Ánimaremágnum

Elegíaca Pira

Cada añorante pétalo se torna espigada descomunal
por cada sollozo que se arrebata voluntariamente, la bóveda del cráneo esbozado

Aquella libídine inmolada
es una danza errante
¡Cortejo verdeado en vasto martirio!
Oh, una majestuosa fábula de los poemas más recónditos
¡Entre elegía y vigilias de un sueño!

Cada suspirante ósculo se envuelve en el calinoso baño de tus cartas
Mientras, una sublime partida es retratada desde un corazón antropófago
Dejando agonizar, a la joya del Eros, en su fructífera Candelada
¡Ay, de las caricias!
¡Ay, de sus susurros, casi jadeantes!

¡Ay, labio dulzón de la oscuridad!
La lluvia suaviza el rubor de los sedales
hasta donde llegará a ser el amanecer de las melifluas arreboladas

Porque los soplos vivientes regresan al cerro
Como el viento, al vientre de la mar
Donde pertenecen al florecimiento absoluto de la voz silente