Capitulo 14

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Zack

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Zack

La granja que manejaban en Etiopia era todo menos una granja. Yo esperaba animales, al menos un pato o una gallina, algo de paja por aquí y por allá y extensiones de césped hasta donde la imaginación pudiese darme. Tal vez un par de montañas al fondo, y, con suerte, una niña corriendo de un lado a otro con su amiga paralitica.

En realidad, era todo lo contrario. Lo llamaban la granja por la cantidad de hectáreas que Nathan poseía, pero eso era todo. De granja no tenía más que la tierra en el suelo, porque ni el césped. La construcción principal era una casa amplia con una estructura que parecía la fusión de una fábrica y una granja real. Tenía una cochera enorme donde había herramientas de todo tipo y algunas máquinas inutilizables.

A los alrededores no había árboles, ni arbustos, solo un amplio terreno de pura tierra y, con suerte, algo de maleza. La excavación estaba a unas cuentas millas al noreste, y los trabajadores se acercaban a la granja varias veces al día, para recargar enormes camiones de materiales -porque detrás habia un amplio taller lleno de máquinas y herramientas- o para hablar con los supervisores que residían allí.

También estaban por la zona los del equipo de seguridad. Vigilaban los alrededores, y servían de ayuda a aquellos que necesitaban ciertas cosas en la excavación. El movimiento era constante y poco usual para nosotros, pero algo placentero, ya que los trabajadores eran amables y charlaban con nosotros con normalidad. No estaba seguro de que supiesen que éramos, o a que nos dedicábamos, pero nunca preguntaban nada, lo cual era fantástico.

A lo lejos de la llanura si se veían unas cuantas montañas, pero estaban tan alejadas que eran una simple sombra nublada difícil de distinguir. Los árboles rodeaban el terreno, pero también estaban muy lejos, y menos mal, porque la selva africana era mucho más salvaje que el bosque de casa. Los estúpidos osos no les llegaban a los talones a los leones, o peor, a las jirafas.

Los únicos arboles separados eran aquellos que estaban regados por aquí y allá a lo largo de toda la llanura. Eran pequeños, desnutridos y horribles. Bah.

Me gustaban los sonidos. Unos cuantos grillos, las ramas de los árboles batiéndose, algún arroyo en alguna parte de la selva profunda... Pero lo mejor eran los pájaros. De todo tipo y forma, y aunque no los veía, podía oírlos. Sus cantos eran preciosos, y para nosotros, que podíamos oír mucho más que una persona normal, eran una sinfonía.

Difícilmente podía sentirme incomodo allí, y es que, aunque era extremadamente diferente a Fire's Wood, siempre habia sido un ferviente fan del sol, el calor y todo lo que viniese con él. Desde la brisa fresca, pero no helada, hasta el picor suave que la luz podía dejarte en la piel. Me recordaba a casa.

Las malas noticias eran que mi pensamiento no lo compartían todos. Aunque al inicio Andrew parecía cómodo con las vibras veraniegas y habia adoptado aires de surfista estúpido, ahora se movía de aquí parea allá con un repelente de mosquitos y una cara de idiota que nadie podía soportar. Paul tampoco se veía muy cómodo, si bien trataba de permanecer impasible y relajado, a veces era obvio que le costaba no odiar su propia transpiración.

Lycans III: ApoteosisWhere stories live. Discover now