La noche juntos

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Mildred se quedó desconcertada de lo que dijo porque realmente no creía que esa noche hablarían de ellos. Quizá esperaba tener un poco más de valor para creérsela. Después de despedirse de las personas, todas ellas desconocidas para Mildred con excepción de Linda, salieron del salón dejando atrás el bullicio de la gente, se fueron a su cuarto de hotel, esta vez Mildred se sentía tan pequeña al lado de William, sentía como su corazón palpitaba tan fuerte que esperaba que no se saliera de su pecho, o, que no se escuchara porque podría despertar a todos mientras cruzaban los pasillos. William abrió la puerta, se quitó el saco que traía dejándolo botado en el sofá , se le notaba inquieto.

- Creo que es momento de hablar.

Pero Mildred le dice:

- No sé si sea al momento, ahora debes descansar.

- No puedes huir Mildred Martínez.

Su voz se escuchó tremendamente hipnótica, tanto que Mildred se sintió aún más nerviosa.

Se sentaron entre las sábanas cuidadosamente colocadas en el piso, no lo pensaron, ese era un lugar improvisado para estar juntos, pero se conformaban con estar alejados de la puerta donde nadie los pudiera interrumpir fácilmente.

- Quizás me ayudaría saber qué es lo que quieres saber.

Dice Mildred muy nerviosa.

William acerca una botella de Whisky que estaba sobre una repisa, la abre y prepara dos tragos, les pone jugo de uva con bastante hielo, le acerca un trago a Mildred, ella lo acepta. Aunque nunca había tomado, pero en ese momento siente que lo necesita. Pronto imagina a su madre desaprobando ese acto, tanto el estar bebiendo como el estar a solas con William. Aun así, ella sabe que no pasa nada entre ellos, pero la situación no deja de incomodarla. Para poder seguir se quita la imagen de su madre de la cabeza.

- Gracias - dijo Mildred.

- De nada, hermosa, ¿por qué es tan emblemático el día en que tú naciste?

Mildred sospechaba que ya lo sabía. Por eso en broma le dice:

- El día en que yo nací, nacieron todas las flores.

Mildred ríe, al tiempo que lo hace William. Él la mira fijamente con sus ojos verdes adormilados, como esperando que continuara.

- Es algo parecido... Veras... El día en que yo nací aparecieron verduras gigantes en los sembradíos de algunos campesinos.

Mildred esperaba no haber sonado como una tonta.

- Bueno eso no es algo tan extraordinario, además ya eso lo sabía.

- ¿Lo sabes?

- Claro yo lo sé,  ¿Por qué no tuviste confianza en decirme las cosas raras que se dicen de ti?

- ¿Qué es lo más raro que has escuchado?

- Cosas... Como que tu cabello se pone más rojo cada que se acerca tu cumpleaños... Obviamente eso es muy gracioso y para serte sincero no es algo desagradable.

- Claro que nada de lo que dicen es verdad... No soy especial.

- Eres especial - dijo William inhalando profundamente.

- Me refiero a que soy normal.

- No quiero que me lo tomes a mal pero para mí no eres normal... Tienes algo.

- ¿A qué te refieres?

- No lo sé exactamente.

- No he escuchado mucho de lo que dicen por ahí de mí, y cuando fui a la alcaldía por las fotos me di cuenta de que realmente no sabía nada de lo que pasó cuando yo nací.

MildredWhere stories live. Discover now