13- Ivanna & Alexey

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En una pequeña cabaña cercana a la ciudad capital de Cipango, dentro de ella un joven de cabello medianamente largo, piel clara y ojos marrones el cual no aparentaba ser muy mayor.

Sobre la mesa de la única habitación de la cabaña reposaba un gran objeto envuelto en una tela de color azul; repentinamente una mujer tocó desesperadamente la puerta de la cabaña.

—Alguacil Alexey, es urgente por favor abra — suplicaba la mujer.

El muchacho abrió la puerta quedando frente a la mujer, su rostro estaba empapado en lágrimas y se reflejaba el miedo.

—¿Qué es lo que sucede? — preguntó con calma él.

—Encontré a un aldeano muerto con una rosa a su lado — respondió ella —por favor vaya a investigar

—Hum... muy bien. Por favor quédense aquí y no intente seguirme señora — dijo marchándose de la cabaña hacia la aldea.

La niebla cubría el andar de Alexey mientras avanzaba, le parecía muy extraño que ese día hubiera alguien asesinando gente en su pueblo.

Llegó a la calle principal donde había mucha gente aglomerada alrededor de un sujeto que yacía inerte en el suelo sin poder mover un sólo músculo.

—Con permiso, abran paso al alguacil Alexey — anunció una voz masculina.

Alexey se acercó al cuerpo del hombre, se inclinó para verlo más detalladamente y encontró algo que le llamó poderosamente la atención.

En su pecho había una rosa que goteaba un líquido rojo el cual se trataba de la sangre de la víctima, examinó un poco más la escena del crimen y no encontró más nada que esa pista de la rosa.

—Esto será puesto bajo investigación — dijo levantándose —, hablaré a la capital para que manden a un reemplazo mientras hago las investigaciones pertinentes — tomó su libreta y anotó lo que vio en ese lugar.

(...)

La noche pronto llegó al templo de la sacerdotisa en dónde se alojaban todos, una suave llovizna caía afuera de la construcción, Dafne observaba el fuego danzar con tranquilidad mientras Ceres estaba con sus piernas cruzadas en flor de loto.

—Ceres — murmuró Dafne.

—¿Qué sucede? — inquirió la loba.

La híbrida no respondió y solamente la abrazó soltando algunas lágrimas ya que le había preocupado el estado de salud de su primera amiga verdadera.

—Tuve miedo, tuve miedo de perderte a ti y a Caronete... Sí... puede que sea fuerte pero... — sollozó en brazos de Ceres —no he tenido una vida fácil.

—Dafne... ¿sabes? Te admiro mucho y me sorprende que seas así de fuerte cuando lo has perdido todo — dijo reconfortando a su amiga.

Jack observaba desde la puerta la escena que su mate protagonizaba con su amiga, de alguna manera le hacía sentir bien el hecho de que ambas estén bien y a salvo.

—Se ve que se quieren y no pueden estar la una sin la otra, parecen dos hermanas — habló en voz baja el vampiro.

Ceres lo escuchó y rápidamente se separó de Dafne, la híbrida le dedicó una cálida sonrisa mientras la loba acercaba a su vampiro.

—¿Dijiste algo? — inquirió Ceres.

Jack se sonrojó un poco y giró su cabeza.

—Yo no he dicho nada — respondió fingiendo ser cortante pero su chica se rió —cuando esa bruja te hirió, me enfureció verte tan vulnerable y no dudé en atacarla.

La loba casi se ahoga cuando el chico confesó todo aquello, sonrió ampliamente mientras recostaba su cabeza en el hombro de su vampiro.

Se sentía segura con él, así como con Dafne; dentro del edificio también estaban los dos Centauros que descansando tranquilamente.
La híbrida se acercó a la sacerdotisa que estaba frente al fuego de la chimenea rezando algo.

—¿Qué haces? — la híbrida de los dos mundos preguntó confundida.

—Trato de averiguar mediante el fuego qué desventuras traerá ese tal Alaric Windsor — respondió.

—¿Quién es ese tipo? — murmuró la híbrida.

—Es un duque que viene desde otra de las islas que quedan al norte — comenzó a decir la sacerdotisa —se cuenta que es un mago o un hechicero oscuro que lanza maldiciones a quien se le oponga.

Dafne abrió sus ojos preocupada por ello porque no es precisamente algo que se deba tomar a la ligera.

—Es obvio que los rumores no sean ciertos — añadió la sacerdotisa con una tierna sonrisa en su rostro.

—Pues sí... eso es muy cierto lo que dices... ¿cómo te llamas?

La sacerdotisa de pelo rizado se giró para verla y se dio cuenta que no ke había dicho su nombre a esa chica de los dos mundos.

—Aylin, me llamo Aylin — dijo ella.

—Lindo nombre, me llamo Dafne — comentó la híbrida.

Mientras que Ceres y Jack solamente estaban en silencio de su mutua compañía, el sonido de la lluvia era suficiente para que tanto el vampiro y la loba estén a gusto.

—Te haré una promesa — habló el vampiro —sea lo que sea que suceda yo te protegeré con mi vida si es necesario.

Ceres lo abrazó con fuerza ya que no quería que se separaran jamás por algo como lo es la muerte de un ser querido en este caso Jack.

—No quiero que mueras, entiende, tú eres mi Mate y si tú mueres yo moriré también — soltó en un hilo de voz.

—Matar a un vampiro es difícil y se debe tener muy buena suerte — mencionó burlón el chico.

Desde lejos Aylin y Dafne observaban la escena tan emotiva que sostenían ambos enamorados, la híbrida sonrió para sí misma pues le encantaba ver a la gente ser feliz aunque ella no lo fuera.

(...)

En la cabaña cercana al pueblo donde el misterioso asesino de la rosa había cobrado su última víctima, Alexey preparaba sus cosas para ir a averiguar más sobre el paradero del criminal.

—Señor Alexey, ya llegué — dijo una voz femenina desde la puerta.

Alexey giró su cabeza encontrándose con su compañera en su profesión de alguacil y policía, era una chica de cabello corto y castaño, ojos azules e iba vistiendo un vestido pomposo de falda corta de color negro y algunos decorados blancos.

—Ivanna, no esperaba verte tan pronto ¿cómo está tu clan y la manada? — preguntó el joven.

—Muy bien, señor Alexey ¿planea ir a investigar algún caso? — preguntó Ivanna.

—Estás en lo correcto. Si gustas puedes venir — mencionó el alguacil.

—Será un honor para mí ir con usted — respondió la joven con una sonrisa.

Ivanna era una joven licántropa que siempre quiso ayudar a los demás, y cuando conoció a Alexey no dudó y se unió a él como ayudante de alguacil.

[...]

Nota del autor:

Este capítulo tiene referencias a Siempre estás ahí (historia en conjunto con vegeta56) y Alexey e Ivanna tienen nombres rusos.


Alfa y Omega: La Dama del Mar (en pausa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora