Capítulo 7

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Hande está muerta...
Hande está muerta...
Hande está muerta...
Hande está muerta...

Aquella frase no salía de su mente, volvía a repetirse una y otra vez haciendo que su corazón se escogiera de dolor. No podía creerlo. Su ángel ya no estaba con él. Se había ido y ya no tenía la protección de sus alas, ya no volvería a sentir su calor. Ya no volvería a verla.

Sin sabes cómo, acabo en el suelo escondiendo su rostro con sus piernas. Sus manos temblaban sin parar y su respiración estaba agitada por el llanto. Sentía como el miedo y la soledad invadían su cuerpo. Estaba aterrado.

Una enfermera vino muy apurada hacia ellos, parecía estar bastante agitada y preocupada. Ahmed se quedó junto a él mientras Sahin hablaba con ella.

-Disculpen las molestias, hemos revisado la base de datos y ha habido una equivocación. La chica que acaba de fallecer es una deportista extranjera.—explicó.

-Ella...—trató de hablar Sahin.

-Ella está viva. Hande Erçel está viva.—respondió.—Sentimos mucho la confusión, de verdad.—se disculpó.

Sahin comenzó a sonreír al procesar con claridad las palabras de la enfermera. Hande aún seguía con vida. No estaba muerta. Ella estaba ahí, tras la puerta, a pocos metros de ellos. Rápidamente se acercó a Kerem y se agachó a su altura, este estaba envuelto en llanto mientras se mecía. Estaba completamente en shock.

-Kerem, está viva.—lo movió.—¡Hande está viva!—exclamó con felicidad.

-¡Está muerta! ¡Está muerta!—comenzó a repetirlo una y otra vez.

-No, ella aún vive Kerem.—trató de calmarlo.

-¡No, ha muerto! ¡Ya no está!—cubrió su rostro con sus manos.—¡Me ha dejado solo!—sollozó.

-Siento mucho lo sucedido.—la voz del doctor se hizo presente.—¿Ustedes son los familiares de la señorita Erçel?—preguntó.

-Si, somos nosotros.—respondió Ahmed.—Mi niño, por favor escúchame.—se dirigió a Kerem que aún seguía en estado de shock.

-Doctor, ayudelo por favor.—dijo Sahin angustiado.

-Muchacho mírame.—se agachó hasta quedar a su altura.—Mírame.—trató de que lo hiciera pero no obtuvo resultado.—Ella está bien, tranquilo.—acarició su hombro.

-¿De verdad?—logró preguntar con un hilo de voz.

-Si, ¿quieres verla?—sonrió al ver que poco a poco volvía en si.

-¡Quiero ir con ella!—gritó de repente.

Kerem hizo el amago de levantarse pero su visión se volvió borrosa por unos segundos y sentía que todo a su alrededor se movía.

-Cuidado.—lo agarró el doctor antes de que pudiera caer.

-Tranquilo Kerem, estás muy débil.—se acercó a él.

-Antes de que la veas te pondré un suero para recomponerte. Podrias volver a marearte.—lo sentó en la silla.

-Estoy bien, puedo ir a verla ya.—dijo ansioso.

-No te dejaré verla hasta que te ponga el suero. Es por tu bien muchacho.—le advirtió.

-Kerem.—lo llamó al ver como este había apartado la mirada.

-Haz caso de lo que te dicen.—dijo Ahmed.

-Y no hagas enfadar a tu padre.—se puso serio.

-Está bien.—accedió.

Lucharé por ti 》HankerWhere stories live. Discover now