Dos días y ya Percy comete su primer asesinato voluntario

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Percy quería ir en uno de los pequeños coches, los buggies, con cualquier capitán, incluso con la estricta Reyna, que parecía estárselo pasándolo la mar de bien en cada bache de tierra que Thalia era incapaz de esquivar.

Hablaba con Nico y Lee a menudo, pero no lo suficiente para quedarse satisfecho, menos aún cuando la descripción de la diversión estaba en cualquier buggy y no en el enorme jeep.

-Empieza por la letra A - dijo Lee Fletcher, en su doceava partida al veo veo.

-Aburrimiento - respondió Percy.

-Eso no se ve, Percy - negó Lee - Prueba otra vez.

-Me miro en el retrovisor y lo veo - lamentó. - Amargura.

-Tampoco.

-Ahorcar.

-Es árbol, maldita sea - masculló Nico di Angelo, quien había pasado de los asientos traseros y estaba acostado en el extenso maletero, entre cajas y mochilas. - ¿No ves que hay montones? Inútil.

-Técnicamente era abeja, se ha chocado contra nuestro cristal - señaló el doctor, quitando una mano del volante y señalando el cuerpo tieso de la abeja. - Será por la velocidad, cuando frenemos, volará de nuevo.

Percy apoyó los brazos en el parachoques, dejándose caer y mirando durante unos largos minutos a la tiesa abeja. No sabía si era el aire, pero una pequeña pata se movía.
Al menos hasta que estiró el brazo hacia la palanca que Thalia le había mostrado que era el limpiaparabrisas, aplastando con esos finústicos brazos metálicos a la abeja contra el cristal, dejando un ínfimo rastro de sangre.

-Ahora sí que está muerta - aseguró Nico, como si no fuese demasiado obvio.

-¿Te molestaba mucho dejarla vivir? - cuestionó Lee indignado.

-El aburrimiento hace que tenga instintos asesinos.

De un momento a otro, el coche se sacudió de forma violenta, levantándose unos segundos por el lado que ocupaba Percy antes de volver a golpear la rueda contra el suelo. Los cuchillos y pistolas resonaban en la parte de atrás del jeep, donde Nico di Angelo protestaba por los golpes que acababa de recibir como si la culpa fuese de las dores de conducción de Lee Fletcher.

-Tenemos problemas - murmuró Lee viendo por el retrovisor a un monstruo persiguiendo el coche.

-¿Cuántos problemas? - masculló Nico en un gruñido, bajando la ventanilla y golpeando con la culata de una escopeta la cabeza de un monstruo, haciéndole tropezar para que el coche gane terreno.

-Nosotros dos, el resto... ¿cinco? Quizás.

Percy tuvo precaución al sacar la cabeza por la ventana, con su suerte se habría quedado decapitado de un mordisco. Vio los tres buggies en una posición algo parecida a una punta de una flecha, con Annabeth Chase a la cabeza. Charles estaba inclinado sobre el asiento de la capitana, manteniendo el coche estable como podía mientras la rubia estaba de pie con el brazo enganchado en uno de los tubos del coche, disparando a todos los monstruos que se acercaban.

Lee y Percy gritaron a la vez cuando vieron el otro jeep girar e ir contra ellos. Hades estaba al volante, con una expresión fiera de tal manera que Percy estaba seguro de que iba a matarles. Por más que Lee pisó el freno, el coche seguía avanzando por la alta velocidad, y con la misma cara de terror que ellos, Frank Zang gritaba desde su coche hacia Hades que parecía ignorarle completamente. El padre de Nico iba a matarles.

Al menos eso creyó.

Hades también giró violentamente el volante, causando que gran cantidad de tierra manchase la cara de Percy por tener la venta abierta y cuando pensó que solo lo había hecho para fastidiar, un monstruo que no había visto venir quedó cegado por su acción.

Danger: El avance de las sombrasWhere stories live. Discover now