Prólogo

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Fecha: 4 de diciembre de 2015

Gaia observaba todo a su alrededor, estaba feliz, era su cumpleaños número 12 y sus padres le habían regalado un viaje a Turquía para celebrarlo, después de todo. Después de todo, a ella siempre le había apasionado la historia otomana y sus padres veían la oportunidad perfecta para conocer un poco de la cultura de ese país.

Además, recientemente Gaia había aprobado un examen de conocimiento en el que la calificaban con un IQ mucho más alto que el de una persona promedio y eso había que celebrarlo.

— ¡Gaia cariño, perderemos el vuelo si no bajas ahora! — gritó su madre desde el piso de abajo y la sonrisa de la joven se ensanchó aún más.

— Estoy lista mamá. — la rubia corrió escaleras abajo, cargando con ella una pequeña maleta. — ¿Y papá?

— Está en el auto cariño, vamos, se hace tarde.

Ambas mujeres subieron al auto junto a él, emocionadas por el viaje.

Su madre era una historiadora, amaba explorar, conocer y descubrir cada rincón del mundo, mientras su padre era todo lo contrario, no le gustaba viajar, pero amaba complacer a su esposa, así que dos veces al año la sorprendía llevándola a distintos lugares del mundo.

El viaje había sido demasiado largo, estaban agotados al llegar a Estambul, pero la emoción era lo que más podía en ella, quería comenzar a recorrer el lugar.

Visitaron algunas mezquitas y lugares famosos de la ciudad, hasta que llegaron a su parte favorita, la mezquita de Şehzade, que había sido construida para el príncipe Mehmet.

A simple vista le había parecido fascinante, era enorme y preciosa, más de lo que ella había imaginado, se separó por un momento de sus padres, admirando la belleza del lugar, hasta que llegó al jardín, sabía que estaba prohibido estar ahí, pero su curiosidad pudo más y se acercó hasta los 5 mausoleos que se encontraban.

Pasó delicadamente su mano por uno de ellos, el más grande y de pronto, sintió un leve mareo, algo no iba bien, su vista comenzó a hacerse aún más borrosa, mientras sentía un dolor punzante en la cabeza, hasta que de pronto todo se volvió negro.

Despertó al escuchar unos murmullos a su alrededor, dándose un golpe mental, seguramente se llevaría una buena reprimenda por haber ingresado al jardín privado.

— Está despertando. — una dulce voz se hizo fuerte entre los murmullos. — Denle un poco de espacio.

Gaia trataba de entender lo que decían, parecían hablar en otro idioma, estaba segura que no era griego.

— ¿Cómo te sientes? — una mujer de cabellos rubios le habló, en el idioma que identificó era francés, debía agradecer a su madre por haberle enseñado un par de idiomas más que su lengua natal.

— Estoy bien, lo siento. — la joven respondió con una sonrisa de disculpa, mientras la mujer la veía con preocupación.

— Gaia, te lo dije, debiste haber comido un poco más esta mañana. — la mujer le habló con demasiada confianza, como si la conociera.

— Disculpe, ¿la conozco? — preguntó muy confundida, observando el extraño vestido que portaba.

— Gaia, te he dicho que no hagas ese tipo de bromas. — la mujer la reprimió molesta. — Ve a tu cuarto ahora.

— Lo siento, no se quien es usted. — ella negó asustada, pensando que tal vez eso era un sueño. — No la conozco.

— Soy tu madre Gaia, ve a tu cuarto ahora, antes de que me hagas perder la paciencia. — ella respondió molesta, mirándola sin entender a que se refería.

— Usted no es mi madre, yo no la conozco. — la desesperación comenzó a invadir a la joven, quien miraba todo asustada. — ¿Que es este lugar? ¿Porque estoy aquí?

— Gaia, tranquilizate ¿bien? Soy yo, Catalina, tu madre. — la mujer trató de acercarse a ella, pero la joven se alejó bruscamente.

— No se me acerque, no se quien es usted. — ella gritó alejándose, mientras sentía su respiración fallar.

"Esto no es real, no está pasando, lo estoy imaginando" — se repetía en su mente tratando de calmarse, mientras se daba pequeños golpes en la sien.

— Cariño, todo está bien. — la mujer se acercó nuevamente a ella, mientras le ordenaba a un sirviente llamar al doctor. — Tranquila.

— No me toque, no la conozco. — se alteró aun más al sentir la cercanía de esa extraña mujer

Sintió de pronto que su respiración se entrecortaba, no entendía nada, esto no debía ser real, debía ser un mal sueño, no podía ser real.

Sus ojos se cerraron de pronto, justo cuando los gritos desesperados de la mujer se volvieron a escuchar, la oscuridad la cubrió por completo.




Les dejo por aquí esta nueva historia ❤

¡Mil gracias por leer!❤

Hasret ||•Şehzade Mehmed•||Where stories live. Discover now