Capítulo 18

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Joan

La sensación de desesperación se va apagando poco a poco, pero, el que mi niña haya tenido la capacidad de pedir mi ayuda de esa manera implica que tuvo que sentir mucho dolor.

— ¿Qué le pasa a Renata? — me pregunta con angustia notable Lexi.

— Necesita ayuda, tenemos que ir con ella.

— ¿Tenemos? — pregunta Tara.

— No pienso dejar a nadie aquí, todos irán — mi mirada se fija en Lexi, los ojos de este lugar — ¿Viste lo que Vladímir guardo en el sótano? — ella asiente lentamente — Bien, súbelo en la cajuela del carro, Raúl, ayúdale por favor.

Los dos entran a la casa, mientras mi hijo ayuda a levantarme.

— Tara y Elizabeth, suban a los Portadores al carro — ellas van sin duda — Dante, tú te quedarás aquí.

Antes de poder irme, él me toma del brazo ligeramente fuerte.

— No, madre, no me puedes irte, no puedes dejarme — me dice, con la súplica en sus ojos.

Me duele volver a dejarlo, me duele saber que si lo tengo cerca puede salir herido. Mantenerlo lejos es la forma más segura de mantenerlo con vida.

— Cariño — mi mano va directamente su mejilla, la acaricio con delicadeza — No puedo dejar que te pase algo, no cuando has tenido que pasar por mucho.

— Me enseñaron a como usar mi poder, tal vez no sea tan fuerte como lo pude ser sino que me hubieran quitado mi sangre. Pero tu magia y la magia de papá sigue en mí, yo puedo cuidarte.

— ¿Cuidarme? — lo que quiere hacer, lo que él de verdad quiere es algo que no debería estar pensando — Amor, yo soy la que te tiene que cuidar.

— Quiero ir, necesito ir.

Sé que si va conmigo verá cosas que nunca más podrá olvidar, cosas que preferiría solo supiera el contexto. Pero si él quiere, si él necesita ir para poder protegerme, lo dejaré ir.

— No quiero que te metas, ¿entendiste? — le pido.

— Solamente lo haré si me veo en la necesidad.

— Claro.

Sí, no puedo obligarlo, pero su padre debe cuidarlo. Él no dejará que le pase algo.

Tara

— ¿Cómo los moveremos? — me pregunta la pelinegra a un lado de mí.

Mientras miramos los tres cuerpos tumbados en la cama.

— Los hechizos de Joan se han debilitado por su poca fuerza que tiene ahora. Lo puedo notar, es casi nulo.

— ¿Y eso es bueno?

— No, no lo es, significa que ella está muy débil para lo que quiere hacer — me acerco a los cuerpos y extiendo mi brazo hacia ellos — Sin embargo, para nosotras es más fácil el trabajo, puedo manipularlos sin lastimarme por el hechizo de Joan.

— Eres muy buena en eso — comentario que realmente me saca un poco de onda, pero igual lo dejo pasar.

— Sus mentes son la mía, su cuerpo es el mío y desde ahora cualquier acción es mía — pronuncio cerrando los ojos para concentrarme en la magia.

Las personas se levantan de manera lenta y al mismo tiempo, como si estuvieran hipnotizados, bueno lo están.

— Vamos — tomo la mano de Elizabeth para guiarla.

Magia Letal (Segundo Libro ✔️) Where stories live. Discover now