Niego con el ceño fruncido a sus palabras, mi esposa hace un puchero que se me hace demasiado encantador para negarme a cumplirle los caprichos.

—Anda, cucciolo—

—No— niego— ¿Para que quieres tatuarte?—

—Por que sí— sonríe— me veré más sexy—

—Solnischko, ya eres sexy así— la beso brevemente— muy sexy— acaricio suavemente la piel de sus caderas— y tu piel, es perfecta así—

—Lo sé, sé que soy la mujer más hermosa y sexy que has visto en tu vida— me río ante su ego— pero, realmente. Quiero hacerme uno, me gustan los tuyos en tus brazos, quiero tener uno para combinar contigo—

—Eres una cursi— bufo con burla.

—Tú tampoco te quedas atrás, Xander— sonríe— entonces, ¿me llevas?—

Finalmente, suspiro y asiento en resignación.

—Bien, te llevaré—

Me río cuando se abalanza sobre mí y sus piernas se enrollan alrededor de mis caderas, logro mantenerme en mi equilibrio mientras sus manos toman mi rostro, para comenzar a besarme en diferentes partes.

—¡Gracias, gracias! ¡Te amo!—

—También te amo, solnischko—

Niego divertido ante ese recuerdo, vaya sorpresa que me llevé al verla salir y mostrarme el tatuaje que se había hecho.

Cierro la revista en el momento en que veo a mi esposa salir del cubículo donde se encontraba con mi tatuador, me da un asentimiento antes de mirar de nuevo a mi solnischko.

—¿Y bien?— inquiero— ¿Qué tal te ha ido?—

Una sonrisa se asoma en sus labios, aquella que me gusta mirar cada mañana.

—Fantástico, dolió un poco— asiento— pero todo bien—

—Ajá— digo con interés— ahora, quiero saber que es—

Veo como rueda los ojos.

—Tendrás que esperar—

—No— refuto— bruja, te traje hasta aquí en contra de mi voluntad. Así que necesito saber si valió la pena, tu manipulación hacia mí—

—¿Te manipulo?— arquea una ceja.

—Todos los días, siempre te sales con la tuya—

Se ríe un momento antes de levantar ligeramente su camisa de lado izquierdo, donde se ha hecho el diseño.

Mis cejas se arquean en evidente sorpresa y la respiración se me entrecorta ligeramente al ver la rosa negra que adorna en sus costillas pero, no era cualquier rosa negra.

Era un símbolo.

El símbolo de la Bratva.

—Esto...—

—Lo sé, es una locura—

—Demasiado, solnischko— bajo la tela de su camisa, para mirarla a los ojos— ¿Estás segura de esto, Valentina? Por qué...—

—Sé que no hay vuelta atrás— me interrumpe— pero ahora sé, lo que es sentirse en casa, Xan— sonríe ligeramente— y me dado cuenta, que definitivamente estoy mejor aquí que en Italia—

—Solnischko...—

—No voy a cambiar de opinión, Xander— afirma— aparte, tu padre. Me ofreció un trato al que no pude negarme, al final es poder por poder—

El amor del ZarNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