Capítulo 11

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Naiara

Sábado en la mañana me desperté más tarde de lo acostumbrado, podía ver que eran las 8 de la mañana según el reloj de mi mesa de noche, caminé a balcón de mi cuarto solo para confirmar que el día estaba prácticamente nublado, la brisa fresca tocaba mi cara relajando mi mente (tampoco es que estuviera muy estresada)

Al recargarme sobre el barandal, pude ver el auto de mi padre estacionado en la entrada, lo cual me pareció muy raro porque a esta hora debería estar en el trabajo que lo trae vuelto loco

Creo que la brisa fresca debería relajar su mente más que la mía

Baje corriendo las escaleras para llegar hasta el gran comedor, donde mi padre y Damián estaban desayunando, podía ver las bolsas de compra en un restaurante

¡Genial! Comida de restaurante, es mejor que la mala cocina de cualquiera de ellos dos

Era muy divertido ver sus expresiones de zombie en la mañana por la resaca que tenían ambos

—Buenos días caballeros— saludé con un poco de burla, se notaba que para ellos no eran buenos, su expresión de malestar era única en esta vida

—Buenos días princesa— contestó muy tranquilo mi papá, mientras le daba un beso en la mejilla, Damián solo se limitó a darme una tierna sonrisa con un ademán de saludo —Ven princesa, el desayuno está justo aquí—

Mi padre me extendió una bolsa de papel, con una malteada de fresa en un vaso de plástico transparente con su respectiva tapa, pegado a él venía una pajita de color azul, cóctel de fruta y unas empanadas de pollo que tenían muy buena finta, enfrente de la mesa había donas y una gran tetera con café recién preparado

Empezamos a desayunar y conversar sobre la fiesta, para evitar problemas mantuve en secreto el asunto del moratón en mi brazo

—A todo esto princesa— tomó un sorbo de café —¿Qué quieres hacer para tu cumpleaños?—

—Lo mismo de siempre—

Mi cumpleaños lo celebramos de la forma más privada, hacíamos una pequeña fiesta donde asiste solo las personas más cercanas a mi, en esta fiesta siempre invitó a Samuel también a todos los del servicio de la casa, en la parte trasera de la casa hay una alberca climatizada donde celebramos la fiesta, en la noche pasamos al comedor a cenar todos juntos y partir el pastel, todos éramos tan iguales que en el cumpleaños de Damián y de mi padre lo celebramos igual

Mi padre se mostró de lo más comprensivo, el se la pasaba en el trabajo pero eso no le impedía pasar tiempo con su amada princesa, hablábamos abiertamente de cualquier tema, sabía perfectamente que no tengo amigos en la escuela y siempre fui rechazado por la única razón de ser albina

—Damián, porfavor encargate de todos lo preparativos—

Damián más dormido que despierto, afirmó que lo haría mientras sonreía para el techo, su perdida total de cordura era más que obvia, sus ojeras se veían más profundas de lo habitual

Mi padre y yo al verlo en ese estado nos causo mucho risa, haciendo que Damián se despertará de golpe, el gran Damián estaba casi inconsciente comportado de la forma más tonta posible

Pasamos un rato en familia, hasta que llegó el momento es que mi padre tenía que ir al trabajo, Damián a cosas que mi padre le encarga

Todo el día estaré sola... Otra vez

Me di un baño, porque quería ir a dejar algunas camelias a la tumba de mi madre, al ir al jardín desgraciadamente las camelias no estaban aún floreciendo, las únicas que estaban no quería cortarlas porque mi intensión es sacar semillas de ellas para plantar más

Vida de mi VidaWhere stories live. Discover now