Viesins ; KookTae

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⠀Cuando tenía diez años había pasado por mi primer accidente automovilístico junto a la insensata compañía de mi padre.

⠀Mi respiración había recorrido un camino oscuro y pesado justo como el auto de mi padre lo había estado haciendo. El recuerdo de mi corazón latiendo con fuerza y mi mirada posandose escandalizada sobre la figura de mi progenitor habían sido lo suficientemente marcantes como para el día de hoy llegar a recordar el sentimiento de pavor por el que había pasado. Esto siendo tan solo un niño.

⠀En mi memoria todavía llegaba a surgir un sentimiento de aflicción y culpabilidad que no me dejaban dormir cuando el número diecisiete se posaba sobre cada madrugada.  No había sido mi culpa, me lo había susurrado aquel día cuando mi padre había acelerado tras dejar una cantidad exuberante de dinero en las manos de la otra persona afectada. Lastimada no físicamente, afectada en el estado de su auto.

⠀Mi padre, junto a aquella persona ajena a nosotros, se habían olvidado de un detalle casi mínimo frente a personas sin pudor a lo desagradable.

⠀El tinte de amargura se había posado en mi pecho cuando las palabras de mi padre escapando en forma de gritos me habían dejado en claro que la vida del animal atropellado en medio de aquel descontrol de ambos autos, no valía más que la suya propia. Una verdad que parecía absoluta para él. Y para mí una simple desfachatez que se adhería a las mentes de quienes pensaban en ellos y después en nadie.

⠀Es un animal, ¿Preferías que hubiera muerto yo?

⠀Si un niño de diez años formulaba un "si" frente a aquella pregunta, en definitiva hubieran existido problemas.

⠀Entonces me había limitado a negar con la cabeza, otorgando silencio, una manera viable para mí que tenía el objetivo de dejar un estado de duda con una respuesta indefinitiva.

⠀Un día después había vuelto por el gato que parecía haber sido apenas un cachorro. Me había esperado encontrar la sangre en la calle más no su pequeño cuerpo siendo ignorado por quienes transitaban y lo observaban con disgusto. ¿Por qué manchar de desagrado una existencia que probablemente no debería haberse marchado de aquella manera?

⠀En aquel entonces tenía diez años, pero también una propia mente. Una que me hacía pensar que mi padre había hecho mal y que por más que pusiera como excusa su propia vida, mi pensamiento no dejaba de colocarle una etiqueta de egoísmo en su frente.

⠀Mis manos habían temblado al tomar entre ellas el cuerpo sin vida del animal, pero me había temblado más el alma al pasar la noche anterior pensando en aquella vida que no se había terminado. La habían acabado.

⠀Después de dieciséis años, en ocasiones la culpa seguía manchando mis pensamientos de madrugada. Si yo iba en el carro y no había hecho nada para ayudar al animal en esos momentos, ¿entonces también lo había matado?

⠀Abandonar y olvidar.

⠀Parecía ser un pensamiento frecuente de mi padre. Y la suerte se había ido de mi lado cuando descubrí que no era como él y tampoco tenía el deseo de serlo.

⠀—Oon, no cuelgues por favor — Murmuré con rapidez, casi como si fuera un deseo que había implorado a la nada misma. Porque no sabía si Yoongi seguía ahí.

⠀Mis manos temblaron mientras intentaba desabrochar el cinturón de seguridad, tarea que me llevó algunos minutos llenos de tensión. Cuando un click resonó entre el silencio abrumador de las calles, mi cuerpo no dudó ni un segundo en abalanzarse al exterior después de abrir la puerta del auto con rapidez.