"Carta desde el Corazón"

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Una tímida Cho Chang de 15 años le miraba desde el otro lado de la sala con una carta en la mano.

Lo olvidaba. En esos momentos él debería estar bebiendo los vientos por Cho y deprimido porque le había dado calabazas… ¿Qué se suponía que debía decirle?

- Hola… No, no me has asustado, tranquila.

La chica le dedicó una pequeña sonrisa y él desvió la mirada hacia otro lado. Era raro tenerla en frente mirándole a los ojos sabiendo que Cho pensaba que estaba enamorado de ella. Algo cierto para el Harry de catorce años al que le había costado horrores reunir el valor suficiente para pedirle una cita. Pero él no era el mismo Harry, no tenía catorce años y no estaba enamorado de Cho Chang. No de ella…

Pero ese no era el momento de pensar en esas cosas, había ido hasta la lechucería por Sirius, tenía que concentrarse. Levantó la vista y miró a Cho inclinando levemente la cabeza. Se acercó hasta el lugar donde se encontraban las lechuzas descansando y comenzó a buscar a Hedwig. Sin necesidad de ser llamada, la preciosa lechuza blanca voló hasta él y se apoyó en su brazo. Harry se quedó paralizado unos segundos. Aquella noche de verano en la que había llegado a La Madriguera después de huir de Voldemort pensó que nunca volvería a ver a su pequeña amiga con alas. Levantó la mano y la acarició suavemente en la cabeza, con miedo de que el contacto la hiciese desaparecer como en un mal sueño.

- Hola… ¿Qué tal amiga?

Hedwig se frotaba contra los dedos de su amo mientras emitía unos pequeños ruiditos de satisfacción.

- Es muy bonita, Harry.- Le dijo Cho a su espalda.

- Sí, lo es.

Las palabras de su compañera le devolvieron a la realidad y volvió a mirarla mientras dejaba a su lechuza en uno de los postes que había esparcidos por la sala.

Cho le miraba nerviosa y algo sonrojada.

- Oye…

- ¿Qué?

- Nada, sólo quería decirte que… bueno…

Notó como a la chica le costaba decir aquellas palabras, seguramente por vergüenza. Y se sorprendió a sí mismo al darse cuenta de que él, a pesar de lo extraña que se le hacía la situación, estaba tranquilo. Como muy bien se había recordado él mismo hacía unos segundos, ya no era el chico de catorce años al que se le trababan las palabras cuando la veía o derramaba el zumo de calabaza por la boca al sonreírle torpemente.

- ¿Querías algo o no?

No quería sonar borde, pero también era cierto que tenía mejores cosas que hacer que estar compartiendo casi palabras con Cho Chang.

- Decirte que lo siento.- Se acercó a él peligrosamente y le acarició el brazo mientras continuaba hablando.- Siento mucho no poder ir al Baile de Navidad contigo, de verdad. No sabes cuanto lo siento.

Harry miró la mano de Cho sobre su brazo y luego a ella. Era gracioso pensar lo poco que parecía que le agradaba ir al baile con Cedric en ese momento y lo mucho que le lloró después. Cedric… Aún no sabía qué cara iba a poner al verlo.

- Me crees cuando digo que lo siento, ¿verdad?- Preguntó la chica acercándose un poco más a él.

- Supongo.

Pudo notar como la simpleza en sus palabras sorprendía a Cho. El Harry de entonces hubiese estado tartamudeando y poniéndose más rojo que las orejas de Ron cuando se avergonzaba. Igual era mejor intentar actuar como él lo hubiese hecho hace unos años, pero tenía otras cosas en la cabeza y no podía evitar sonar indiferente.

𝑨 𝒕𝒓𝒂𝒗𝒆́𝒔 𝒅𝒆 𝒍𝒂𝒔 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒔Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt