Capitulo 2: El hombre de traje

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El tiempo me empujó al borde, saltar fue mi desicion


Apoye mi cabeza en mi mano mientras leía. Hoy era día de previas por lo que a la preparatoria sólo iban chicos que se habían llevado materias y se habían anotado para rendirlas.

Por suerte para mi, era viernes por lo que tendría un fin de semana largo para luego comenzar la semana siguiente con todo lo planeado 

- Debería de llegar a las tres- murmure para mi mirando el horario.

Saque el celular para fijarme los horarios de los autobuses o trenes que me llevarán más rápido hacia la zona de la Agencia. Suspire y me levanté.

- ¿Necesitas ayuda Nona? - pregunté llegando a la mayor, esta miraba las mesas.

- Me ayudarias mucho querida- asenti y me coloque la placa con mi nombre y tome una agenda con lápiz para pasar por las mesas.

Tomaba la orden, preparaba los alimentos y cobraba. No era mucho trabajo, tampoco como si hubiera mucha gente, pero para alguien como Nona si lo era.

Cuando me encontraba preparando un pequeño Té, buscando una de las porciones de pastel pedido, la campanita sonó.

Parecía en cámara lenta, levanté mi vista para ver a los próximos clientes y mis ojos se cruzaron con una mirada intensa de ojos marrones que hizo temblar toda mi columna vertebral.

- ¡Es un hermoso lugar!- exclamo este viendo alrededor- ¿No lo creer Chuuya?- pregunto.

Caí en que era acompañado por alguien más, ambos vestían de traje pero con singulares características. El más alto vestía con tonalidades negras salvo por la camisa blanca, poseía vendas en su cuello, brazos y en su rostro, cubriendo el ojo izquierdo. Un sacó grande y una especie de bufanda bordó que colgaba de su cuello. Cabello castaño ondulado y ojos marrones que miraban con cierta complicidad el sitio.

El de menos estatura, en cambio, poseía ojos azules que contrastaban su cabello medio largo rojo, atado en una coleta que era casi tapada por su sombrero. El traje era más sencillo, salvo que su camisa en lugar de blanca era roja.

Los mire por unos segundos más para luego tomar una bandeja y llevar mi orden hacia la mesa indicada, una vez lo dejé y me aleje, fui detrás del mostrador.

- ¿Puedo ayudarlos?- pregunté a ambos. Estos giraron para verme, el de cabellos rojos sólo estaba serio mientras el contrario sonreí feliz.

- ¡Y no sólo eso!- dijo mientras se acercaba, tomo una de mis manos y se inclinó-¡ hay una hermosa flor de loto atendiendo!

Me avergonse de sobre manera por eso, lo peor era que lo decía tan alto que algunas miradas recaian en nosotros. Sonreí algo tímida y aparte mi mano con cuidado.

- G-gracias- dije en un tartamudeo- ¿quieren una mesa?- pregunté ahora mirando hacia donde podría haber un sitio vacío.

- De hecho teníamos reservación- dijo el pelirojo.

Mientras tanto el más alto se encontraba con los codos apollados en la mesada, sus manos medio abiertas y su mentón descansando en estas mientras me veía con una sonrisa.

- Claro- mire la computadora a un lado- ¿A qué nombre?- pregunté entrando a la sección de reservaciones.

- Nakahara- dijo el pelirrojo, busque el nombre en la lista pero hice una mueca.

- Lo lamento pero no está- dije volviendo mi vista a ambos, el pelirojo miró al castaño quien sonreía inocente.

- Si esta sólo que cambie el nombre- dijo divertido y miró al de menor estatura- busca por "perchero"- me mandó haciendo un ademán con la mano.

Mientras lo hacía podía ver la cara de odio del pelirrojo al mayor, parecía que saldría humo de su nariz y el contrario sólo sonreía.

- Bien, los llevaré a su mesa- dije saliendo  del mostrador.

Ambos me siguieron mientras discutían, mejor dicho uno se quejaba y el otro sólo reía. Llegue hacia una puerta corrediza y la abrí, en esta se encontraba un espacio con ventanas dando al jardín de la casa.

Una pequeña habitación al estilo clásico con mesa y sillones, era tranquilo y no se escuchaba el bullicio de la gente al cerrar la puerta.

- Es aquí- les indiqué, estos miraron alrededor- ¿Qué desean pedir?- pregunté sacando la libreta de mi bolsillo.

- Vendrán unos sujetos- comenzó a decir el de cabellos rojos, era de mi altura ahora que lo veía mejor- deberás traerlos aquí.

- Serán fáciles de reconocer- hablo ahora el castaño mirando el sitio, se acercó al sillón individual de cuerina negro y se sentó en este para luego mirarme- visten de blanco en su mayoría, y al verlos lo primero que pensaras es que son la mafia- explicó burlón- no les hables, sólo traelos.

Estaba sentado derecho, una de sus piernas cruzada arriba de la otra y las manos en su regazo, daba un porte imponente a cualquiera que lo viera.

- Esta bien- asenti recordando lo que había mencionado.

- ¿Juegas ajedrez?- pregunto cambiando de tema viendo un tablero en uno de los muebles.

- Aveces- respondí.

- Eso sería todo- dijo el castaño y me sonrió- luego de que vengan, ¿podrías traer whisky?- pregunto.

- Claro- anote lo pedido- ¿algo más?

- Vino tinto- dijo ahora el pelirrojo- y dos vasos.

- Bien, cualquier otra cosa estaré en el mostrador- me despedí y salí de allí. En ningún momento deje de sentí la mirada del castaño clavada en mi hasta que cerré la puerta.

Fui al mostrador y preparé lo pedido sin llevarlo, seguí con el resto de mesas tranquilamente pero aquel sujeto de traje no salía de mi mente.

A los minutos la campanita volvió a soñar por lo que vi a los sujetos descritos, estos se acercaron a mi, yo sólo tomé la bandeja y les hice una seña de que me siguieran.

Toque levemente la puerta corrediza y la abrí, dentro el pelirrojo se encontraba cerca del castaño, habían estado hablando, miraron en mi dirección viendo a los hombres detrás de mi.

Sus rostros, o mejor dicho el del castaño ya no era tan amigable, era más inexpresivo y frío. Deje las copas y el vino en la mesa, me acerqué al castaño y deje frente suyo el vaso con whisky.

- ¿Algo más?- pregunté.

- No- negó el pelirrojo.

- Sólo que no vuelvas a entrar hasta terminado el asunto- dijo el castaño- por tu seguridad- sonrió viéndome ahora.

No me atreví a decir nada, sólo asenti y salí de allí. Me aleje de la puerta como si esta quemara y me escondi en el mostrador.

Dirigí una vez más la vista a la puerta, la curiosidad era mucha, pero sabía lo que le había pasado al gato, y el hombre de traje me había recomendado no hacerlo. Tal vez era lo mejor.

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Criminal// Osamu Dazai [Pausada]Where stories live. Discover now