Promesas y secretos descubiertos

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En un tiempo razonable terminaron todas las cosas por hacer, así que tuvieron tiempo de parar en un centro comercial. A petición de Mildred buscaron el local donde vendían café, alguien le había contado que muchos en Santa Cecilia iban a San Francisco a tomarlo ahí, nada más como para pasar el tiempo, aunque realmente tenías que tener edad para que tus padres te dejaran, de lo contrario tenías que conformarte con las canchas de Santa Cecilia o el pequeño parque.

- Un café negro con crema por favor - pidió Mildred.

- Lo mismo por favor - ordenó Linda.

En el establecimiento, se encontraban ocupadas un par de mesas, unas amigas tomando un té helado, y a lo lejos una pareja en donde el chico miraba a su amada con cariño profundo.

- Si viviera aquí, creo que haría esto cada fin de semana - dijo Linda.

- ¿Amas el café?

No, simplemente me agrada conversar tomándolo...No te has dado cuenta las cosas que pueden suceder en un lugar como este.

Mildred miró a su alrededor, para entonces ya no había sólo una pareja si no dos.

- Sí, es sorprendente - dijo Mildred.

- Aunque tú puedes sincerarte conmigo acerca de William - le dijo Linda cerrándole un ojo.

- No creo que allá mucho que decir, todo tú lo sabes -dijo Mildred poniendo los ojos en blanco.

- Habla con el antes de que sea tarde.

-¿De qué hablas?

- William planea comprar una casa aquí, aunque ahora detuvo un poco ese proceso, pronto tendrá que viajar mucho, se irá de gira y las cosas pueden cambiar, además...

En eso Mildred la interrumpe un poco:

- No quiero ser un obstáculo para que William no cumpla con todos sus compromisos o los posponga.

La mesera sirvió con cuidado el encargo de cada una, preguntó amablemente si necesitaban algo más, y Linda le contesta que no.

Luego le dijo a Mildred:

- Amiga si es eso lo que te detiene olvídalo.

Luego le tomó un poco a su café.

Mildred se mostró reflexiva, en parte porque deseaba olvidarlo, pero no le agradaba decirle la verdad a medias a Linda, esa situación no le gustaba mucho.

- Mildred eres muy agradable y tienes buen gusto para el café.

Entonces Mildred comprendió que un café con la compañía correcta es lo más curativo. Mientras tanto Linda no se percataba del cambio de chip en la mente de Mildred. Recordemos que las promesas se hacen entre amigas y son sagradas, al menos eso creía Mildred, quien era incapaz de romper una promesa, ahora, en ese momento realmente esperaba que Linda le pusiera el mismo valor pues le hizo dos promesas muy específicas, la primera consistía en que jamás le diría a William nada de lo que ellas hablaban, la segunda, la promesa del corazón, la hicieron con el meñique, consistía en que ambas se cuidarían entre sí. Cuando Linda repitió esas últimas palabras Mildred no logró contener una lágrima como de cristal, misma que se desvaneció en su mejilla izquierda.

Ese día había sido un día agotador, Mildred se encontraba dormida, había dejado la lámpara de su habitación prendida pues la noche anterior había tenido pesadillas. Pero la acción no le valió de nada, ahora soñaba que se encontraba en la orilla del rio pero ya no había agua, ya no se dejaban ver peces o alguna señal de vida, sólo tierra partida y que a lo lejos aparecía una sombra que se le acercaba poco a poco, cuando estuvo cerca vio que se trataba de William, quien sólo la abrazaba con sus labios blancos, sin aquel color rojo, sin vida. Entonces le asaltó el deseo de revivirlo pero no sabía cómo, en eso se escuchó un estruendo que la dejó paralizada, les tomó unos segundos para entenderque la detonación provenía de muy cerca, luego corrían a protegerse bajo los árboles, pero no encontraban ninguno.

MildredWhere stories live. Discover now