32- Amuleto de madera

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Henkikoira e Ivanna se miraron fijamente luego de que Nibiru se hubiera escapado. La loba se quedó pasmada cuando dijo "con los tiempos que corren", el chico saltó hacia el árbol que cayó y sacó su hacha del tronco del mismo sólo para luego mirar fijamente a Ivanna a los ojos, ella dio un paso atrás con un leve rubor en sus mejillas.

—Hace días logré infiltrarme en el palacio presidencial de Cipango — comenzó a decir el chico —, hay un plan para reducir gran parte de la población de la ciudad, un tal Alaric Windsor quiere el mayor número de terreno para construir una nueva ciudad que, según escuché, se llamará Londres. Debes cuidarte, no estaré siempre para salvar tu pellejo y las calles se pondrán peligrosas.

—¿Cuándo será? — Ivanna se puso muy seria.

—En dos lunas llegará ese día — informó el chico de cabello bicolor.

—Espera, una cosa más — Henkikoira se dio vuelta.

—¿Qué?

—¿Por qué me salvaste? — cuestionó la loba.

—Eso no es asunto tuyo, mantén tus ojos bien abiertos que este mundo hay mucha gente sin escrúpulos — dijo el joven de ojos amarillos que brillan en la oscuridad.

En menos de un segundo, él pudo notar la belleza de Ivanna y le esbozó una cálida sonrisa en la oscuridad; Henkikoira sacó de abajo de su capa un colgante de madera en forma de lobo y se lo pasó a la chica que quedó sorprendida.

—¿Para qué me das esto? — cuestionó Ivanna mirando el obsequio.

—Hace dos días fui a las ruinas de Mustakuu y encontré esto. Supuse que debería ser un recuerdo de lo que ahora debes hacer — mencionó el chico con una mirada menos severa.

Los recuerdos de su infancia golpearon a Ivanna con fuerza; incluso su bestia interna, Berenize, lloró un llanto triste trayendo consigo las lágrimas de la mejor amiga de Alexey a quien tantas veces le había mentido, ella no entendía bien por qué Dafne no se sentía tan abrumada al hablar de su manada destruir.

—¿Sabes cómo vencer a Nibiru y a Alaric? — cuestionó la loba apretando el amuleto de madera.

—Según un rumor que oí  en el palacio presidencial, debes atravesar a ambos con una estaca o con un objeto de considerable longitud — explicó el chico —, o bien quemándoles hasta que no queden más que cenizas.

Y así, diciéndole la clave a ella para obtener su venganza Henkikoira se marchó del lugar tan pronto hubo llegado al sitio dejando tras de sí a una Ivanna consternada porque por fin podrá vengar la muerte de los suyos, sus padres, sus hermanos y compatriotas 

(...)

Al amanecer Dafne estaba junto a Ceres en el comedor, la híbrida parecía que sospechaba de algo, su mirada se volvió perspicaz cuando vio a Jack echado sobre un sillón en la sala, él le devolvió la mirada con calma ante la tranquilidad de saber que con esa desconocida estaban seguros, pronto Madame Lillith encendió la radio para poder escuchar las noticias y fue allí que su rostro se desencajó, tal parecía que lo que Alaric Windsor quisiera es deshacerse de gran parte de la población de Cipango.

—Ustedes — los miró fijamente a todos —, deberán defenderse en la noche. Mantengan su guardia en alto.

—¿De qué hablas, anciana? — preguntó Jack levantándose del sillón. 

—La "jornada de limpieza" Windsor la instauró la semana pasada cuando usurpó el poder... — explicó la mujer con seriedad —, les ayudaré en lo que pueda.

Dafne se puso de pie golpeando la mesa con la palma de la mano, Ceres notó eso y agachó la cabeza como si estuviera ante su alfa, Lillith abrió sus ojos sorprendida con el comportamiento de Dafne siendo que era la menos explosiva de todos.

—¡De ninguna manera! ¿quién se cree para darnos órdenes y hablarme como si conociera? — exclamó la híbrida y la dueña de la mansión se mostró sorprendida —, disculpe pero eso no me da una buena espina, siento que en algún momento nos traicionará tal y como lo hizo Kassia o incluso los que se supone que eran mis compañeros, me refiero a los lobos de la manada que se supone que yo heredaría.

—Dafne no quise...

—Todavía no acabo Madame — le cortó el habla —, esa amabilidad no me gusta para nada, nadie puede saber si quiere matarnos o no

—Hago esto porque Nibiru mató a mis hermanos hace sesenta años — resopló Lillith callando a Dafne —y Alaric Windsor secuestró a mis hijos Letizia y Harald y debe tenerlos en algún punto de la ciudad.

—Escucha, te creeré si me dices en dónde está — Dafne se calmó un poco.

—Está en la antigua estación de tren del río Ros — dijo la mujer con tranquilidad.

—Y una cosa más — Alexey tomó la palabra por primera vez —, ¿cómo sabes eso? ¿acaso lees mentes o tienes un informante? — inquirió el hombre con  total desconfianza.

—Tengo las dos cosas, y creo que uno ya lo conoce aquí — la mujer sonrió con calma.

Pronto la puerta se abrió, luego los pasos de alguien que usaba zapatos de cuero resonaron en la entrada de la casa, el olfato de Dafne, Ceres y Jack notó algo que nunca había sentido y es un olor a pelo de perro, y fue cuando el silencio reinó que ese misterioso hombre que no era nada más que Henkikoira, el mismo chico de cabello bicolor en el salón de la mansión de Madame Lillith.

—Lamento la tardanza pero estoy listo para la misión — mencionó el chico.

—¿Este tipo nos ayudará? — Jack lo miró con desprecio.

—Sí, ¿quién más? un vampiro no puede defenderse en el día porque tendría quemaduras en su cuerpo — dijo Henkiokoira jactándose de todo lo que sabe.

—¿Qué dices? No me digas qué soy o no capaz y menos un aparecido como tú — voceó el vampiro.

—¿Me retas, colmilludo? — vociferó el de cabello de dos colores encarando a Jack.

—Basta ustedes dos — exclamó Ceres interponiéndose entre ambos —, tenemos una misión que es salvar a los hijos de la señora, así que llevémonos bien — añadió la loba.

—Lo que faltaba — murmuró Dafne al ver a Hankikoira —, si no tenemos más opción... pues tendremos que cooperar.

Alexey puso sus manos sobre los hombros de la loba de cabellera negra, el alguacil miró con seriedad a Henkikoira sólo para que después Ivanna apareciera toda mojada con la lluvia y llevando consigo un colgante de madera con forma de lobo, mantuvo su mirada seria sin soltar a Dafne, él le había tomado cariño desde hacía ya tiempo gracias al gran tiempo que han compartido.

—Ivanna, ¿por qué vienes toda mojada? — le preguntó Dafne —, ve a cambiarte, saldremos en una misión.

—No, esta vez no señorita Dafne — respondió a secas —, yo iré a matar a Windsor.

—Ni siquiera tu con tu fuerza actual le harás un rasguño, niña — respondió Henkikoira serio —, deberías acompañarnos mejor, así estarás más segura y el vampirito tiene que quedarse aquí.

—¡Agh, me tienen harto! Ya verán que encontraré una manera de que el sol no me queme — espetó Jack molesto y subió las escaleras como alma que lleva el diablo.

Con la rabia a flor de piel, Ceres se levantó de la mesa y siguió a Jack arriba sin siquiera dejar que la mismísima Dafne dijera algo y eso incluso preocupó a Pancracio que estaba detrás de las escaleras asustado del temperamento de Ceres. 

Alfa y Omega: La Dama del Mar (en pausa)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang