27. Mi peor enemigo

519 45 24
                                    

Charlotte Harrison

Las puertas del elevador se cierran. Lagrimas brotan de mis ojos expulsando el nudo en mi garganta. Sollozo con la mano en el pecho tratando de tomar una bocanada de aire.

«¿Qué hice? ¿En verdad quería que esto terminara?»

Siento que me asfixio, comienza a faltarme aire y batallo para respirar.

Alguien allá afuera, en la recepción, presiona el botón llamando al elevador. Éste vuelve abrir sus puertas, y cuando levanto la vista con la esperanza de que sea él, me llevo la decepción d3e mi vida al ver que no.

Mi mejor amiga frunce el ceño al verme ahí tirada. Me levanto tan pronto como puedo para abrazarla. Lloro sobre su hombre, me acurruco en ella sintiendo que es como mi refugio cuando me abraza.

—Sh, sh... tranquila pajarita —me susurra, acariciándome la espalda y el pelo.

—Lo perdí Nay —vuelvo a sollozar —, le dije hace días que no quería nada con él y... y...

—Lot, debes tranquilizarte ¿vale?

Me suelta, colocándome frente a ella al mismo tiempo en el que me toma de los hombros. Me limpia las lágrimas con los pulgares, pero al hacerlo solo hace que vuelva a llorar.

—Solo fui un rato ¿cierto? —le pregunto con la esperanza que me responda un no.

—No sabemos eso. Ahora, límpiate esas lágrimas, iremos al trabajo y harás como si nada ha pasado ¿vale?

—Yo no puedo hacer eso —sollozo.

—Tendrás que hacerlo amiga. Llegué desde hace rato para toparme con Oliver, limpie tu nombre y manché el mío —sonríe —. Ahora me cree una puta —añade riéndose.

—Te quiero mucho, gracias por hacerlo.

Vuelvo abrazarla. Suspiro, manteniéndome en sus brazos por un rato.

Para cuando me enderezo limpio mis lágrimas, y juntas salimos al estacionamiento en dirección a su coche. Subimos a él, emprendiendo después el viaje a la oficina.

No hablo, mucho menos escucho lo que Nay me va platicando después de que habló con Oliver. Por un momento siento que no me interesa si quiere perdonarme o no. Me siento en un bloqueo donde lo único que quiero es ir y correr a los brazos de Marcus y decirle que no, que lo nuestro no terminó. Pero al recobrar la compostura, ir y decirle eso me parece tan estúpido, cuando él mismo me dijo también que ya no.

—Entonces, quedamos que iremos el viernes al bar que siempre van Oliver y tú. ¿Cómo ves?

—Me parece... bien

Nay suelta un bufido, deteniéndose en un semáforo en rojo.

—Charlotte, sé que lo que pasó entre ustedes terminó, pero así estaba destinado. Sé que sonará estúpido, hipócrita de mi parte porque estoy en la misma situación que tú con el príncipe encantador, pero... Es nuestro destino amiga —hace una breve pausa para tomar aire —. Es malo meternos con hombres casados.

Vuelvo la mirada hacia ella. La miro a los ojos, observando que tiene unos ojos café oscuro. La piel bronceada y unos prominentes labios como los míos. Es de caderas anchas, igual que yo, y la energía que transmite es de total relajación.

—¿Por qué me miras así? Yo no soy Marcus, no me vayas a besar.

Suelto una carcajada.

—Eres una estúpida —la insulto.

PERVERSOS 1° SeducciónHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin