Conteo de palabras: al rededor de 3300(😰) así como vamos tardarán dos días en leer el siguente cap XD. Bromis. Disfruten 🥰.

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❛Donde Erin y Steven tienen
un extraño encuentro en el
baño del museo, que todos
mal interpretan, y las
consecuencias serán...
interesantes❜














—Si te vuelves a soltar de mi mano, juro que voy a atarte a ésa columna y te lanzaré rocas hasta que me canse, ¿Entendiste?— la niña rubia de apenas ocho años dejó atrás su rabieta y abrió los ojos con temor,—No me mires así, mocosa. Haz estado causando problemas desde que salimos—le susurró Erin— y lo último que quiero, es otro sermón de tu madre por no llevarte a tiempo a tus estúpidas excursiones.

Ambas caminaban de la mano por la acera que las llevaría al museo, donde se suponía que debian haber estado desde media hora atrás, como lo había indicado la profesora. Si no fuera por los berrinches que Mandy había estado haciendo desde que cruzaron la puerta del edificio, habrían llegado a tiempo.

«Erin, quiero ésto. Erin, tengo hambre. Erin, ese niño me hizo caras feas»

Erin estaba jodidamente harta de sus lloriqueos. 

La hubiera dejado abandonada debajo del puente de no ser por las excusas que tarde o temprano tendría que inventarle a su hermana para explicar la ausencia de su querida sobrina.

—Corre Mandy, creo que tu clase ya llegó—Le avisó Erin al ver el autobús de la prestigiosa escuela estacionado unos metros más allá de donde estaban, pero la pequeña se rehusó a correr.— ¡Maldita sea Mandy, corre de una buena vez!

En vez de lograr su cometido, la pequeña comenzó a hacer pucheros ante el tono de voz de Er.

«Ay no, no otra vez» pensó.

—Mandy no, no llores por favor. Si tu maestra te ve llegar con la cara toda roja e hinchada pensará que soy una mala tía.

—¿Y no lo eres?—inquirió la niña. Erin rodó los ojos —No voy a llorar, si me compras dulces.

— Te compraré los que quieras si dejas de ser una pequeña malcriada y corres antes de que nos nieguen la entrada y pierdas ésta clase.

—Trato hecho.

Dicho éso, ambas comenzaron a correr apresuradamente hacia el lugar. Apenas cruzaron el umbral de la entrada principal, lograron ver el final de una fila de niños entrar a una habitación y... Si, antes de poder llegar hasta ellos, la puerta se cerró.

—¡Ya estamos aquí!—gritó la pelinegra, llamando la atención del guardia que se encargaba de cerrar las puertas, y otras veinte personas que se encontraban en un radio de veinte metros.

El imponente hombre las miró de arriba a abajo. Sus cabellos levemente despeinados que se pegaban con sudor a sus frentes, regalo de la horrible caminata que habían dado hasta ahí, el uniforme desaliñado de la niña rubia y el lodo que manchaba el piso tras sus pasos. Erin se sintió avergonzada, pero era éso, o no llegar.

MARVEL SERIES: ONE-SHOTS ©Where stories live. Discover now