9- Ice Sword

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El rugir de los cañones de ambos navíos era estruendoso, pero aquello que llamaba la atención a Dafne era que el capitán de si barco enemigo estaba protegido, de alguna manera, por un campo de fuerza.

Vio hacia abajo, hacia el mar, como un enorme banco de peces se juntaba en la superficie. En su cabeza resonó la voz de Kassia advirtiéndole.

*sal de ahí ahora, no hay tiempo de dar explicaciones, corres peligro si sigues en el mar

*Si tú lo dices... Pero me debes una muy buena explicación, marina

Dafne se devolvió pero un brillo en el fondo del mar, se sumergió rápidamente hacia aquel resplandor.

Más y más peces huían despavoridos de algún monstruo del fondo del mar, su cola impulsaba toda el agua hacia atrás. Llegó hacia un coral donde una espada estaba incrustada en este, tomó el mango del arma sintiendo una fuerte descarga eléctrica.

—Esta espada... será mía — exclamó Dafne haciendo más fuerza.

La misma voz que escuchaba días antes en su cabeza volvió a escucharse con más intensidad ahora que estaba bajo el agua salada del océano.

"Debes tener en cuenta que tus deseos se han de materializar en ella..."

Frente a Dafne, una figura que conocía a la perfección pues siempre aparecía en sus sueños cuando era niña, había aparecido, los ojos de la híbrida de los dos mundos se llenaron de lágrimas porque hace tiempo no la veía.

Una cola de pez de un brillante color azul, un cabello largo y negro además de unos hermosos ojos azul marino que demostraban un cálido amor que solamente una madre podía expresar.

—Mamá... ¿eras tú la que siempre me hablaba en mi mente? — preguntó la híbrida —mi padre dijo que habías muerto — añadió en un murmullo.

—Estás en lo correcto pero yo no estoy muerta, tú debes desear algo con todo tu corazón para sacar la espada del coral. Yo siempre estaré contigo y pronto nos volveremos a ver mi pequeña
— dijo la sirena mayor convirtiéndose en espuma de mar.

Dafne decidió tomar la iniciativa y tomar la espada entre sus manos, resistiéndose a la corriente eléctrica vinieron imágenes a su mente de Ceres, Kassia, Caronete, Jack y Pancracio.

Ellos posiblemente ahora estarían dependiendo de ella para vencer a sus enemigos.

En el barco y más exactamente en la sala de armas, Jack se divertía lanzando las balas de los cañones al barco de velas rojas.

—Ay... amo bonito... ya me estoy cansando — se quejó Pancracio soltando una bala de fuego.

—Debemos ayudar a mi cuñada — espetó el vampiro lanzando otra bala de hielo contra el barco de velas rojas.

Los cañonazos de ambos buques se hacían cada vez más estridentes a medida que el barco de Dafne y sus aliados se acercaba poco a poco al de velas rojas.

Les era raro ver que el capitán de su navío enemigo no decía una palabra en todo lo acaecido recientemente en la batalla naval.

En cubierta, Ceres observaba preocupada las profundidades esperando alguna señal de vida de su amiga.

—Ya, esa híbrida ya no va a regresar jamás — dijo Tefnut, desde que Dafne decidió saltar sólo decía cosas negativas y eso ya tenía harta a Ceres.

—¡Ya cállate o te doy un puño que te quita esos dientes de caballo! — advirtió la loba con frialdad.

Bajo las aguas frías del océano, Dafne seguía forcejeando con el coral en el que estaba incrustada la espada, observó de soslayo unos extraños tentáculos de un pulpo los cuales iban acercándose peligrosamente a ella.

En pleno forcejeo agitando su cola con mayor fuerza hasta que dicho coral se resquebrajó dejando salir la hoja de esa espada, junto a ella salió una piedra demasiado brillante de coloración azul brillante, la híbrida la tomó en su mano izquierda mientras sostenía en la otra la espada.

Segundos después sintió que el arma vibró al contacto con el agua marina.

—Está... ¿vibrando? Sí, esta extraña vibración que produce la espada la está haciendo más ligera — murmuró Dafne observando con detalle la base de la hoja de la espada.

Un brillo dorado deslumbró los ojos de la chica sirena, Dafne cerró sus ojos para evitar que la luz los lastime. La luz poco a poco fue desapareciendo, repentinamente en la mano donde tenía la gema empezó a sentir una fuerte atracción hacia la espada, trató de mantener su mano cerrada pero le fue imposible ya que la joya fue directamente hacia su ahora espada incrustándose en la hoja.

—Ya veo porque no pude sacarla en un principio — habló en voz baja la chica.

Observó hacia la superficie y comenzó a nadar en dicha dirección, sintió que su velocidad era aún mayor pero no sabía qué algo la estaba persiguiendo y no era precisamente un animal pequeño.

Salió del agua dando un salto de gran altitud, Tefnut quedó sin habla mientras Ceres observaba todo aquello con suma sorpresa pero sobre todo alegría por ver a su amiga sana y salva.

Kassia no parecía mostrar ninguna emoción y al final su rostro se desencajó por completo cuando salió una enorme bestia con tentáculos y con forma de langosta a atacar a la nave de banderas rojas.

Tan grande fue la sorpresa de todos cuando vieron que la bestia destruyó con un sólo golpe ese barco hundiéndolo en el fondo del mar. Sobre uno de los bordes del barco de Dafne cayó una joya de color rojo, Kassia la tomó en sus manos y se la mostró a todos sorprendiendo a todos nuevamente.

—¿Otra más? ¿qué son estas cosas? — indagó Ceres.

—Esto es una gema mágica... Pero no tenemos tiempo para hablar porque tenemos problemas aún peores — habló Caronete con seriedad.

Dafne mostró su espada, una espada de doble filo con una hoja recta, el monstruo se iba acercando lentamente a su barco el cual estaba quieto en esa posición. La espada de la híbrida de los dos mundos comenzó a vibrar nuevamente ella sujetó el arma con ambas manos preparándose para el ataque contra ese inmenso monstruo.

—Ustedes — habló la híbrida  —quédense tranquilos que yo los voy proteger — añadió y la hoja comenzó a cubrirse de una capa parecida a unos diamantes —te lo suplico ayúdame por favor mamá.

Blandió su espada cortando el viento a su vez que lanzaba una ráfaga de aire congelado contra la bestia marina convirtiendo el monstruo en una estatua de hielo.

Dafne cayó al suelo sin energías tras salvar a sus amigos, Ceres la ayudó a levantarse junto a Kassia, Caronete que le ofreció su lomo para llevarla a descansar.

—Esa niña... cada vez me tiene más sorprendida — murmuró Tefnut.

Alfa y Omega: La Dama del Mar (en pausa)Where stories live. Discover now