CAPÍTULO 20: Rompamos la regla.

9.5K 590 89
                                    

NARRA BYRON:

 
Estoy parado frente a la ventana de la sala de estar que se encuentra frente a la banqueta. Llevo ya mucho rato parado en el mismo sitio, conscientemente no sé lo que hago aquí pero, probablemente mi subconsciente sí lo sabe.
 
Miro por décima vez el reloj que se encuentra en mi muñeca izquierda y dejo salir un suspiro, uno que resuena por toda la sala y es seguido por el sonido de un auto. Levanto la mirada y un coche se encuentra estacionándose justo frente a mi casa y desde esta ventana lo puedo ver con claridad.
 
Algunos segundos después la cabeza pelirroja de Jack se asoma desde la puerta del piloto, luego camina hasta el otro lado para abrir la puerta y darle paso a Madeleine quien lo mira con entusiasmo. No logro escuchar lo que dicen, solo veo a Madi ponerse de puntillas y darle un beso en la mejilla.
 
Madeleine emprende su camino hacia el interior de la casa y yo solo siento mi corazón latir con intensidad dentro de mi pecho. Mi boca se seca, intento pasar saliva pero mi garganta parece haberse cerrado. ¿Qué mierda me está pasando? ¿A caso está a punto de darme un infarto?
 
Mi sangre hirviendo recorre mi cuerpo pero cuando veo a Madi frente a mí me quedo quieto, como si intentase que no me viera, pero lo hace, me mira por una fracción mínima de segundos.
 
- ¿No fuiste a la escuela para estar con él? – cuestiono de la nada pero ella me ignora. - ¡Madeleine! – hablo con fuerza para que por lo menos gire a verme.
 
- ¿Te importa? – inquiere deteniéndose en medio de las escaleras y sin mirarme.
 
- Sí. – respondo haciendo que se gire a verme.
 
Su cara grita en silencio lo que su cerebro piensa; ella simplemente no me cree.
 
Eres un puto mentiroso. – suelta sin más y vuelve a subir las escaleras.
 
Al final de éstas la alcanzo acorralándola entre el barandal. Analizo su rostro detenidamente. Estoy a punto de decir algo pero me empuja con fuerza, luego se va con rapidez a su habitación.
 
Siento mi pecho arder en llamas. No sé porque tuve este arranque tan loco, no sé porque la detuve o más bien, no sé qué es lo que me está pasando con Madi, que cada vez me vuelvo más vulnerable ante su presencia.
 
Hoy no pude estar tranquilo en la escuela debido a que ella no se encontraba ahí. Me pregunté si de verdad estaba enferma, quise llamarle para saber algo, lo más mínimo de su paradero, sin embargo, no pude hacer esa llamada. Le iba a llamar a su madre, pero tampoco pude hacerlo, no la quería meter en problemas.
 
Camil me preguntó por ella y no supe que decir, así que me dio un sermón del hermano que debería ser y del que soy. Pero es que mi intención no es ser su hermano, joder, me entregó su virginidad, eso no lo hacen los hermanos.
 
Madi me seduce con una sola mirada, su cuerpo es como un hipnotizante para mí y sus besos, ah, sus besos. Ella me encanta, es la amante perfecta, hasta aceptó mi regla de no meter sentimientos a este asunto. Regla que podría ser rota por mí, ya que al verla con ese pelirrojo idiota sentí lo más parecido a estar celoso. O quizá solo era preocupación, ¿No?
 

NARRA MADI:

 
P

ongo de nuevo la almohada contra mi cara y vuelvo a gritar, ahora lo hago con más fuerza que las veces anteriores. Me siento enojada, dolida y frustrada. Todo esto gracias al idiota de Byron.
 
- ¡Ya se está haciendo tarde! Los dos, ya salgan. – la voz de mi madre resuena por toda la casa, nos va a dejar sordos esta señora.
 
De inmediato ruedo los ojos y me levanto para salir de la habitación. Al poner un pie afuera me encuentro de frente con el idiota de esta casa, quien me mira fijamente.
 
- Buenos días. – dice mirándome a los ojos.
 
Sin responderle me apresuro a pasar al lado de él, sin embargo, me toma del brazo haciéndome frenar.
 
- Tenemos que hablar. – susurra sin mirarme.
 
- No tengo nada que hablar contigo. – respondo intentando sonar lo más fría y despiadada posible.
 
Byron suspira y de un jalón me introduce a su habitación que se encontraba abierta y cierra la puerta detrás de mí.
 
- ¿Qué es lo que pasa contigo? – cuestiona mirándome a los ojos.
 
- Más bien, ¿qué te pasa a ti? Te entregué mi virginidad y fuiste un patán conmigo, a los cinco segundos ya te estabas enredando con otra y en el mismo lugar.
 
