23. "Londres, 1988"

Magsimula sa umpisa
                                    

—¿Acaso he dejado de hacerlo? —Reí.

—Es que, no logro entender—Dijo, bajando la voz.

—¿El qué?

—Muy bien, no quiero que te enfades conmigo, ¿De acuerdo?

Dejó de sumergir sus ojos en aquella ventana, se incorporó y se dirigió a la pequeña estancia donde yo me encontraba, tomando asiento frente a mí. Lo miré con una mueca de confusión, antes de oírlo continuar.

—Muy bien, dime—Murmuré.

—No me mal entiendas, hijo. Pero, han pasado ya más de tres meses desde la última vez que la has visto.

—¿Qué con eso, Bill?

—No lo sé... Creí que para este tiempo, tú ya...

—...¿La habría olvidado? —Le interrumpí.

La dirección que las preguntas de Bill comenzaban a tomar comenzaba a irritarme, al nivel de usar un tono de voz que había dejado mucho que desear. Él me miró, con los ojos en blanco.

—No te equivoques, Bill. Si hay algo de lo que estoy seguro, es de eso, precisamente... No voy a olvidarme de ella.

Continuó observándome sin alguna respuesta, y frunció el ceño como si aún no terminara de comprender.

—...Así hayan pasado meses, o años sin verla. No va a ser así.

—Lo lamento, Michael. No quise—aclaró su garganta—...no he querido sonar de esa manera.

—No, no, descuida, Bill—Negué, y fingí una sonrisa.

Me mostró entonces una mirada cargada de compasión.

—¿Piensas que ella se siente de la misma manera, Michael?

Bajé mi mirada, evitándole. Helado por las palabras que acabó de decir.

—Hijo, le has enviado un gran número de cartas, desde que nos hemos ido de California. Pero... ella no te ha respondido ni una sola vez.

—Sí, bueno—volví a mirarle—se lo he dicho desde la primer carta que he enviado, de hecho.

—¿Qué cosa?

—Le pedí que no contestara a ninguna de mis cartas.

—Pero, ¿Por qué?

—Bill, mis cartas toman más de una semana en llegar a Nueva York. Para el tiempo en que ella pudiera contestar, yo ya estaría en una ciudad diferente a la anterior... En fin, jamás podría recibir sus respuestas. Por eso se lo he pedido.

—Ya veo...

Se puso de pie y se dirigió hacia el pequeño bar que se encontraba a unos metros de nosotros. Tomó un vaso de vidrio y se sirvió un sorbo de licor. Enarcó una ceja hacia mí y alzó la botella en mi dirección, ofreciéndome un trago. Negué, y luego de un segundo él volvió a donde se encontraba en un principio.

—Pero entonces, ¿Cómo lo sabes? ¿Cómo sabes que ha estado recibiendo todas tus cartas?

—No lo sé... Sólo... sólo espero que así sea.

Creo que sonreí. Totalmente nervioso e inseguro de mis palabras.

—¿Por qué no la llamas? Sé que tienes su número.

—Pues, Frank me ha sugerido no utilizar el teléfono. Dice que podría ser peligroso, que las personas comenzarían a sospechar el hotel en el que nos estamos hospedando.

Bill asintió.

—Y también—murmuré—, su teléfono quedaría registrado en este lugar, y no sería buena idea que eso ocurriera.

Just Good Friends (Michael Jackson Fanfic)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon