Capítulo 15

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-¡Kerem! ¡Ayuda!—gritó Lana desesperada.

-No puedo respirar...—tomó con fuerza la mano de su amiga.

-Tranquila hija. Ya se pasará.—intentó calmarla.

-Kerem...—lo buscó con desesperación.

-¡Apártense!—se abrió paso entre la gente.—¡Hande!—rápidamente se agachó hasta quedar a su altura.—Tranquila mi ángel.—tomó su bolso y comenzó a buscar la dosis del antialérgico.

-¡¿Qué crees que haces?!—lo miró con desagrado.

-Lo que usted no es capaz de hacer. Salvarle la vida a su hija.—subió un poco su vestido y le administró en la pierna la medicación.

-Kerem.—su voz salió muy débil.

-Estoy aquí cariño. No me iré de tú lado.—la pegó a su pecho y la envolvió entre sus brazos.

-Quiero ir a casa.—se aferró a él.

-Claro hija, llamo para que nos recojan y nos vamos.—se acercó a ella.

-No, quiero ir a casa con Kerem.—se escondió en su cuello.

-Pero Hande...—volvió a insistir.

-Pero nada. Quiero estar con mi novio.—dijo muy segura.

-Vamos cariño.—la cargó con cuidado en sus brazos.—Igual gracias por la invitación señora.—la miró por última vez y comenzó a caminar hacia la salida.

-Hija llámame cuando te encuentres mejor.—dijo antes de que desaparecieran por la puerta.

-Estoy mareada.—murmuró.

-Ya nos vamos a casa.—respondió.

Al llegar al coche, abrió la puerta del copiloto y la sentó con mucho cuidado. Tomó el cinturón de seguridad y lo pasó por su cintura y pecho para abrocharlo, no sin antes mirarla una y otra vez para comprobar su estado. Rápidamente pasó a su lugar, arrancó y aceleró para llegar lo antes posible a casa. Su preocupación era tan grande que apenas percibió el camino y cuando se quiso dar cuenta ya estaba frente a la puerta. Estacionó a un lado, abrió la puerta de casa y corrió hacia ella para tomarla de nuevo en sus brazos. Cuando entró, subió a la habitación y la dejó sobre la cama con delicadeza. Hande tenía los ojos entreabiertos como si el cansancio poco a poco la fuera ganando.

-Gato.—lo llamó.

-¿Si?—se sentó en el borde de la cama.

-Quítame la ropa.—pidió.

Alzó sus piernas y las apoyó sobre sus muslos para comenzar a desatar las tiras de sus tacones. Mientras que lo hacía, le dedicaba pequeñas miradas viendo como comenzaba a quedarse dormida por los efectos del antialérgico.

-Ven aquí.—pasó la mano por su espalda y la incorporó para bajarle la cremallera del vestido.—Un brazo por aquí.—tiró de la manga.—Y el otro también.—repitió la misma acción.

-¿Te gustó mi vestido?—abrió un poco más los ojos para mirarlo.

-Me encantó.—respondió.—Aunque te lo tendrás que poner otro día para poder quitártelo de la forma en la que quiero.—esbozó una sonrisa pícara.

-Me parece bien.—apoyó la cabeza en su hombro.

-No te duermas. Voy a buscarte algo cómodo para que puedas dormir.—la apartó con cuidado y se dirigió hasta el armario.—Te quedará un poco grande pero así al menos estarás más cómoda.—lanzó la ropa a la cama y se sentó de nuevo junto a ella.

Lucharé por ti 》HankerOù les histoires vivent. Découvrez maintenant