- ¿De qué hablas? – cuestiona supuestamente confundido.
 
- No te hagas el tonto Byron.
 
- Madi, para empezar, no sé de qué me hablas y por último, recuerda que no somos novios, no tienes derecho de reclamar si estoy o no con otra chica, recuerda que esto es solo placer, sin emociones, sin compromisos. – lo miro y suspiro.
 
- Tienes razón, no soy tu novia, no tengo derecho, pero ya no quiero seguir haciendo esto. – digo decidida mientras lo miro a los ojos.
 
- ¿Estás segura? – cuestiona dando un paso hacia mí y sosteniendo mi cintura con sus manos.
 
- Sí. – respondo con la voz temblorosa y él me besa.
 
Un calor demoniaco comienza a invadir mi cuerpo desde que sus labios tocaron los míos. No puedo separarme de él aunque mi cerebro me grita que lo haga. Pero mi cuerpo se niega a detenerse. Lo deseo, lo deseo demasiado.
 
Sus manos viajan hasta mis glúteos donde comienza a masajear, su lengua baila junto con la mía dentro de mi boca. Es un beso húmedo, cargado del deseo de ambos. Deseo que debería ser pausado ya que los pasos de mi madre se acercan cada vez más a la habitación. Si ella nos encuentra así, lo más seguro es que nos mate a los dos. Me separo abruptamente de Byron y abro mis ojos a su total capacidad.
 
- Viene mi madre, ¿Qué hacemos?
 
- El balcón. – dice de inmediato y yo corro hasta allá.
 
Al llegar Byron me ayuda a cruzar pero antes de que lo haga completamente me detiene y me da un beso corto pero muerde mi labio dejándome un poco de dolor y un jadeo entre dientes.
 
Después de ese beso me apresuro para que mi madre me encuentre dentro de la habitación y no en el balcón. Pongo mi mochila en mi cama y hago como que me acomodo el uniforme. Estoy haciendo eso cuando mi madre entra a mi habitación y me mira con el ceño fruncido.
 
- Se hace tarde, vamos. – dice y sale de la habitación.
 
Ni si quiera me da tiempo de responder así que solo salgo detrás de ella y detrás de mí sale Byron de su habitación. Los tres caminamos hasta el coche de mi madre, frente a nosotros vemos salir a George de su casa.
 
- George llevó su coche al taller, hoy vendrá con nosotros y tú también Byron. – dice mi madre mirándonos.
 
- Me puedo ir en autobús Caroline. – dice Byron con seriedad.
 
- Tu padre me pidió que te llevara, no quiere que vuelvas a faltar, así que sube.  – ordena mi madre y a mí se me sale una risilla.
 
Byron me mira mal y George también se ríe.
 
Todos entramos al auto sin decir más. Una media hora después llegamos al colegio, Byron y George se bajan primero. Yo me quedo tomando un poco de agua.
 
- ¿Qué te pasó en el labio? – cuestiona mi madre mirándome.
 
- ¿En el labio? – pregunto fingiendo sorpresa.
 
- En el labio, ahí. – apunta mi labio inferior.
 
Frunzo el ceño y me miro en el espejo del auto. Veo una parte de mi labio rojo y un poco inflamado, siento mi corazón acelerarse y miro a mi madre.
 
- No tengo idea mamá.
 
- ¿Será un brote alérgico? – cuestiona tomándome del mentón y mirando con cuidado mi labio. – O quizá lo mordiste mientras dormías.
 
- Quizá fue eso mamá, pero se hace tarde, ¿Qué te parece si después de mi primer clase voy a la enfermería para que me revisen y te aviso lo que me diga la enfermera? – propongo esperando que diga que sí.
 
- Está bien, pero me avisas, Madi.
 
- Sí mamá, yo te aviso. – respondo y de inmediato bajo del auto para adentrarme al colegio.
 
Siento mis manos temblar, seguro que si me hubiera quedado más tiempo dentro del auto mi madre habría sospechado que en realidad no es un brote alérgico.
 
Sigo caminando pero por inercia tapo mi labio cada que los demás me miran. Sé que no tiene nada de malo, a nuestra edad el noventa y nueve por ciento de los jóvenes ya nos besamos con una o varias personas, así que no, no es eso lo que me avergüenza, sino el hecho de que quien me mordió fue mi hermanastro, algo que solo él y yo sabemos pero aun así me avergüenza.
 
Entro al salón y me encuentro a Camil platicando muy animada con Jack y en una de las esquinas del fondo se encuentra Byron y al lado George.
 
Byron me mira con indiferencia por unos segundos, en cambio George me mira  con una amplia sonrisa en el rostro. Vuelvo mi mirada a Camil y a Jack, quienes ahora también me están mirando.
 
