La llegada de Linda

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Mildred no conocía al rey del océano Valerius pero creía que se le tenía que tener respeto, no lo había visto y ya le imponía demasiado temor, ella entendía su molestia, era consciente de la contaminación de los océanos, de cómo la gente irresponsable tira desechos industriales, basura, entre otros muchos contaminantes. Mildred no comprendía cómo podían  dormir esas personas, pues realmente se estaban matando ellas mismas, y así aniquilaban la oportunidad de que las próximas generaciones vivieran en un planeta limpio. Mildred se imaginó que algo similar pasaba por la cabeza de la señora Lula, quien mostraba una cara de molestia y preocupación. 

- En estos momentos nos queda solo esperar - agregó Mildred.

 - Si... Así que no te preocupes.

Mildred regresó a su casa, no había nadie, se fue a su recámara con la intención de realizar las actividades pendientes de sus clases, se mostraba inquieta, no podía concentrarse pensando en todas las posibles causas por las que William asistió a clase. 

Más tarde recibe un mensaje de Linda donde le decía que en un par de días se encontrarían en santa Cecilia, fue una buena sorpresa, más porque eso indicaba que el álbum de William seguía trabajándose y esperaba que todo los esfuerzos tuvieran los mejores frutos. Esa noche durmió con una ligera sonrisa imaginándose a William tocando sus nuevas canciones en un escenario enorme, frente a miles de personas. 

Una mañana, sorpresiva mente recibe una llamada de Linda: 

 - Hola Mildred. 

- Hola Linda. ¿Cómo estás?

 - Excelente amiga, ¿puedo verte hoy? 

- Si, ¿Dónde nos vemos? 

- ¿Puedo ir a tu casa? 

- Si, te mando mí ubicación, me puedes marcar por cualquier cosa. 

No esperaba la pronta visita de Linda, pues Linda era una chica acostumbrada a vivir en la ciudad y por esa razón quería hacerla sentir cómoda y en casa,  pero era seguro que saldría a relucir el tema de William esperaba que eso no complicara las cosas, no sabía si ella estaba enterada de lo que pasaba entre ellos, algo complicado de disimular, además, Linda era una de las pocas personas en toda Santa Cecilia que sabía algunas verdades. 

Ahí estaba ya Linda, Mildred la recibe en la sala de su casa, Linda está espectacular, luce unos botines  que la hacen ver más alta, más delgada. 

- Mildred que agradable verte de nuevo - dice Linda. 

Lo mismo digo... Me imagino que te sientes rara, aquí, no es lo mismo que estar en la Ciudad de México. 

 - No es lo mismo, pero estar aquí también es agradable, William eligió un muy bello lugar para grabar su álbum, todo se ve muy tranquilo por aquí.

 - Así que tienes mucho trabajo. 

Si pero ahorita necesito comprar algo de víveres, mandar algunos documentos por correo, además necesito recoger una cámara, entre otras cosas, ¿me acompañas?

 - Sí, claro.

Mildred sube por su bolsa de mano, después salen y afuera está un coche negro realmente hermoso, Mildred, dentro de ese carro se siente como una persona importante, los vecinos la comienzan a observar, Mildred sabe que de cualquier manera comenzaran a hablar y hacer chismorreo, aunque a estas alturas a ella eso ya no le importa. En eso Linda le pregunta como desconcertada: 

- ¿Sabes que le pasa a William?

 - ¿Qué tiene? 

Contesta Mildred con otra pregunta, intenta reaccionar normal y tranquila aunque ahora sabe que William no le ha contado nada de lo que ocurría últimamente entre ellos. Eso la reconforta quiere decir que William respeta esa intimidad. 

- No me dice nada, pero se ve realmente de caído, pensé que tú sabrías algo, ¿ya no están saliendo? 

-Eeh... Ya no. 

- Ahora entiendo un poco, no quiero interferir entre ustedes pero, ¿puedo ayudarlos en algo? 

- Sólo debemos dejar que las cosas sigan su curso -dijo Mildred como convencida de algo. 

Linda dejó el tema, algo que agradeció Mildred, pues en esos momentos ella solamente quería sentir la amistad de alguien. Linda comenzó a conducir un poco más rápido aunque se miraba atenta y concentrada en lo que hacía. Llegaron a una tienda de conveniencia donde compró muchos víveres, entre ellos jugos de manzana y chocolate líquido. Entonces Mildred recuerda que esos productos son favoritos de William, recuerda que a veces le ponía de esos productos a su fruta. Con la canasta llena terminaron de recorrer los pasillos de la tienda, buscaron la caja con menos gente y se formaron ahí, la cajera paso meticulosamente por la estación todas las compras, hasta que finalmente salieron. Linda entra en acción, toma algunas fotos con un perfecto encuadre, a Mildred le vinieron a la cabeza las fotos que había tomado William. Sin preguntárselo Linda le comentó que ella le había enseñado a William a tomar fotos, le explicó que todo se debía a que ambos les interesaba mucho  contar con un buen contenido, con un buen material. Mildred se da cuenta del profesionalismo de Linda, quien es demasiado movida y eficiente, se imagina que para trabajar en el equipo de William se requiere tener muchas habilidades. 

De ahí se dirigieron a la biblioteca pública de San Francisco, uno de los pocos lugares a los que Mildred no había entrado, cuando la ve por primera vez se sorprende, es una biblioteca con muchos libros de todos los tamaños, las estanterías llegan casi al techo y todas están llenas, su cara de sorpresa la percibe Linda pero no le hace ningún comentario, caminan hasta donde está el joven recepcionista, Linda le pregunta por las computadoras, él las dirige por un pasillo, Linda prende una computadora, entra a un buscador, y entonces le pregunta a Mildred: 

- De casualidad, ¿sabes cómo se contrata el servicio de internet para un domicilio?

 - No. 

Linda empieza a buscar, hace una llamada y negocia lo necesario para que fueran a instalar el servicio al día siguiente. 

- Este servicio es indispensable - dijo Linda al terminar la llamada. 

Linda era tan libre, tan independiente y tan inteligente que era imposible no admirarla, o querer ser como ella. 

- Aquí es un poco molesto el tener que contratar otra línea de teléfono, aun así vale la pena. 

Mildred no sabía de esas cosas pero le creyó, estar con Linda era aprender algo nuevo todos los días, y estaba agradecida con eso pues su cercanía le nutría bastante.



Hola...

Espero que estén disfrutando de estos últimos días del año

También espero que les esté gustando la historia, estoy muy emocionada de compartir.

Saludos y mucho amor



MildredWhere stories live. Discover now