Capitulo 4: el enemigo me seduce

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SARAH.

Desperte en la casa de Patrick, anoche nos quedamos bebiendo hasta las 2:00 de la mañana, tuve que explicarle varias veces el por que dormí con Cloe, el solo reía mirando el techo y luego me apuntaba con su dedo, mientras volvía a reír, tuve un ligero enojo por eso, me sentía tonta por haberle contado y justo cuando me quería levantar, el solo me dijo " Ustedes dos van a terminar quitándose el enojo y el odio de otra forma que no sea a  golpes", sabía a lo que se refería, me levanté y me encerré en una de las habitaciones, hasta quedarme dormida.

Pase mis manos por mi rostro para poder despertar por completo, me sentía abrumada por todo lo que estaba pasando en mi vida, el divorcio y el no saber si está bien o mal, que haya tenido que dormir en la casa de Cloe.
Escuche que la puerta fue abierta, mire a Patrick asomándose para mirar si ya estaba despierta.

—Porfin, ya te despertaste.—cerró la puerta detrás de él y se lanzó a la cama.— Como dormiste?— preguntó curiosamente mientras jugaba con un mechón de mi cabello.

—Bien, esta habitación es fresca y cómoda.—suspire después de decir lo último.

—Sabes que después de que firmes esos papeles, puedes quedarte aquí, el tiempo que necesites.—Su mano acaricio mi mejilla.

—Quizás o tal vez piense en mudarme para otro lado.—mis ojos lo volvieron a mirar, se miraba demasiado tierno cuando intenta reprimir sus labios para no soltar algún puchero.

—Pensé que te quedarías.—colocó su cabeza en mi hombro.—Tenemos toda la vida aquí Sarah, crecimos aquí.

Solté un suspiro, mientras pasaba mis manos por su sedoso cabello.—Quizás el cambiar de ambiente, me haga sentir mejor.

Levantó su cabeza para mirarme bien, sus ojos estaban cristalizados y sus mejillas se habían puesto rosas.

—Crecimos juntos escuchando a taylor Swift.—solté una pequeña risa.—hay muchos recuerdos aquí y justo en este apartamento.

Sonreí al recordar las noches de karaoke en donde cantábamos canciones de Taylor Swift a todo volumen, los vecinos tuvieron que poner una queja y casi corren a Patrick de aquí.

—Dime que lo pensarás, dime que te quedarás aquí.—me miró esperando una respuesta o algo.— no dejes que un hombre te quite las ganas de disfrutar la vida o que haga que te alejes del lugar que te miro crecer.

—Lo pensaré Patrick.—acaricie su mejilla y lo abracé con fuerza a mi cuerpo.

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Ahora Estaba en casa, terminando de alistarme, mi madre me había pedido ir a comprar unas cosas al supermercado, ya que ella saldría a merendar con sus viejas amigas.
Escuche el timbre sonar varias veces, parecía que se había olvidado las llaves.

—Ya voy mamá.—coloque el último arete en mi oreja y baje casi corriendo de las escaleras.—se te volvieron a olvidar las llaves.—abrí la puerta y borre toda sonrisa que había en mi rostro.

¿Qué hacía ella aquí?

—Perdón por molestar Fill.—sonrió mientras pasaba por mi lado.— pasaba por aquí y se me ocurrió venir a saludarte.

Cerré la puerta y la jale hacia la pared, sus mejillas estaban rojas junto con su nariz.

—Que haces aquí Cloe?.—apreté sus hombros

—Tranquila fill, solo vine a visitarte.—su mano viajo a mi cintura para acercarme.— o te molesto mi visita?.

Recorrí su rostro con mi mirada, no tenía ninguna expresión, pero sus labios estaban temblorosos, parecía que quería sonreír pero reprimía esas ganas de hacerlo, sus pupilas estaban más dilatadas que de costumbre.
Su mano apretó mi cintura y me alejo de ella, escuche como soltó una pequeña risa.

—Lárgate Cloe.—me volteé para verla.—Tengo cosas que hacer y solo me haces perder el tiempo.

—Enserio?— toco su corazón, como si mis palabras la hirieran.—Pensé que tenías tiempo siempre para mí.—quitó su bufanda y la colocó en el respaldo de la silla.

—Hablo enserio Cloe.—mis uñas se encajaban con mi palma, sentía tanta desesperación y poca paciencia para este tipo de problemas.

—Fill, Nunca te pregunté, cómo te gusta que te digan?.— pasó sus dedos por los cuadros que estaban enmarcados, giró su cabeza para mirarme por encima de su hombro.—Entonces?

—Eso no te incumbe.—subí mis mangas hasta mis codos.—deberías de agarrar tus cosas e irte ya.

—O podría quedarme y hacer algo divertido—me miró.—quizás algo que haga entrar en calor nuestros cuerpos.—Sonrió y volvió a girar su cuerpo dándome la espalda.

Recordé lo que dijo Patrick, era absurdo, yo estar con una mujer o peor aún, con la amante de mi marido...ex marido.

—Saca el vodka.—quitó su sudadera y la lanzó en uno de los sofás.

—Te lo volveré a repetir Cloe, Lárgate de mi casa.—camine hacia ella.

—O si no que fill?.—su mirada se encontró con la mía, aquellos ojos daban miedo con tan solo sostener la mirada, sentías que atravesaban cada parte de ti.

—Llamaré a la policía.—me giré para buscar mi celular, pero no estaba en ninguna parte.

—Buscabas esto?.—la miré rápidamente, tenía mi celular en sus manos.

—Damelo.—extendí mi mano hacia ella

—No.—sonrió

—Dámelo.—me acerqué para quitárselo, pero fue un intento fallido.—déjate de juegos infantiles Cloe.—volví a intentar pero volví a fallar.

—Te vez tan tierna intentando quitármelo.—rio mientras me volvía a mostrar el celular.

Me abalancé sobre ella, su espalda chocó con el sofá y yo quedé sentada en su regazo, sostuve sus manos para quitarle mi celular.
Baje mi mirada y sus ojos recorrían mi cuerpo, sus manos apenas movían un dedo.

Levante su barbilla para que me mirara a los ojos.—Te gusta tenerme encima?.—sonreí

Sus manos apretaron mis piernas y movió su cuerpo un poco para quedar casi a mi altura, tragué saliva al ver lo cerca que estaba de mi.

—Y si te digo que me gustaría más verlo sin esto puesto.—sus dedos bajaron el tirante de mi camisa.

Estaba inmóvil, mi cuerpo no reaccionaba, quería alejarme de ella pero no había ningún movimiento de mi parte, sus dedos acariciaban mi hombro, mis ojos miraban a los suyos.
Su mano recorrió mi clavícula hasta mi mandíbula, su pulgar se detuvo en mi labio inferior.

—Tengo tantas ganas de besarte.—su aliento chocó con mi boca.

Cerré los ojos y......

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Hola bebés, como están?, me extrañaron?.

Perdon por mi ausencia, pero es que tuve algunos problemas personales que me impedían tener inspiración para escribir, pero ahora que están resueltos, estaré al corriente de esta historia.

La última estación. Where stories live. Discover now