segundo contacto

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Hora de descanso.

Los de biotecnología no tenían clase y los de su carrera, tampoco.

Era su momento.

Se acomodó su corta falda y su escote, y se puso un chicle de menta.

—Fischl, tienes el móvil, ¿cierto?

Dieciocho años, pero mentales... tenía muchos menos.

—Diluc se esconde en las máquinas expendedoras detrás del edificio, nadie va a allí.

Fischl claramente seguía sin ver bien ese plan. Pero, ¿cómo mierda se lo iba a decir a Lumine?

Las dos chicas empezaron a andar, y Lumine dejaba que el viento acariciara su bonita melena y levantara un poco el borde de su falda.

Cuando dieron la vuelta, sonrió al ver al chico de gafas, aunque cuanto más pasos daba, más frío sentía en su propio cuerpo.

¿Qué pasaba? ¡Nunca le había pasado eso!

—Yo me quedaré aquí, empezaré a grabar.

Susurró Fischl escondiéndose, y Lumine se dio la vuelta en busca de ayuda, pero Fischl ya estaba demasiado metida en su papel.

Sus piernas temblaban.

Y su corazón palpitaba con fuerza.

Ya no era tan graciosa la idea.

Cogió el vuelo de su falda con nerviosismo, y se acercó a él con timidez.

Joder, ¿dónde quedó la Lumine dominante?

Diluc había notado la presencia de alguien.

Y sabía perfectamente quién era ese alguien.

Levantó la mirada y al encontrarse a la chica, se acomodó las gafas.

Los dos se quedaron mirando fijamente en completo silencio.

Y Fischl grabando escondida, no sabía si estaba grabando la humillación de Diluc o de Lumine.

La rubia tragó duro de su saliva, y soltó su falda para echar su pelo hacia atrás.

Bien, era su momento.

—¡D-Diluc Ragn-! Bueno, como te llames, que conste que-

—¿Qué? ¿Eres mi admiradora secreta? ¿Te vas a confesar?

Tanto Lumine como Fischl se quedaron boquiabiertas.

—¿Cómo? ¿¡Cómo te atreves a pensar que tú me llegarías a gu-?!

—Si no es así, entonces vete.

Lumine lo tenía muy difícil.

Lo más sano era no insistir.

Pero ella necesitaba dejar claro quién mandaba.

Ese chico iba a ser aplastado por ella como el jodido marica que era.

Diluc al ver como la chica se quedaba quieta mirándole con rabia, abrió su bebida energética y empezó a beber de esta mirándola con curiosidad.

¿Esta loca de donde había salido?

—¿Qué miras?

—Eres un idiota.

—Y tú una egocéntrica y nadie te dice nada.

—¡Nadie me dice nada porque no lo soy!

—Me das pena.

Lumine estaba cavando su propia tumba por su necesidad de tener la razón y de sentirse superior ante la gente.

favorite. (diluc x lumine)Where stories live. Discover now