Capítulo 2: El reclutamiento.

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-¿Pero qué mierda de café es esté?

-Pues el que tenemos encanto, sino te gusta seguro que hay más bares en el pueblo, o en otro pueblo, además tampoco es que tu alegres el día con esa cara rancio que me llevas.

-Muchas gracias Darcy por tu fantástico sermón, buenos días a ti también.

-Buenos días encanto, ¿qué? ¿Quieres algo más aparte de este café de mierda? ¿Algún bollo o alguna tarta? ¿Algo salado tal vez? ¿O te sobra con tu orgullo y tu ironía?

-¡Dios Darcy! Hoy estás mucho más simpática que ayer, si me das un Donut de chocolate me sentiría el hombre más feliz de este mundo.

-¡Marchando un Donut con extra de gilipollez para este gilipollas!

-Ay señor debería haberme instalado en otro pueblo.

-Siempre dices eso encanto, aquí tienes tu Donut.

-Gracias camarera.

-Bueno Johnson ¿qué tal?

-¿Qué tal qué?

-Ayer por la noche, ¿mojaste al final el churro?

-¿Qué, qué?

-Lo que oyes Don Juan, no hace falta que me respondas tranquilo, Marlene ya me contó todos los detalles esta mañana.

Mierda, mira que la dije que no contara nada, a ver como explico yo a esta mujer que los hombres tenemos necesidades, y yo el primero, he pasado por mucho, mi vida ha sido un completo infierno (y ella no ayuda) y que por mucho respeto que tenga por el sexo femenino, Marlene es una chica muy atractiva y me ha estado tirando los tejos desde que llegué, pero no me la cepillé, tampoco fue hacer el amor porque yo no amo ni quiero a nadie, solo echamos un polvo sin compromiso, y yo siempre actuó con respeto y con prudencia cuando lo hago. Eso no quita que no hubiera momentos salvajes, porque los hubo, cuando se ponen arriba encima de mí y la cosa se pone interesante mientras llegamos al clímax, el momento se vuelve salvaje tanto para mí como para ella y eso sí, sigo teniendo respeto y prudencia, pero en menor medida. Y yo no sé qué decir a Darcy.

-No tengo por qué dar explicaciones de nada ante nadie.

-¡Tranquilo vaquero! No estás en un tribunal, además como he dicho ya me sé todos los detalles, solo quería darte la enhorabuena, pensaba que eras gay.

-¿Y qué si lo fuera? Sí lo fuera sería tan respetable como lo es siendo hetero, no entiendo porque hay que tomarse la homosexualidad como un insulto, como algo anormal.

-Venga Scott sabes a lo que me refiero, y también sabes que yo respeto toda clase de condiciones sexuales, cierto y verdad es que en este pueblo no se ve gente con otra orientación sexual, y que tu pareces asexual.

-No es lo mismo ser asexual que ser homosexual.

-Ya ya, tú me entiendes, por favor.

-Te entiendo, pero no soy gay y si lo fuera no pasaría nada, sería igual todo. Y ya que eres una cotilla de cuidado mi querida Darcy, te responderé que ayer verdaderamente me lo pasé muy bien.

-Ya te digo, a ver cuando me toca a mí pasármelo bien contigo Scotty.

-No creo que eso ocurra bella princesa, hay mucha diferencia de edad entre nosotros –dije divertido, la verdad es que a lo mejor solo me saca veinte años y se que la edad no importa si hay amor, pero yo no quiero a nadie, ni quiero que nadie esté conmigo, no pienso atarme a ninguna persona, Darcy es una mujer de pelo castaño, ojos marrones y gordita, siempre lleva un vestido ajustado azul claro y tiene un tatuaje de un corazón atravesado por una flecha en la muñeca del brazo izquierdo, ella dice que es porqué algún día Cupido lanzará una flecha a su favor; con todo esto, debo decir que no está mal para su edad, Darcy es una mujer atractiva, da igual el físico, da igual que esté obesa, me gusta su forma de ser, no tendría ningún problema en tener un rollo con ella, pero como he dicho, yo no me ato ni quiero a nadie y además mi relación con Darcy es perfecta así como es, siendo mi camarera y amiga, si se puede decir que haya una amistad entre nosotros claro.

PAUSADA El mercenario Where stories live. Discover now