XI. RECUERDOS DE LA NIÑEZ

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-Yo la vi, Hydra, y no es un bonito recuerdo.

El terror se expandió por toda la escuela. Para este punto, ya habían dos víctimas de la "limpieza" de Hogwarts, y el pánico empezaba a ser colectivo. No hablemos de que todas las actividades extracurriculares (como el quidditch) fueron canceladas, y la vigilancia a los alumnos fue reforzada totalmente. No era necesaria la prohibición de andar en los pasillos a altas horas de la noche (pero si existía), la mayoría en general se sentía lo suficiente asustados para hacerlo.

Sin embargo, las charlas nocturnas en la sala común eran un asunto totalmente diferente. La madrugada es el momento favorito para conversar de las serpientes de Slytherin, por lo que no es de extrañar que Hydra y Cindy conversen en los sillones de la sala común, mientras el resto de sus compañeros están en sus habitaciones descansando.

-¿Está muy herida? -cuestiona de vuelta la rubia, no preocupada, sino curiosa.

Hace unas horas, su castaña amiga tuvo que ir a la enfermería por un serio dolor de estómago que Hydra no se atrevió a diagnosticar con su insuficiente conocimiento de la medimagia. Normalmente habría sido una visita sin importancia, pero ésta vez se encontraban allí los niños petrificados, y por obedecer a su curiosidad interna, Cindy terminó encontrándose con la poco grata visión de la chica sangre sucia petrificada.

-No es eso -niega con la cabeza-. Al menos yo no vi heridas, el problema fue su expresión. Es como si hubiera visto al diablo en persona.

-¿Se parece a tu rostro cuando tu mamá te está regañando? -pregunta con aire jocoso.

Cindy rueda sus ojos.

-Esto es serio, Hydra. Creeme que es lo menos divertido ver algo así. Es cruel, demasiado.

La rubia frunce los labios.

-¿Te da miedo que te suceda a ti?

-No -responde, después de pensarlo unos segundos-. Sé que no va a pasarme nada a mi, soy una maga pura, igual que tu. Pero es que no creo que este sea el modo correcto de limpiar Hogwarts.

-¿Entonces cuál es el modo correcto? -cuestiona, mientras levanta una ceja rubia.

La castaña suspira con frustración.

-¿No lo sé, si? Lo único que estoy diciendo es que no me gustaría que un día llamaran a casa para decirme que a William lo pretrificaron mientras estaba en Durmstrang.

La familia Aeron estaba compuesta por cuatro integrantes: Corina y Wallas Aeron, y sus dos hijos, William (él mayor) y Cindy (la menor). Los hermanos sólo se llevan un año de edad de diferencia y son tan unidos como los Malfoy, con la diferencia de que estos son castaños y de ojos verdes en igualdad.

-Supongo que lo entiendo -responde Hydra asintiendo-. Tampoco pienso que sea la mejor opción, pero es un mal necesario, o al menos eso dice mi padre. Aunque esa es su misma excusa para la guerra de hace años.

La mirada de la castaña se pierde en la chimenea humeante por unos minutos, y el ambiente se vuelve tenso y silencioso ante el recuerdo de tal suceso.

-¿Tu la recuerdas? -pregunta de improviso- Sé que eramos casi unas bebés en ese entonces, pero yo tengo vagos recuerdos de mis padres discutiendo con personas en casa, y de ellos llevándonos a lugares seguros cada que salían.

Hydra asiente, sombría.

-No recuerdo mucho tampoco, sólo los sonidos de peleas con varitas fuera de casa. La guerra estuvo más cerca de mi de lo que hubiera querido.

-William tiene más memorias que yo, por eso huyó a Durmstrang. No importó cuánto le pidió mamá que viniera a Hogwarts, él no cedió.

-Hizo lo correcto para él, Cindy. Cada persona lidia con sus fantasmas de diferente forma, y para él es la distancia.

Hydra Malfoy (Fred Weasley) Where stories live. Discover now