Otra mirada fria

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Capitulo 2

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El sol comienza a ocultarse y las personas en el parque a marcharse.

Es extraño como pasa el tiempo volando cuando haces algo que te agrada. En la agencia siempre senti que el tiempo era cargado por una tortuga, pero al estar ahí en ese parque que me traía muchos recuerdos hermosos el tiempo pasó volando.

Tal vez después de todo creo que Mildred tiene razón. Mi lugar no es en una oficina.

<<¿Entonces dónde?>>

Eso querida conciencia aún no lo sé.

Me incorporo para después tomar la caja donde traígo las cosas de la agencia para ir a casa. En la cual no quiero estar por cierto. Esa es otra de las razones por las que habia elegido trabajar en la agencia. Mi tiempo estaba totalmente limitado y cuando llegaba a casa esta se encontraba vacía o todos en ella dormian, pero debo de regresar. Por el contacto de los rayos del sol en mi piel, está ha comenzo arderme. Me temo que jamás podre tener un bronceado perfecto porque mi linda y sensible piel al contacto del sol le da por volverse roja y al mínimo toque en ella duele.




Despues de unos minutos caminando soltando quejidos al avanzar con la caja en brazos por la acera, undolor insoportable en mis pies cuasado por los malditos tacones que llevo puestos me acompaña en cada paso, el pensar que aún me falta más camino que recorrer para llegar a casa me hace querer desecharlos y seguir descalza, no obstante los tacones de verdad son hermosos, pero justo ahora los odio, pero no al punto para desahacerme de ellos.

Maldigo por el hecho de haber perdido las llaves de mi auto justo ahora. Tal vez si hubiera traído mi auto hubiera llegado puntual a mi trabajo y no me hubieran despedido. O tal vez si, no lo sé.

Me detengo en la entrada de una casa con un enorme jardín lleno de rosas para descansar un poco. La zona en la que vivo está llena de casas inmensas y modernas. Mi casa de hecho es una de las más grandes de la zona. Por ello muchos no entienden mi empeño en querer tener solo lo indispensable en mi vida si mi madre es millonaria. Eso me recrimina un sin fin de veces Enzo. Por lo que le digo que es su dinero no el mío.

<<Comentario de personas ricas, que dirás ahora que el pobre es pobre porque quiere>>

Ruedo los ojos por el odioso comentario de la voz de mi conciencia.

En mi parada agradezco haber comprado una bebida en el parque ya que me encuentro completamente desihidratada. Llevo casi todo el contenido de esta a mi boca totalmente reseca e hilos de la bebida se escapan de la comisuras de mis labios. Al ergirme me limpio un poco con el dorso de mi mano. Si, tal y como una dama lo haría.

Por el maldito calor y mi baño en cafe ya no llevo la blusa de mangas sino una de tirantes que suelo trer debajo siempre. Estoy por volver a avanzar, pero la voz de una precencia maligna me llama.

Maldiciendo por el encuentro que espero y fuera accidental y no planeado paro.

—Hey— escucho a un lado de mi.

La voz me tensa, la conozco perfectamente y aún me parece jodido que el dueño de esta la utilicé para hablarme.

—Justin— suelto con desagrado que espero y se refleje en mi rostro.

El desconocidoWhere stories live. Discover now