17.- Demonios.

1.4K 140 11
                                    

Patrick

Está aquí, luce diferente, un poco más maduro. Y parece como si hace una eternidad no lo mirase. Soy consciente de la manera en la que cuerpo se pone rígido cuando me dejo caer en el asiento frente a él, y lo miro a detalle.

No hay miedo en sus ojos, ni temor, en su lugar hay una dura mirada, una que parece tan fría como el hielo, sin ningún sentimiento de por medio.

Dereck está aquí, y no debería de alegrarme de verlo, no después de lo que le hice. Me he arrepentido, cada segundo desde esa noche. Intento recordar, pero son fragmentos borrosos de lo que ocurrió aquella noche en la casa, me he cuestionado mi actuar, me he arrepentido tanto, pero una parte de mí no siente remordimiento.

Y eso me aterra.

Me aterra porque es mi hijo, porque nada debió de haber salido así, porque nunca debimos llegar a este lugar.

Su cumpleaños número diecinueve había llegado, y sé bien que ahora ya no lleva mis apellidos, ni el de su madre. Lleva el gran apellido "Lewis", ahora tiene toda una familia detrás, una familia de millonarios para variar.

Sebastián vino apenas se le notificó, no esperaba ver a mi hermano y me dijo todo lo que ya sabía, que él y yo no volveríamos a ser familia. Una parte de mí se alegró cuando dijo que sería él quien cuidaría de Dereck, aun cuando en el fondo me sentía avergonzado de que alguien hiciera el trabajo que debí de haber hecho yo. Sebastián siempre fue bueno, y sabía que, a pesar de lo duro que era, cuidaría bien de él.

Sin embargo, no esperé que cediera la tutela y la custodia, no esperé que aceptara que alguien más se convirtiera en el padre de Dereck.

Y ahora lo tenía frente a mí, luciendo tan lejano, tan distante. Me mira de una manera en la que no lo ha hecho nunca.

—Luces diferente —expreso.

—Porque soy diferente —responde con firmeza—. Esto es lo que pasa cuando te alejas de una vida de mierda.

—Feliz cumpleaños atrasado, mi abogado me dijo todo lo que ha ocurrido contigo —No me responde, se mantiene en silencio con la vista fija en mí.

—Intentaste matarme —su mandíbula se tensa, un destello de ira cruza por su mirada—. Tú realmente quisiste hacerlo.

Bajo la vista, incapaz de seguir mirándolo. ¿Qué se supone que deba decir? ¿Qué lo sentía? Esa era solo mierda sin valor. Él no me creería.

—Brisa me dio esto, es una carta de mamá —tan pronto como menciona aquello, elevo la vista. Tomo con rapidez el par de hojas de papel.

Una carta, Julieth nunca mencionó una carta.

Mi corazón da un vuelco furioso, tan doloroso cuando comienzo a leer las palabras escritas. Se siente como si la tuviera aquí de nuevo, como si de pronto pudiese escucharla otra vez.

"Patrick puede ser algo estricto, no le des muchos dolores de cabeza. ¿Te ha cuidado bien? Le hice prometer que lo haría, que no tendría ningún rencor en contra tuya"

El dolor explota en mi pecho, una daga me atraviesa mientras acaricio la tinta y cierro los ojos.

Te fallé, Juls. Le fallé a nuestro hijo.

—Ella realmente confiaba en ti —su voz me trae de regreso—. Confiaba en ti tanto como para dejarse morir estando segura de que cuidarían de mí.

—Yo no quería cuidar de ti —necesito decirlo, necesito que sepa que yo no quería ni deseaba nada de esto, que no tuve opción, que nadie me dio la posibilidad de elegir—. No quise hacerlo, deseé de dejar de ser tu padre en el segundo en el que ella falleció.

Antes de que el fuego se extinga.Where stories live. Discover now