36. Fases de la ira

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Capítulo treinta y seis

Sería capaz de asegurar que el día en el que todos se enteraron que estábamos juntos, podría haber habido la tercera guerra mundial y nosotros seguiríamos siendo el centro de atención.

{*}

El semáforo en rojo no me dejaba llegar al colegio. Todo y que iba temprano, quería llegar lo antes posible, pues Ed ya estaba ahí. Y es que por la mañana me había llamado y me había asegurado que hasta dándome tres minutos de ventaja llegaría antes que yo, los dos partiendo del centro del pequeño pueblo, claro. Y habíamos apostado; si él llegaba antes, hoy mismo decíamos que estábamos juntos, y si yo llegaba antes, esperaríamos una semana. Sin embargo por un minuto había olvidado que él vivía pasándose los semáforos en rojo y los límites de velocidad por donde le daba la gana. En cuanto el semáforo se puso en verde arranqué, y en dos minutos estuve aparcando mi moto al lado de la de Ed. Me quité el casco y él estaba mirándome, con un cigarrillo entre sus dedos y una pequeña sonrisa burlona saliendo de sus labios.

- No digas nada - comenté antes de que dijera nada, pues esa sonrisa estaba cerca de soltar palabras de burla, estaba segura.

- ¿Yo? No te preocupes, hay algo que vamos a decir los dos juntos - soltó él y rió, haciéndome reír a mi también. Me abrazó y besó mi mejilla, muy cerca de mis labios. - Voy a esperar a que todos lo sepan para rozar tus labios, Jane.

Sonreí y localicé a mis amigos en el lugar de siempre. Ed pasó su brazo por mis hombros y empezamos a caminar hacia ellos, mientras que Ed iba consumiendo cada vez más aquel tubo blanco.

- ¿De verdad quieres hacer esto?

- Sí - murmuré y en seguida estuvimos delante de los chicos.

Sam se acercó el primero y, como siempre, me abrazó y en cuanto se separó Ed volvió a colocar su brazo detrás de mi cintura.

- Juro que cuando estéis juntos vendré a clase con esas bermudas tan orteras que mi abuelo usaba en sus épocas.

- Bueno, pues ya te vale hoy avisar a tu abuelo que vas hoy a buscarlas - Solté mirándolo con una pequeña sonrisa.

- Sí, claro...

- Creo que hablan en serio - Murmuró Laila. Todos me miraron en seguida, buscando una respuesta ante la duda planteada por la chica.

- ¿Es verdad? - Preguntaron algunos.

- Bueno... Sí

- ¡Oh Dios! Me debéis un batido gratis en Joe's - exclamó mirando a todos burlón. - en fin - miró de nuevo hacia mi y Ed, quienes solo sonreíamos ante la mirada de todos. - ¡no me lo creo, joder! ¡Es que lo sabía! ¡Sabía que pasaría! Soy brujo. ¡Pero contad como pasó!

- ¡Sam, cálmate! - exclamó Delia.

- Es que... ¡Laila no me quería creer!

- ¡Era Luke quién no lo creía! - rectificó Aron, metiéndose al trapo.

- ¡No me metáis en esto, aún no he dicho nada! - Exclamó Luke en su propia. - ¡Era Dustin!

- Tus amigos son un poco... Raros - susurró Ed en mi oído, en medio de aquel bullicio que hacían los chicos. Me giré y lo miré divertida.

- Pero me encantan tal y como son.

- Uh ¿y yo? ¿También te encanto?

- Tal vez... - Llegados a este punto estábamos cerca. Y cada vez nos íbamos acercando más.

- ¿Tal vez? - Asentí ligeramente y el pelirrojo sonrió de lado. - Interesante. Aún que estoy seguro que te encanto.

- ¿Y porqué estás tan seguro?

Firefly |Ed Sheeran|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora