Capítulo 51

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Los cuatro jóvenes habían parado junto a un lago, luego de un largo, largo trecho. Habían decidido que, debido a que estaba por anochecer, ya permanecerían allí hasta que tuvieran que emprender de nuevo su camino. Ese día había hecho menos frío que los anteriores, por lo que el agua frente a ellos no se encontraba del todo helada; esta se movía con los fuertes soplidos del viento, y Taehyung estaba sentado cerca de la orilla, entretenido con aquel simple espectáculo de la naturaleza. Yoongi, por su parte, estaba haciendo una fogata. Jimin, quien se encontraba mimando al caballo que se había encargado de llevarlo a él y al rey desde que se había unido al grupo, no pudo evitar verlo y, casi sin pensarlo, se acercó al pelinegro y se sentó junto a él. Al ver que le costaba mucho trabajo encender el fuego, soltó una dulce risa. El otro se dio cuenta de que no estaba solo y volteó a verlo.


—¡Jimin!

—Parece que no sabe encender una fogata, ¿verdad?

—Bueno... no, realmente. Jamás he encendido fuego de esta forma.


El muchacho, frustrado, arrojó no muy lejos de él la rama seca que había agarrado para poder prender la fogata.


—Déjeme a mí, yo puedo hacerlo.


Jimin, entonces, tomó la rama que el otro había tirado y comenzó a hacer fricción con otra de las ramas secas. En cuestión de unos cuantos segundos, un pequeño rastro de humo que salía del hueco de una de las ramas les indicó que, poco después, se encendería el fuego. Lentamente, la leña que habían juntado comenzaba a encenderse.


—Eso fue brillante.

—Es solo una fogata.

—Sí, pero no podría hacerlo. Hay muchas cosas que no podría hacer. A decir verdad, al lado de todos ustedes, soy un completo inútil.

—Oh, no diga eso.

—No me malentiendas, no me estoy menospreciando, es la verdad. No sé montar bien a caballo, ni encender fuego, ni guiarme en la noche, ni ubicarme en el pueblo. Todos ustedes son mejores en eso.

—Puede ser, pero no se preocupe. No hay nada en este mundo que no pueda aprenderse.


Yoongi sonrió y asintió con la cabeza.


—¿Hay algo que le gustaría aprender?

—Pues... de pequeño, aprendí a tocar el piano, pero lo he olvidado con el tiempo, y no he llegado a aprender todo lo que debía, así que supongo que querría retomar eso.

—¿Qué es un piano?


El pelinegro rascó su nuca, un tanto inquieto. Al parecer, había otra cosa que lo diferenciaba de Taehyung en cuanto a conocimientos, y eso era que el menor realmente sabía cuándo se había inventado cada cosa... o cuándo dejar de hablar de cosas que existían en su presente.


—Es... un instrumento, aquí no existe, no te preocupes mucho por ello.

—Oh, qué lástima. ¿Realmente le gusta?

—Sí, podría decirse que sí. Ya he olvidado cómo se sentía, pero supongo que volvería a amarlo. ¿Qué hay de ti? ¿Hay algo que quieras aprender?

—Tal vez haya algo, pero, sinceramente, no me animo a decirle.

—¿Por qué?

—Se reirá de mí, me juzgará.

Lazos del destino [Yoonmin] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora