Capítulo 8

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Jacob

No tiene nada de malo salir con tus nuevos amigos

Un toque de adrenalina recorre todo mi cuerpo, como estar en una investigación secreta sin ser detectado

Al bajar del taxi, lo primero que observo es el estacionamiento done se encuentra el auto de mi padre, el escalofrío invade mi cuerpo, si el auto está estacionado en la entrada mis padres deben estar adentro

"Calmado y respirando" digo a mi mente para que se tranquilice y dejé de mandar señales para que mi cuerpo tiemble paralizando mis movimientos

Al abrir la puerta, solo meto la cabeza asegurándome que no aya nadie en el recibidor, avanzó sutilmente hasta donde se puede observar la sala, aseguró que este desierta y avanzó

Ya no soy un agente secreto, ahora soy un maratonista en busca de la medalla de oro, desde la puerta del recibidor corro hasta las grandes escaleras para llegar a mi cuarto

—¿A dónde tan rápido?— alguien me detiene jalando la cinta de la mochila, vuelvo a quedar en una pose muy ridícula al subir las escaleras

Para mí creo que se volverá una tradición hacer eso cada vez que quiera subir las escaleras

Volvé con un poco de terror, su mano soltó la cinta de un movimiento muy rápido

Solté un suspiro y una ola de alivio se apoderó de mí cuerpo dejando esa tensión de lado

María...

Me observaba con mucha duda por la forma en que me escabullía

—Tranquilo Joven, sus padres no llegarán hasta las 8— me sonrió de forma cálida y paciente, puedo notar que no es de las que te delatan o traicionan tu confianza

Ya la amo ... No quiero que se valla

—Casi me da un infarto María— ambos reímos divertidos de la situación

—Eso se lo busco— me dio la espalda y se dirigió hacia la cocina —Le voy servir la comida, mientras se lava las manos—

Genial la comida de la tarde, puedo estar más tranquilo respecto a los horarios de mis padres, jamás había prestado atención a sus horarios, tampoco es que en California me importará siempre hacia lo que quería... Aún no se si en Londres será lo mismo

Del gran clóset tenebroso saque una sudadera de color azul y unos jeans negros, algo muy cómodo para la tarde

Baje al gran comedor de madera donde María había puesto la comida, se veía deliciosa el pastel de carne siempre era un gusto culposo para mí, en otro plato había pasta con queso, en un jarra de vidrio se podía admirar la limonada, de postre colocó un trozo de pastel de cubierta blanca dentro del pastel había trozos de fresa

Cuando empecé a comer, María se me acercó un poco temerosa, jugando con su mandil blanco intentando decir algo

—¿Joven?— se le veía muy avergonzada

¿Será que hice algo que la incómodo?— Sin pena habla— le sonreí un poco para intentar calmarla

—Me dejaría salir antes, tengo una asunto familiar urgente—

Me  causaba un poco de gracia saber que le daba pena pedir un favor, se notaba que apenas conocía a mi familia, me aguante las ganas de reír para no causarle más incomodidad

—Si claro con confianza María—
Su rostro se iluminó de alegría, sus vergüenza y sonrojo de hace unos instantes desapareció muy rápido, dio una pequeña reverencia y salió de la zona del comedor, antes de irse me dijo que preparó la cena para los señores o eso entendí, sin más se fue y me quede ahí otra vez solo

Vida de mi VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora