CAPITULO 40

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  Después de que Shen Kanyu volviera a casa del hospital, seguía teniendo muchos hábitos que causaban muchos dolores de cabeza a Gu Yangsheng.

Por ejemplo, en principio no quería comer en la mesa y cuando finalmente se le convenció para que se sentara a la mesa, se negó a comer las verduras y carne fresca, pero enterró la cabeza y bebió bocado tras bocado de las insípidas gachas blancas que tenía delante, esperando a que todos los demás casi terminaran de comer, antes de ir a recoger las sobras que quedaban, comiéndoselas frías con especial placer y los ojos curvados y brillantes.

  Y tampoco, no podía quedarse quieto sin hacer las tareas del hogar. Con casi cuatro meses de embarazo, ya se le ha empezado a notar la barriga, no era muy conveniente agacharse, pero aún así toma cada oportunidad que tiene de fregar el suelo y limpiar las ventanas y lavar las sábanas, entonces luego le duele tanto la espalda que ni siquiera puede mantenerse erguido e incluso ser abrazado por Gu Yansheng es doloroso y le da escalofríos.

Lo más duro para él era que Shen Kanyu todavía no se sentía seguro allí, viviendo cada día sobre un hielo delgado, complaciendo cuidadosamente a los que le rodeaban, a pesar de que una vez habían consumido todo su ser sin saberlo, todavía tenía que entregar su corazón magullado sin reservas, esforzándose por darles hasta la última parte de su corazón y su alma.

Al igual que en los innumerables inviernos fríos de la escuela, donde Shen Kanyu, que no sabía que existía la "ropa interior térmica", siempre pensaba que Gu Yansheng debía tener frío si llevaba tan poca ropa, y que debía llevar mucha ropa gruesa para estar abrigado, por lo que intentaba desesperadamente darle su propia ropa para que se la pusiera. Gu Yansheng estaba harto de esto y se los ponía casualmente durante un tiempo, luego se los devolvía pero no las quería de vuelta, así que con el tiempo no supo donde tirarlos.

Luego la ropa de Shen Kanyu se volvió cada vez mas delgada. Un invierno, cuando empezó a nevar a dos grados bajo cero, Gu Yansheng lo vio saltando por la escuela con solo un jersey y no pudo evitar preguntarle si no tenía frío.

Lo primera reacción de Shen Kanyu fue alegrarse durante mucho tiempo por el hecho de que se preocupara por él, y luego dijo con una sonrisa que no tenía miedo de pasar frío.

 Era evidente que sus labios estaban blancos  y helados como el hielo, secos y agrietados hasta el punto de sangrar, las yemas de sus dedos estaban azules y blancas sin rastro de sangre, y su agarre de las cosas estaba rígido y tenso.

Gu Yansheng hablo nuevamente: "no puedes usar tan poco, ¿no tienes mas ropa para ponerte?

Shen Kanyu pareció no saber qué responder a sus palabras, se rascó la cabeza y riendo dijo: "todos se han desgastado".

Ya había dado todas sus mejores y más abrigadas ropas a Gu Yansheng, y no podía hacer otra cosa que aprender a acostumbrarse al frío.

Aun así, le preguntó a Gu Yansheng: Ah-sheng, tienes frío, ¿verdad? Te traeré ropa nueva otro día, ¿vale?

Sin esa ropa, Shen Kanyu llevaba muchos inviernos tiritando de frío y nunca había pensado en comprarse un abrigo nuevo, pero cuando vio a Gu Yansheng tiritando, utilizó el dinero que ganaba con su trabajo a tiempo parcial para comprarle ropa de abrigo.

Esta persona siempre le ha amado sin reservas de una manera tan estúpida y nunca ha cambiado.

Pero de la ropa que le había dado ese tiempo, ya casi no quedaba ni uno. Había sido difícil encontrar uno en el fondo de un armario en casa, y en el bolsillo interior del abrigo había una bolsa de parches calentadores sin abrir que habían caducado hacía años.

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