Capítulo 4: Estrategia

13 0 0
                                    


Goldie Rebbans, del distrito uno, en cambio, tenía las cosas más claras. La única forma de ganar era tener una buena estrategia. Era lo que siempre decía Iris Young, vencedora de los decimoséptimos Juegos del Hambre. Una regla que estaba decidida a seguir porque ella, al contrario de Corin, su compañero de distrito, no había sido votada en contra de su voluntad: era una profesional.

Y, si bien no era la mejor del distrito, como la chica que se había presentado voluntaria el año pasado (y muerto en los juegos, algo en lo que prefería no pensar), tenía la suficiente habilidad para ganar los juegos. O al menos eso le había dicho a su madre, en el edificio de justicia.

Porque no podía permitirse perder después de todo lo que había hecho para llegar a aquel momento. Subida en aquella tarima, frente a su distrito, mientras juraba que les haría sentir orgullosos de haberla votado, cuando en verdad el orgullo del distrito uno le importaba bien poco, únicamente el dinero que le proporcionaría la victoria

Y es que la familia Rebbans tenía algo impensable en el distrito del lujo. Algo que fácilmente le haría caer en vergüenza en cuanto se descubriese, aunque dado que estaba en los juegos del hambre, la vergüenza y el deshonor era en lo último que se podía permitir pensar: deudas de juego.

Y ella estaba más que decidida a participar en los juegos para poder saldarlas; sobre todo desde que la habían descubierto haciendo trampas en el casino de su distrito, tiempo atrás, cuando salió el anuncio del vasallaje.

Y decidió intentarlo.

Ahora, en cambio, mientras esperaba a que su escolta regresara junto a sus mentores, se preguntaba si hizo lo correcto. Matar es fácil, solía decir Nate, mientras adiestraba a los cadetes, en la academia. Es tétricamente fácil y lo necesario para sobrevivir una vez te lanzas al juego. Era lo que pensaba ella también. E incluso así se sentía molesta.

—¿Puedes dejar de reaccionar así? —Le dijo a su compañero de distrito, que no había dejado de observarla como si fuese una especie de monstruo. Corin había llorado en el edificio de justicia, había llorado y ni siquiera se había molestado en retocar su rostro antes de venir. Le resultaría irritante si no fuera porque el chico ni siquiera era profesional. —Yo no tengo la culpa de que estés aquí. —Él asintió.

—Lo sé, lo sé. —Admitió Corin, intentando mostrarse fuerte, ante la situación en la que se encontraba. —Pero es que no paro de pensar en que de haber sido un año normal alguien se habría presentado voluntario por mí ¡Estúpido vasallaje! —Goldie desvió la mirada, intentando no sentir molestia por su debilidad y fracasando estrepitosamente.

—¿Tienes idea de por qué has salido elegido? —Inquirió con una curiosidad menos inocente de lo que parecía. El chico negó. —¿Alguna persona que se beneficiaría de verte muerto? Tu padre tiene un gran imperio a sus pies. —La simple inquisición hizo que se pusiera pálido, ¿en verdad alguien se atrevería a eso? ¿Mandarlo a los juegos por un beneficio personal? Al parecer sí.

—Tengo mis sospechas. —Murmuró, en respuesta. —Lástima que no lo haya pensado antes, podría haberme preparado. —Se encogió de hombros, era demasiado tarde para arrepentirse, o lo afrontaba con fortaleza, o moría en el intento.

Justo en ese momento llegó el escolta, acompañado de Nate e Iris, aunque ella parecía algo alicaída. Lo había estado desde el fin de los juegos pasados, cuando un accidente, sucedido a su mejor amiga, le hizo recordar que cada acto tenía sus consecuencias. Desafiar a la presidenta no era bueno, estaba claro, pero, por fortuna, tenía una técnica alternativa este año.

—Anímate Corin. —Le dijo Dimitri, el escolta, procurando mostrarse amable. —No todos los vencedores son profesionales. Puedes subsistir. Ambos pueden. —Iris desvió la mirada, guardándose sus opiniones sobre el asunto. El chico le daba pena, pero había que ser realista. No todos los vencedores de los juegos eran profesionales, pero desde que estos existían la corriente a su favor era la dominante. —Tengo el vídeo de cosechas aquí, pero antes, ¿quién va a ser mentor de quién? —Goldie abrió la boca para opinar, pero el vencedor de los decimocuartos juegos se le adelantó.

Primer Vasallaje: Cárcel emocionalWhere stories live. Discover now