"Contar Hasta diez"

923 60 17
                                    

No podía recordar a ciencia cierta en qué momento su compañero de cuarto se había convertido en una persona que, por las noches, ronca más que respira. Normalmente no le molestaba ese ruido, después de tantos años ya se había acostumbrado, pero en ese momento le estaba poniendo histérico. Casi no había dormido en toda la noche y aún así no tenía sueño. Quería levantarse, hablar con Dumbledore, descubrir qué estaba pasando... ¡Hacer algo! Sentía que estaba perdiendo el tiempo, necesitaba encontrar una solución cuanto antes.

Y luego estaba Ginny, su Ginny. Estaba decidido a contarle todo. No sabía cuándo ni cómo, pero le iba a contar todo. Si volvía a un mundo en el que lo más probable era no volver a verla, quería que estuviesen juntos una vez más, quería besarla una vez más... Pero en esos momentos Ginny debería estar pensando que se había vuelto loco de una día para el otro o peor, que estaba jugando con ella. Él y sus malditos impulsos... tenía que aprender a contar hasta diez antes de actuar en algunas ocasiones. Ron volvió a roncar y ya no lo aguantó más, tenía que salir de allí. Abrió las cortinas de su cama y la luz que entraba por las ventanas le dio de lleno en los ojos. Se vistió con lo primero que encontró y salió de la habitación intentando no despertar a nadie.

Los pasillos del castillo estaban casi desiertos, era demasiado temprano como para que hubiese muchas personas despiertas siendo vacaciones. Se dirigió al Gran Comedor, con un poco de suerte podría desayunar tranquilo, sin los recuerdos de Cedric y Snape a sus espaldas. Traspasó las puertas y se extrañó al ver sólo a unas diez personas en todo el comedor. Comenzó a caminar y se dirigió a la persona más conocida que había en el lugar. Neville, desde el otro extremo de la mesa de Gryffindor, le sonreía con un tenedor en la mano.

- Hola, Harry.- Le saludó mientras se sentaba en frente suyo.

- ¿Qué hay Neville?- Este se encogió de hombros y siguió comiendo sus huevos revueltos.

- Todo está muy tranquilo.

- Es Navidad, la gente aprovecha para dormir.

- Supongo que sí.

Todo el mundo durmiendo y él con ganas de acción. Comenzó a servirse un par de tostadas y zumo de calabaza mientras se daba cuenta de que no había notado la ausencia de Neville en su cama cuando salió del cuarto.

- ¿Por qué estás despierto tan pronto?

Neville enrojeció de inmediato ante la pregunta y simuló no haber escuchado nada.

- ¿Neville?- Este le miró de reojo y resopló.

- ¿Prometes no reírte y no decir nada?- Harry asintió y su amigo dirigió la mirada a su plato mientras hablaba.- Yo... he estado en la sala común, bueno... practicando.

- ¿Practicando?

- Sí, ya sabes... mmm... bailar.

- ¿Has estado bailando solo en la sala común?- Preguntó levantando una ceja.

- Ayer quedé con Ginny para que me ayudara un poco, pero no sé qué pasó que desapareció y no la vi.- Harry suspiró. Él había pasado.- Luego, a la noche, cuando tú te fuiste con Hermione, vino al cuarto a pedirme disculpas y quedamos esta mañana.

- Así que has estado bailando con Ginny...

- Sí, ¡pero sólo como amigos!- Se apresuró a aclarar.

- Lo sé.- Sonrió Harry.

- De todos modos, es como si hubiese bailado solo. Si a lo que yo hago se le puede llamar bailar.

- ¿Qué quieres decir con eso?

- Pues que no sé coordinar y siempre acabo pisando a...

- No,- le interrumpió Harry.- Me refiero a qué quieres decir con que es como si hubieras bailado solo.

𝑨 𝒕𝒓𝒂𝒗𝒆́𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Where stories live. Discover now