- Bueno, yo me voy porque esta clase no me toca. – dice Camil pasando al lado mío y dándome un pequeño empujón con la cadera.
 
Solo sonrío al igual que Jack y luego la vemos marcharse. Jack se acerca a mí manteniendo la sonrisa, pero solo hasta que ve mi labio.
 
- ¿Qué te pasó en el labio? – cuestiona mirándolo.
 
Yo me pongo nerviosa, muy muy nerviosa. Ahora mismo podría incluso derretirme como gelatina o mejor que se abra la tierra y me trague.
 
- Se pegó esta mañana, es muy torpe. – le responde Byron sin siquiera mirar hacia nosotros.
 
Dejo salir un pequeño suspiro, aunque me molesta que me haga quedar como una torpe frente a Jack, pero no voy a negarlo, eso suena creíble. Jack lo mira por un momento y cuando regresa la mirada a mí ruedo los ojos para que parezca que estoy molesta por lo que dijo Byron.
 
- ¿Torpe? – respondo cruzando los brazos.
 
Byron levanta la mirada para verme y frunce el ceño.
 
- Es verdad, eres torpe. – vuelve a decir.
 
- Y tú un sin cerebro. – suelto sin más y Jack comienza a reír.
 
- Acertaste. – habla George riendo al igual que Jack.
 
- Sí, de verdad lo hiciste. – añade el pelirrojo y Byron lo fulmina con la mirada.
 
- ¿Qué dijiste? – cuestiona Byron levantándose y poniéndose frente a Jack.
 
- Solo afirmé que eres un idiota sin cerebro. – responde dando un paso hacia mi hermanastro.
 
- Byron, cálmate. – le pide George pero Byron parece no escuchar.
 
Todos los ojos se posan sobre nosotros, no sé qué hacer, me quiero esconder pero a la vez quiero evitar que se vayan a golpear o algo por el estilo.
 
- Eres el más tonto del salón, ni si quiera sabes cuánto es uno más uno, ¿pero yo soy el sin cerebro? – escupe Byron entre dientes.
 
Veo como los puños de Jack se aprietan a sus costados y sin esperarlo uno de esos puños se impacta contra la cara de Byron. Él está a punto de responderle el golpe y lo único que se me ocurre hacer es abrazarlo.
 
Sujeto a mi hermanastro con todas mis fuerzas, mi oído queda contra su pecho y juro que puedo escuchar los latidos acelerados de su corazón y su respiración agitada. Sus brazos están atrapados debajo de los míos, por lo cual, no los puede sacar, pero es que ni si quiera lo intenta.
 
- Suéltame, no le haré nada. – susurra cerca de mi oído y yo lo suelto.
 
Byron sale de inmediato del salón y todos miran la escena mientras susurran cosas que no logro escuchar. Cuando veo a Jack, su cara lo dice todo, este abrazo resultó sumamente sospechoso para él.
 
- ¿Estás bien? – le pregunto mirando su mano.
 
- Sí. – responde dando una media sonrisa.
 
- Bien. Ahora vuelvo. – digo dándome la vuelta y yendo tras Byron.
 
Camino buscándolo por todas partes hasta que lo encuentro en la cancha de fútbol, está sentado en las gradas mientras mira hacia enfrente.
 
- ¿Qué haces aquí? – cuestiona sin mirarme.
 
- Vine a ver cómo estás. – respondo mirándolo.
 
- Estoy bien, ya puedes irte con el pelirrojo.
 
Ruedo los ojos y me siento al lado de él.
 
- Toma, ponte hielo para que no se…
 
- No tienes que cuidarme. – me interrumpe levantando la cabeza para verme.
 
- Soy tu hermana, se supone que debo hacerlo. – digo con sarcasmo.
 
- No eres mi hermana y lo sabes, lo sabemos. – me mira a los ojos pero de inmediato quita la mirada. – Ve con él.
 
- Byron…
 
- No, ¿sabes qué? No, no quiero que vayas con él. Sé que no debo prohibirte nada pero quiero hacerlo. – se levanta mientras sujeta su cabeza con ambas manos. – Rompamos la regla. – dice de la nada volviendo a sentarse al lado mío.
 
Mi corazón se acelera al igual que el suyo cuando lo estaba abrazando, lo miro a los ojos y parece ser sincero lo que dice, sin embargo, no tengo idea que debería responder.
 
Byron es solo un deseo prohibido, un riesgo que estuve dispuesta a correr y Jack es la única persona que me hizo sentir tan bien desde que llegue aquí.
 
¿Y a que se refiere con “romper la regla”? ¿Deberíamos comenzar a involucrar los sentimientos? Pero si acaba de sugerir eso es porque él ya los involucro, ¿no?

DESEO PROHIBIDO 🔞Where stories live. Discover now