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Siempre pensó que en algún momento, con todo lo que hacía el ser humano, provocaría un apocalipsis zombie o algo que acabaría con todos.
Ya que, el ser humano será el culpable de extinguir a los de su raza.
Y era más que obvio, sin embargo, no creyó que un apocalipsis zombie pasaría en un simple día de escuela. ¡Eso era lo peor! Que era en el instituto.
¿Cómo carajo podría salir de la escuela si estaba infestada de aquellas cosas muertas?
Y todo eso lo pensó mientras corría y se escondía debajo de las mesas de la cafetería, evitando ser mordida.
En un momento, se activó la alarma contra incendios por lo que caía agua y en eso había pros y contras.
Ayudaba porque los zombies se resbalaban pero también los estudiantes que trataban de escapar.
Perdió de vista a Gwi Nam cuando esas cosas corrían hacia todas partes. La única salida estaba obstruida por zombies que seguían entrando por lo que, se sintió acorralada.
Solo podía entrar al cuarto donde cocinaban, que era lo más cercano que tenía ya que minutos antes había visto a On-jo y Cheong San salir por una ventana, pero le quedaba al otro lado de la cafetería.
Un zombie se iba acercando a ella y no con intenciones amistosas, tomó lo primero que vio, que fue una bandeja. Golpeó su rostro y se dispuso a correr hacia la cocina, resbaló en el intento y éste mismo ya se aproximaba a morderla.
—¡Mierda! —gritó asustada.
Olvidó incluso cómo se respiraba cuando ya podía asumir que sus dieciocho años de vida fueron un completo desperdicio cuando aquel zombie fue alejado de ella por una patada.
Volteó a ver a su salvador y creyó que se trataba de una alucinación.
Gwi Nam no pudo haberla salvado. ¿O sí?
—¿Seguirás viéndome o vas a correr, idiota? —el mayor habló con rapidez.
No era momento para pararse a pensar en por qué la salvó un matón, se levantó del suelo despavorida y fue hasta el área de cocina, Gwi Nam yendo a sus espaldas.
Habían varios zombies ahí pero ya estaba cerrado por lo que no entraban más, aún así, debía esconderse.
Gwi Nam, con mucha desesperación por no querer ser comido, se metió debajo de lo que parecía ser una mesa, no tenía idea ya que no se detuvo a mirar.
Pero también se metió ahí, sintiéndose mal porque habían dos chicos más ahí escondidos y prácticamente Gwi Nam y ella solo provocaban que el escondite se volviera más pequeño.
