XXIII. SEPARACIONES

97 10 1
                                    

Ser prefecta tenía sus ventajas y desventajas. Por ejemplo, acompañar a los nuevos en su recorrido con Hagrid era de lo más frustrante y aburrido, pero lo compensaba el poder viajar en el carruaje al colegio, ahí Jeremy no podía alcanzarla, porque aunque es un buen alumno no se destaca demasiado en el área académica.

—¿Estás ansiosa por verlo? -pregunta Hydra, mientras observa a su amiga tamborilear sus dedos contra la mesa constantemente.

Cindy asiente frenéticamente.

—¿Qué voy a hacer si es un sádico? Es deportista, esos chicos siempre tienen carencias y violencia internalizada.

—Yo y mi hermano también jugamos quidditch.

—¡A eso me refiero!

La rubia hace un sonido de indignación y se toca el pecho.

—¡Lo siento! -repara- Sólo estoy muy nerviosa y digo tonterías. Pero es que tengo dieciséis años, no debería tener que conocer a mi prometido ahora. ¡Es demasiado pronto! Ni siquiera sé lavar mi propia ropa.

—Porque los elfos lo hacen por ti, Cindy, y seguirán haciéndolo cuando estés casada.

—¡Ese no es el punto! -vocifera.

Las personas comienzan a voltear en su dirección en el comedor, pero con una mirada mordaz de Malfoy regresan a sus propias conversaciones.

—El punto es, Hydra -continúa en voz baja-. Que un compromiso es demasiado para alguien de mi edad. De nuestra edad -las señala a ambas-. Deberíamos poder planear viajes de perdición juntas antes de atarnos a otra persona por el resto de nuestras vidas.

La rubia aprieta los labios y hunde sus cejas en señal de estar pensando. Unos segundos después chasquea los labios y palmea con lástima las manos de su amiga.

—Bueno, si tienes suerte y es un buen chico el que escogieron tus padres, entonces planearemos viajes de perdición en parejas.

—Bah, no es lo mismo -bufa la castaña.

—¿Podrían dejar de cuchicear y poner atención? -reclama Brandon.

—Esto es más importante, Zabini.

El joven rodó sus oscuros ojos con astio.

—Jamás lo sabremos si no paras de hablar de la visita de tu marido a la escuela.

Cindy aspiró sonoramente con indignación.

—¡Aún no es mi marido!

«Shh» la calla Rose, para después señalar con urgencia a su director. Las personas a su alrededor parecen reír de algún comentario que las dos chicas no alcanzaron a escuchar por estar inmersas en su charla.

—Eh... bueno, quizá no sea éste el momento más apropiado... No, es verdad —dijo Dumbledore—. ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los tres magos! Bien, algunos de vosotros seguramente no sabéis qué es el Torneo de los tres magos, así que espero que los que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa.

»El Torneo de los tres magos tiene su origen hace unos setecientos años, y fue creado como una competición amistosa entre las tres escuelas de magia más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang. Para representar a cada una de estas escuelas se elegía un campeón, y los tres campeones participaban en tres pruebas mágicas. Las escuelas se turnaban para ser la sede del Torneo, que tenía lugar cada cinco años, y se consideraba un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes nacionalidades... hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la celebración del Torneo.

Hydra Malfoy (Fred Weasley) Where stories live. Discover now