Capitulo 4

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- Max - musite mientras tocaba la puerta, pero no tuve respuesta, así que entré - Max, Max - lo moví y despertó de sopetón

- ¿qué? ¿Qué mierda haces aquí? -  dijo con los ojos entrecerrados

- ¿puedo dormir contigo? es que tengo miedo por los truenos - suplique

- ¿qué? ¿Acaso estás loca? - dijo mirándome disgustado - lárgate de aquí

- pero yo - me interrumpió

- ¡Pero nada! que te largues - se sentó en la cama - ¡AHORA! - gritó

- ok ok, lo siento - me levante y salí

Cerré la puerta de la habitación de Max y se me salió una lagrima, pero inmediatamente la limpie, me recosté un momento en la puerta y en ese preciso momento  hubo un relámpago junto a un trueno y mi imaginación plasmo a un hombre vestido de negro con un sombrero en la parte final del pasillo, así que emprendí la corrida hasta mi habitación y me tire a la cama de un salto, me tape de pies a cabeza y saque de mi mesita de noche una linternita.

¡Genial! otro día sin dormir bien.

Pasaron algunos minutos, escuche como se movía la perilla de mi puerta, inmediatamente pensé en el hombre que había visto hace uno minutos y me cague de miedo, literal, me aferre a mi sabana e hice miles de oraciones en un momentico.

- ¡Maddie! ¿Aun sigues despierta? - la voz de Max me hizo tranquilizar, así que me salí de la sabana

- sí, ¿qué haces aquí? - limpie el sudor de mi frente

- vine a acompañarte para que puedas dormir - se acerco

- ¿enserio? - pregunté con una gran sonrisa

- sí, aunque si no quieres me voy - se dio vuelta

- ¡No! espera, claro que quiero - sonreí y le hice un espacio - entra

- bien - se metió a la cama y se acobijo - ¿te sientes mejor ahora? - me miró de reojo

- Si, gracias - lo abracé

-¡Bueno ya! suéltame, solo será por esta vez, solo porque no está Marcus - se acomodó

- Gracias Max, eres muy bueno - puse mi mano en su hombro

- ¡No soy bueno! tu menos que nadie puedes decir que soy bueno - espabilo varias veces

-Para mí lo eres - le sonreí

- ¡Bueno ya! duérmete - me dio la espalda

No era mucho, pero si más de lo que esperaba, Max estaba cambiando demasiado conmigo, no tenía ni idea de porque carajos lo hacía, pero se sentía bien, sentía que ahora si tenía un hermano y no un enemigo en mi propia casa.

***

- ¿nos reuniremos hoy de nuevo? - menciono esa voz que reconocí inmediatamente

- no lo sé - cerré mi casillero - no es el único trabajo que tengo

- lo sé, pero quiero que trabajemos en ese - se recosto en los otros casilleros

- ¿cuál es tu interés? hasta donde tengo entendido no te gusta hacer trabajos - cruce mis brazos

- ¿y quién dijo que mi interés de reunirnos a trabajar es precisamente por el trabajo? - me lanzo una sonrisa picara

- ¿entonces porque se supone? - lo mire dudosa

- quizás sea para descubrir la bella mujer que hay detrás de esos grandes lentes - acaricio mi mejilla

- Ian - aleje su mano de mi - no sé qué es lo que te traes entre manos y no me interesa saberlo, pero deja de tratarme de una manera distinta, tu eres el gran Ian Thompson y ¿yo? bueno, yo siempre seré la nerd o mejor como tú me dices cerebrito - empecé a caminar

Cielo De AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora