Capítulo 8

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La operación de su madre será dentro de dos semanas....

Su mente estaba tratando de procesar aquella noticia tan inesperada. Sabía que la tendrían que operar pero lo que no esperaba era que fuese tan pronto.

-¿Cuánto tiempo tengo para ingresar el dinero?—logró preguntar después de analizarlo todo.

-El plazo sería de unos cinco días para que el trámite llegue justo a tiempo.—explicó.

-Perfecto. Muchas gracias.—finalizó la llamada.

Volvió a coger aire para calmarse. Solamente tenía cinco días para ingresar la cantidad de quinientos mil dólares en la cuenta bancaria del hospital y no sabía como iba a conseguir tanto dinero en tan poco tiempo. Todo se le venía encima y no sabía como gestionarlo. Sólo tenía una oportunidad para poder obtener tal cantidad de dinero. Una oportunidad para salvar la vida de su madre.

Cerró la ventana y con las manos en los bolsillos y la mente dando mil vueltas, entró a la habitación de Hande para ver si ya había despertado. Abrió la puerta sin hacer mucho ruido y sonrió un poco al verla sentada en la cama mirando las vistas desde el ventanal. Sin decir nada, se sentó en el sillón y la observó.

-¿Dónde habías ido?—dijo con un tono de voz dulce.

-Salí un rato a tomar el aire.—respondió.

-Kerem.—se giró para mirarlo.—Te pasa algo, puedo notarlo en tu voz.—se bajó de la cama y se sentó a su lado tomando su mano.

-Me pasan muchas cosas.—miró como sus manos estaban entrelazadas.

-Sabes que siempre estaré ahí para ti y que puedes contarme lo que sucede, todo lo que pasa por tu mente. No quiero que estés mal.—lo miró con cariño.

-Dentro de dos semanas será la operación de mi madre.—suspiró.—Resulta ser bastante cara y sólo tengo cinco días para hacer el pago.—desvió la mirada.

-Kerem.—tomó su mentón y lo giro para que la mirara.—Encontraremos una solución, ya lo verás.—trató de animarlo.

-Es la primera vez en mi vida que tengo tanto miedo. Tengo miedo de perderla.—confesó.

-No la vas a perder. Ella es fuerte y jamás te dejaría solo.—acarició su mejilla.

-Espero que no.—respondió.

-¿Cómo se lo digo?—pensó en voz alta.

-¿Decirme el que?—la miro intrigado.

-Ya no puedo alargarlo más. Te lo diré.—suspiró.—Mañana tengo que ir a un evento.—su voz tembló un poco.

-Yo puedo llevarte si quieres.—se ofreció.

-Kerem, el evento es en New York.—observo como la mirada de él se llenaba de tristeza.—Pero sólo será por dos semanas, luego voy a volver.—intentó no preocuparlo más.

-¿Qué haré sin ti durante este tiempo?—sus ojos parecieron aguarse.—No quiero estar solo.—dijo triste.

-Mi gato.—acarició su cabello.—No estás sólo, tienes a Ahmed, a Sahin, a tu madre. Y me tienes a mi aunque esté lejos estos días. Haremos videollamadas y así podremos vernos.—sonrió.—Además, tienes que estar concentrado en los entrenamientos señorito.—golpeó su hombro de broma haciendo que riera un poco.

-No soy fuerte si tú no estás aquí.—se acercó a ella.

-Pues claro que lo eres.—se acercó también.—Eres el mejor boxeador del mundo. Estoy muy orgullosa de ti.—dejó un tierno beso en su mejilla.

Lucharé por ti 》HankerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora