𝖝𝖎𝖛. the reckless youth

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CAPÍTULO CATORCE
la juventud imprudente

                                 HADES ME QUEDÓ MIRANDO MAL

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HADES ME QUEDÓ MIRANDO MAL. A diferencia de mí, Hades solía entornar sus ojos de una manera única, demostrando su enfado la mayoría de sus días.

⎯ Mejor preocúpate por tu vida en lugar de meterte en la mía.

No me dolió lo que me dijo. En su lugar, sonreí mirando al frente.

⎯ Oh, créeme, hermana... ⎯ el maestro Harris volvió a tocar el timbre. ⎯ Eso es lo que estoy haciendo.

Me levanté y me dirigí hacia la mesa vacía donde estaba Erica para que ninguno de mis amigos se sentara ahí, pero en lugar de que no le gustara no sentarse con Lydia, me sonrió con gusto.

⎯ Hey.

⎯ Que seas ruda ahora no me hace caer por ti. ⎯ le dije tomando asiento, con una sonrisa también que me salió de último minuto. Intentaba ser coqueta, pero solo para molestarme. ⎯ Solo puedo caer por una persona.

⎯ ¿Por quién? ⎯ me preguntó ampliando su sonrisa, lista para burlarse de mí por alguien de la escuela.

Kim Jennie. ⎯ respondí soltando una risa esta vez cuando me miró confundida. ⎯ Oh, ¿no sabes quién es? ⎯ no hizo falta responderme cuando sólo su rostro lo hizo. ⎯ No te preocupes, más de la mitad de la población americana no lo sabe.

⎯ Dime eso cuando estemos... ⎯ solté otra risa después de que el maestro Harris caminara a nuestro lado. Y cuando me giré a verla y ella me miró mal yo solo levanté mis hombros y los dejé caer.

⎯ Eso nunca va a pasar. ⎯ terminé la discusión.

Tomé lo último para agregárselo a la mezcla y lo mezclé. Dándolo por terminado cuando el maestro Harris tocó el timbre por última vez.

⎯ Si han catalizado la reacción correctamente, deberían estar viendo un cristal.

Lo observé, no importándome mucho que haya funcionado. Sino que preocupándome de que Isaac estuviera sentado con Lydia.

⎯ Como último paso del experimento, seguro lo disfrutarán, que pueden comérselo.

Sonreí divertido por lo reciente. Pero con las pinzas que teníamos a un lado tomé el experimento y me lo llevé a la boca. ¿Por qué no?

Pero me sobresalté cuando Scott gritó el nombre de Lydia.

⎯ ¿Qué? ⎯ preguntó ella, confundida por su reacción.

⎯ Nada... ⎯ murmuró volviendo a su asiento. Lydia se comió también el experimento, y ahí fue cuando devolví mi mirada al nuestro y noté el mismo líquido que lo rodeaba, como el de ella.

Miré a Erica, pero el timbre sonó y ella se levantó en seguida para irse.

Yo estaba seguro de que yo no era el kanima.

𝟐 | 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃𝐇𝐎𝐔𝐍𝐃 ━ ALLISON ARGENTWhere stories live. Discover now