La visita

222 30 42
                                    


Ese mismo día su madre le ordenó que fuera a llevar unas manzanas rojas a la casa de la señora Lula, así que puso las grandes manzanas rojas en la canasta, tomó su bicicleta y bajó al pueblo, de suerte que los rayos del sol ya eran menos intensos, faltaban al menos unos cuarenta minutos para que el sol se metiera.

Cuando llegó a la casa de la señora Lula toco enérgicamente la puerta, no respondieron, entrevió la puerta abierta y por ahí se asomó para gritarle por su nombre a la señora, aun así nadie atendió, desde afuera había notado la luz de un cuarto prendida, así que entró a la casa temerosa, dejó la canasta de manzanas en la mesa, cuando de repente escuchó:

- Pasa querida Mildred - dijo la distinguida voz ronca de la señora Lula quien se encontraba recostada.

- ¿Señora Lula está bien? - preguntó.

- ¡Si querida! No te preocupes, lo que sucede es que no te esperaba tan pronto.

- Le vine a dejar unas manzanas, mi madre me envió, las puse sobre la mesita del pasillo.

- Muchas gracias, tu madre siempre preocupándose por mí.

Mildred esperaba que la señora Lula le dijera que tenía, porque su aspecto era cansado, demacrado, indicaba deterioro de salud, eso la preocupó.

- Hace unas horas vino el doctor a verme. Por las fiebres querida. Mi hijo fue a comprar los medicamentos.

- ¿No se le ofrece nada? - preguntó Mildred afectuosamente.

- Eres muy amable, creo que deberías irte, es algo tarde, ven a visitarme más seguido.

Entonces Mildred se despidió.

A la mañana siguiente su amiga pasó por ella. Bastaron un par de minutos para que Karen comenzará a hablar del chico nuevo, realmente sentían que lo vivido el día anterior había sido una especie de alucinación, ahora todo era tan diferente, hasta se puede decir que se modificaron los colores con los que miraban la nueva etapa, la de estar en preparatoria. Karen comentó que el chico le parecía muy guapo, aunque no se explicaba el por qué un chico de la gran ciudad se había ido a inscribir a una escuela lejos. A Mildred le sorprendió la habilidadque tenía su amiga para especular información.

Entraron al salón y tomaron sus mismos lugares que el día anterior, el chico nuevo no tardó mucho en llegar e igualmente se sentó en el mismo lugar. Ese día parecía que Mildred no tendría interacción con William, pero en la última hora tuvieron que ir a la biblioteca a realizar una investigación, ahí les pasaron un flyer sobre el club de basquetbol de la escuela, básicamente porque estaban requiriendo nuevos jugadores, rápidamente los chicos comenzaron a murmurar sobre lo mucho que les gustaría entrar al equipo, hasta se preguntaron entre sí cuáles eran los días de entrenamiento, entre otras cosas, entonces Mildred recibió un papelito escrito con fina caligrafía, textualmente decía:

- ¿Tú estarás en esa actividad? W. Crespo.

Alzo la mirada y William le guiño el ojo para asegurarle a Mildred que él le había enviado ese papel, así que tomó su lapicero poniendo empeño para no arruinar la nota.

- No soy muy buena. ¿Tú estarás? Y lo entregó a su compañera de al lado para que lo volviera enviar al otro extremo de la banca donde se encontraba William.

- ¿Podrías considerarlo? - dibujó una carita sonriente, algo que le pareció muy tierno a Mildred.

- Ok.

Cuando William recibió nuevamente la nota miró a Mildred alzando los pulgares con una sonrisa, eso ocasionó que ella se sintiera complacida.

Es claro que Mildred y Karen se empezaban a adaptar a la preparatoria. La junta que tuvieron con la directora la segunda semana de clases, fue algo que las hizo salir un poco de la rutina, esto a pesar de que William estaba con ellas en la misma clase. No obstante, cada vez Mildred empezó a tener a William más cerca, pues se sentó enfrente de ella, una mala decisión porque le imponía mucho, haciéndola sentir hasta un poco débil.

Afortunadamente las ideas que le dieron a la directora fueron muy bien aceptadas, lo que quería decir que tenían luz verde para comenzar a organizar las mamparas que quizá necesitarían una pintadita.

Esa tarde Karen fue a preguntar al encargado del mantenimiento por las mamparas y se dio cuenta que efectivamente necesitaban pintura, así que quedaron de acuerdo en ir a comprarla esa misma tarde cuando salieran de clases.

Las chicas iban caminando en la calle Ocampo, una avenida donde se podía encontrar cualquier cosa para construcción. Entonces el cielo les anunciaba que pronto caería la lluvia. Afortunadamente les faltaba una cuadra para llegar.

Cuando entraron al establecimiento de pinturas saludaron al conocido señor Ulises quien amablemente les atendió; ahora se encontraba esperando que regresara con la pintura blanca, cuando en eso Karen le preguntó a Mildred:

- ¿Estarás en el equipo de basquetbol?

- Si, realizaré la prueba.

Contestó con voz culpable porque no le había contado a su amiga que William la había animado hacerla. Entonces Karen agregó:

- Estuve pensando en hacer la prueba pero al parecer Daniela Jiménez también la hará.

Sus palabras sonaron a repulsión, eso fue un alivio para Mildred, pues el hecho de que su amiga Karen no se hubiera enterado de lo sucedido en la biblioteca, le reconfortaba, no le interesaba un interrogatorio de su mejor amiga.

- No creo que quede - agregó para darle un poco de ánimo a su amiga.

Para entonces el señor Ulises ya había regresado con la pintura solicitada. De prisa pagaron, salieron de la tienda en dirección al estacionamiento donde habían dejado la camioneta. Para ellas fue un alivio cuandose encontraron a salvo, esto debido a que las primeras gotas del cielo empezaron a caer.

Cuando llegaron a la casa de Mildred esas gotas se habían convertido en un gran aguacero, por lo que Mildred le suplicó a Karen que no se fuera, le dijo que esperara a que pasara el agua, así que no le quedo más que aceptar, aunque el plan no resultó tan mal, se pusieron a ver una película, mientras tanto la señora Ana les hacía unas palomitas. En un momento Karen dijo:

- ¡Amiga!, tenemos que ver películas más seguido.

- ¡Sí!... aunque no sé cuándo podremos ver otra.

- Bueno tendrá que ser pronto.

Ambas se rieron por la ironía de Mildred, después la trama de la película las envolvió tanto que no hablaron casi nada. Pasada una hora aproximadamente llegó el señor Pablo, situación que les indicaba que pronto sería la hora de cenar. Alterminar la película Mildred y los señores Martinez le pidieron a Karen que se quedara, que cenara con ellos. Karen amablemente les dijo que en otra ocasión, para entonces únicamente chispeaba un poquito, les comentó que prefería irse para no quedarse varada por ahí. Ellos entendieron.

Hola ....
Un saludo a todos y espero que les esté gustando la historia.

😁✨

MildredDonde viven las historias. Descúbrelo ahora