Una misión

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- Estarás aprueba, realizarás la colocación de un rubí en el corazón de la figura petrificada de Tania, la encontrarás en la iglesia del pueblo, y deberás hacerlo bien porque es la única oportunidad que tendrás.

- Pero jamás he tenido información de cómo hacer ese tipo de cosas - le dijo Mildred muy nerviosa.

- La información la encontraras en el libro... Mira Mildred, tu actuar es muy importante, se arreglaran muchas cosas, como por ejemplo, el día de hoy murieron dos sirenas, muchas ballenas se encuentran enfermas; y por si fuera poco hoy se presentó una terrible caza de delfines.

- Lo lamento mucho - dijo Mildred apenada por lo que estaba pasando en el reino de Valerius.

- Hecho tu trabajo, Tania tardará aproximadamente un mes en volver en sí, el mismo tiempo que tardaremos en vernos tú y yo de nuevo, pero me mandarás un nuevo mensaje porque necesito saber el día en que verás a Tania.

Mildred quería salir corriendo y esconderse donde no pudiera tener una responsabilidad tan enorme cómo está, su estómago empezaba a resentirlo.

-La guardiana del secreto puede ayudarte en lo que sea, y de verdad te digo que puedes venir conmigo si así lo deseas.

Pero Mildred intentaría hacerlo con ayuda de la señora Lula, quizá por el momento sería lo más prudente, entonces Valerius se alejó nadando muy rápido, Mildred salió a la superficie en donde la esperaba William a la orilla, en cuanto la vio corrió a pesar de la lluvia intermitente.

- ¿Lo viste?- le preguntó a Mildred.

- Sí. - contestó William a fin de tranquilizarlo.

Subieron a la camioneta, en el camino de regreso la lluvia poco a poco empezó a ceder convirtiéndose todo en algo agradable.

- ¿Qué es eso? - le dijo William señalando hacia el libro.

-Tendré que hacer una tarea muy importante para Valerius.

- Sea lo que sea, sé que lo lograras.

Mientras tanto, Mildred hojeaba el libro intentando comprender las cosas que leía pero sus ojos le ardían, el crepúsculo apenas era notorio, al llegar volvieron atrepar la barda para entrar por el balcón. Ambos se secaron la ropa e intentaron entrar en calor, aunque eso duró muy poco porque William tuvo que desaparecer.

Cuando Mildred por fin estaba conciliando el sueño sonó la alarma, señal de que tenía que levantarse, aunque le costó mucho trabajo desde abrir los ojos hasta ponerse de pie, finalmente lo logró, pero las imágenes de lo que había pasado la noche anterior todavía estaban muy frescas en su mente, cuando saltó de la cama buscando el libro que le había entregado Valerius, igualmente hizo lo mismo con la bolsa que contenía las perlas y el gladio. Ahora pensaba en buscar de nuevo a William para asegurarse de que todo había sido real, que había hablado con un hombre con pies enormes recubiertos de escamas. Mildred buscó prepararse un café pues necesitaba despertar de inmediato, tomó un poco,después regresó su madre de hacer ejercicio, le dijo que, tenía los tenis sucios de lodo, que iría acambiarse, por tanto Mildred terminó de tomar sin compañía el dulce café.

En poco tiempo William se presentó para ir a la escuela, traía unas gafas negras a fin de ocultar las ojeras, aunque de verdad lo hacían ver como un chico misterioso muy atractivo. Para Mildred ese era un amanecer grandioso por el solo hecho de estar con William.

- Me alegra ser yo de nuevo quien te recoja - dijo William dándole un abrazo.

Camino a la preparatoria pudieron ver los rastros de la lluvia por la visita del rey Valerius, la tierra estaba mojada, de los árboles aun caían algunas gruesas gotas tan despacio y delicadamente como si no se quisieran ir, como si ese fuera su hogar. En la entrada de la preparatoria Mildred miró entre abrirselos labios de William pero ella no lo dejó emitir palabra alguna, sólo lo beso.

- No quiero hablar de lo que pasó ayer - dijo Mildred.

- Está bien - le dijo William como paralizado.

Tal vez Mildred quería que su día fuera un poco normal, al menos hasta el momento todo iba perfectamente. Con mucha tranquilidad se dirigieron hacia la cafetería. De pronto Mildred se percata de que se habían sentado muy cerca de donde se encontraba Karen, quien los miraba de reojo, parecía que habían pasado años de que no se dirigían la palabra, Mildred realmente no le guardaba rencor, ni siquiera ya se sentía enojada o molesta. No obstante,ahí estaba Karen sentada con Rita, situación que hacía sentir a Mildred como rara, como con ganas detener a su amiga cerca, ya había sido mucho tiempo, habían pasado muchas experiencias, y ya se empezabaa preguntar si realmente lo que había dicho Daniela aquella noche era verdad. Odiaba el silencio de Karen y odiaba que las cosas tomaran ese camino, quería ser de nuevo la chica que con su mejor amiga compartía todo. Hasta añoraba las tardes de película que seconvertían en pijamadas.

Mildred esperaba que los planes de Karen de estudiar medicina siguieran siendo los mismos, esperaba que ahora si encontrara alguien que cumpliera con sus expectativas pues sus exnovios no la habían hecho feliz, Mildred sabia la ilusión que le hacia enamorarse, de hecho Karen siempre le hablaba de príncipes, hadas e historias románticas, aunque no comprendía porque aún no tenía una historia de amor para su vida. Karen era una chica guapa que conocía avarios chicos que serían capaces de hacer cualquier cosa por ella. Incluso en ese momento varios chicos de la cafetería le tiraban miradas furtivas. En eso William le dice:

- Vamos Mildred, termina de comer.

- Claro, eso intento.

William le lanzó una mirada perspicaz pues realmente todavía tenía mucha comida en su plato, Mildred era lenta para comer. En eso volvió a mirar la mesa donde se encontraba Karen y Rita, pero ellas ya no se encontraban ahí. Salieron del lugar cuando en eso se les une Beto con un poco deprisa, y les dice:

- Chicos, ¿no van al patio trasero?

- No, ¿Qué pasa?- pregunta William.

- No sé muy bien pero me avisaron que algo pasa con Karen y Rita.

De pronto el estado de alerta en la cabeza de todos se prendió preguntándose que podría pasar.

MildredWhere stories live. Discover now