8.- Muffins

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Halley

La primera vez que vi a Dereck, con esa apariencia de chico indiferente y faceta fría, deduje que sería poco probable que pudiésemos ser amigos.

Él era tan diferente, como si no le importase nada más que pasar desapercibido, aún si para eso tenía que ignorar una petición amable.

Pasar dos horas en detención pareció el mayor castigo de mi vida, aun cuando mi actuar fue en defensa propia, y el director Brooke debió tomar eso en cuenta. Pero claramente, no fue así.

Nunca fui la chica que iba con sus padres para solucionar un problema, me gustaba hacerlo por mi cuenta, pero había ocasiones que ameritaban una ayuda extra. Así que me bastaron un par de palabras a mi padre, para que los directivos del consejo de padres pidieran una cita con el director.

Una que estaba lejos de ser agradable.

—¿Tienes algún testigo? —inquiere Fanny, la encargada de representar a los alumnos.

Sería muchísimo más sencillo si había alguien que confirmara lo que estaba diciendo, y lo que el director Brooke se empeñaba en negar.

Y claro que lo había: Dereck Jones.

Pero el chico parecía detestarme, y hacer que lo llamaran por los altavoces no me ayudaría a ganarme su simpatía.

—¿Halley? —papá insiste, y no toleraría dejarlo mal delante del consejo, así que asiento—. ¿Y cuál es su nombre?

—Dereck Jones.

Tan pronto como el director solicita la presencia de Dereck en su oficina, sé que probablemente la discusión con los padres del consejo y el director será el menor de mis problemas.

Dereck llega algunos minutos después, y parece completamente desconcertado de estar aquí, y me basta una mirada de su parte para saber que no está contento con lo que acaba de ocurrir.

—La señorita Williams le expresó al director la situación de su compañero, ¿sí o no?

Él parece dudarlo, me mira por unos cortos segundos y luego responde.

—Sí.

—¿Y el hizo algo al respecto?

—No hasta que me marché, si hizo algo después, no estoy enterado.

La discusión que se desata dentro de la oficina me sobresalta, papá incluso parece perder el control y pronto Daysi, la secretaria nos obliga a salir, diciendo que no deberíamos escuchar eso.

Cuando llegamos al pasillo, y noto que Dereck tiene la intención de marcharse, lo llamo.

—Gracias por lo de ahí. Hubiese sido realmente vergonzoso que dijeras que no.

—No agradezcas —dice con gesto inexpresivo.

—Oh, no intentes ser modesto...

—No agradezcas porque no lo hice por gusto —me interrumpe—. Lo hice porque una niña dramática me puso entre la espada y la pared, ¿hacer que el director me llame por los altavoces? ¿En serio, Halley?

Me siento repentinamente avergonzada.

—Intenté pedírtelo de buena manera y...

—Y yo recuerdo haberte dicho que no era asunto mío. Pero no, la niña quiso salirse con la suya.

—De todas formas, gracias —intento suavizar las cosas.

—Ahórrate tus agradecimientos —espeta con molestia dándome la espalda, vuelvo a llamarlo, pero me ignora por completo.

Antes de que el fuego se extinga.Where stories live. Discover now