CAPÍTULO 28: Fugitivos.

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- Bruno, ¿qué haces aquí? - cuestiona mi madre mirando desconcertada a la persona frente a ella.

- Vine a ver a nuestra hija. - responde. - Podemos hablar en otro momento sobre eso, lo que importa es que el tal Byron...

- ¿Qué pasa con mi hijo? - lo interrumpe James entrando a la casa.

- Cariño, él es Bruno, el papá de Madi.

Ahora que lo pienso, ¿en qué momento comenzaron a llamarse entre ellos de ese modo? Es decir, ¿cuando pasó de "mi esposo o esposa" a "el papá o la mamá de mi hija"?

Creo que no me había dado cuenta de la inmensa brecha que existe entre ambos y lo mucho que extraño que estén juntos.

Lo rara que se ve mi madre diciéndole "cariño" a James y lo tonto que se ve mi padre diciéndole "bebé" a Maurice, su esposa. Hasta ahora me doy cuenta que siento un fuego lleno de coraje atorado en mi pecho cada que los escucho diciendo esas palabras melosas, que antes se decían entre si.

- ¡Madeleine! - escucho a lo lejos la voz de James. - ¿Es cierto lo que dice tu padre?

- No. - escupo sin más.

- ¿No? - indaga mi padre. - ¿Quieres decir que fue una alucinación mía? - sonsaca mirándome a los ojos.

- Papá, déjame explicarte. - pido.

- ¿Explicar que? ¿Te está acosando? - cuestiona mi padre y James lo mira con ojos de pistola.

- No te atrevas a siquiera pensarlo. - escupe James entre dientes.

- Ya lo pensé, ¿algún problema?

La tensión entre los dos patriarcas ha crecido exponencialmente en los últimos cinco segundos. Todo se está calentando y veo como James se sube las mangas de su camisa mientras alegan.

- ¡ESTAMOS SALIENDO! - grito en medio del alegato.

Mi madre es la primera en reaccionar abriendo la boca a su máxima capacidad. Luego James se lleva las manos a la cabeza y mi padre sube corriendo las escaleras.

Todo parece pasar a cámara lenta. Voy corriendo detrás de mí padre a la vez que grito "detente" repetidamente. Mi madre y James vienen detrás de mí gritando cosas que ni siquiera entiendo.

Llegamos a la habitación y Byron nos mira confundido. Bruno, mi padre, llega directo a tomarlo del cuello de la playera para soltarle un golpe. Un golpe que se estrella directo a mi cara, ya que de un salto puse mi rostro frente al de Byron.

De repente todo es negro. Me desmayé del golpe fuerte y seco proporcionado por mi padre.

Unos minutos después comienzo a despertar y escuchar a lo lejos los alegatos de los demás en la habitación.

Un dolor punzante y casi ensordecedor me aturde por completo. Abro los ojos y veo borroso, escucho un pitido en mi oído derecho y un dolor infinito en el rostro.

- ¿Mamá? - susurro, apenas y yo pude escucharlo. - Mamá. - repito esta vez más fuerte.

- Madi, cariño. - dice mi madre mientras me sujeta en sus brazos.

- Hija... - dice mi padre acercándose a mí. - Lo siento, de verdad lo siento, no era mi intención, yo...

- Está bien, ahora solo quiero algo para el dolor, por favor. - lo interrumpo y él corre a buscar algo.

- Espera, voy yo. - le dice James y ambos salen de la habitación.

- ¿Estás bien Madi? - cuestiona Byron tomando mi mano.

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