Capitulo 4

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—Ran soy yo, Takemichi. Vengo a ver cómo estás y ver si...

—¡Lárgate a la mierda Hanagaki!

Takemichi se sintió estupefacto. Una cosa que normalmente le suele fastidiar acerca de Ran, es que siempre le llamaba "Mitchy" o "Take-chan", así que escuchar su apellido saliendo de los labios contrarios le genero conflicto.

Quería y debería sentirse agradecido de que el Haitani no le llamará por esos apodos ridículos, sin embargo, algo se sintió incorrecto.

Trato de no inspeccionar minuciosamente la habitación indudablemente desordenada, lo primordial era Ran, aquella persona que siempre se mostró seguro de sí mismo y de actitud arrogante, al cual incluso le ingresaron con un trastorno narcisista, actuando como tal, por la grandeza que él mismo decía tener.

Aquella persona que se veía tan vulnerable a los ojos de Takemichi en estos momentos.

Ahora mismo, Ran se encontraba sentado a un lado de su cama de manera encorvada. El pelinegro podía distinguir la cara de su paciente con claras manchas verdosas y violáceos, indudablemente eran el resultado de golpes. Golpes realmente fuertes.

—Ran mírame por favor—el tono de voz estaba inundado de preocupación, acercándose levemente, tratando de mantener cierta distancia por si el contrario pierde el control

—¡Lárgate jodida mierda!—Takemichi podía percibir que el Haitani se encontraba algo trastornado, repitiendo las mismas palabras, como si fueran un mantra que impediría que cualquiera se le acerque

—Ran por favor mírame, soy yo Mitchy—dijo sin importarle lo ridículo que sonará. Lo importante era ayudar a la persona frente a él

—Mitchy... la futura esposa del jefe....—murmuro Ran luego de unos minutos en silencio, levantando lentamente su rostro

Takemichi sintió que le faltaba el aire por un segundo, la persona que veía delante de él no era para nada como la persona que vio antes de sus tres días de descanso.

El Haitani tenía los ojos inyectados en sangre, su rostro tenía consecuencias de golpes en todos lados, su cabello desordenado y enredado, ojeras muy marcadas, su aspecto acabado. Para una persona que le importa mucho su apariencia y siempre se mantiene pulcro, era algo sorprendente de ver.

—¿Puedo acercarme?—Takemichi pregunto cuidadosamente, no quería alterarlo nuevamente. Ran se quedó procesando todo durante unos minutos hasta que asintió lentamente

Una vez estuvo cerca, pero sin invadir su espacio personal, Takemichi procedió a indagar que fue lo que sucedió.

El Haitani fue esquivo en todo y solo mantuvo su silencio. Lo único que tranquilizaba al pelinegro era que ya no lucia perturbado.

Decidió recurrir a su plan b.

—Sanzu y Manjiro están realmente preocupados por ti

Takemichi vio con su cometido cuando distinguió el ligero cambio de expresión en el rostro contrario. Ran le miró de manera dudativa, tratando de averiguar si lo que le decía era verdad o mentira.

—Sanzu no se ha calmado ni con sus pastillas ¿Sabes lo que es eso? Está muy ansioso porque no has aparecido

—Haru esta...—Ran se encontraba metido en sus pensamientos, o tal vez sean los recuerdos que lo atormetaron toda esta semana

—Dime Ran ¿quieres hablarme de lo que sucedió?—Takemichi tanteo el terreno sutilmente sin llegar a presionarlo

—Yo...—un escalofrío caló en todo el cuerpo del Haitani—Quiero a Rindou conmigo—el pelinegro miro a su paciente confundido.

Caída sin retorno |MITAKE| FINALIZADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora