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(N/A releyendo me di cuenta que aveces el auto corrector lo cambia a Aleixandre, es Aleixander, corregiré pronto D:

El orden de toda la serie esta mezclado en este libro como ya se debieron imaginar, Gilbert todavia no esta trabajando en la clínica pero Bash ya está con Mary y asi. No quiero leer ningun comentario de "pero en la serie esa pared es azul", porque pues aqui me da la gana que en vez de pared haya un mono con tres ojos y sombrero, por ejemplo, jeje.)

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Gilbert Blythe


—¿Mary está embarazada?— repito con asombro.  Bash asiente emocionado y yo salto a sus brazos abiertos para darle un gran abrazo. Cuando nos separamos, Aleix sigue plasmado en su sitio, congelado. Le doy un codazo en las costillas que lo trae de vuelta a la realidad, donde abraza a Bash para felicitarlo.

"No es nada, solo no me gustan los bebés." responde más tarde cuando le pregunto, y yo hago como que me trago lo que dice. Desconfío, más aún cuando parece distraído el resto del día.

Esa misma noche despierto por un movimiento brusco a mi lado. Suelto un gruñido cuando saco la cabeza de las mantas y puedo ver que aún es de noche. Aleix sigue pataleando a mi lado como si estuviera soñando que corre un maratón.

—Aleix, déjame dormir.— exijo, devolviéndole una patada. Él suelta un pequeño grito y se aleja de mi.

—No, por favor...— dice, y su voz suena aterrada. Preocupado me siento en la cama, y prendo la lámpara de gas que está en la cómoda.

—¿Aleix, estás bien?— él sigue removiéndose, sus ojos cerrados indicándome que está teniendo una pesadilla. Su frente está aperlada por el sudor y aprieta sus manos con ansiedad, pero ya no se mueve. Se queda tieso como una estatua, aún diciendo que no.

—Por favor...— pongo mi mano en su hombro y lo remuevo un poco para que despierte, abre los ojos con temor puro en su mirada, sentándose rapidísimo en la cama y pegando un grito.

Por un segundo no sé qué decir, ya que es la primera vez que lo veo de esta forma. Él me mira desconcertado por unos segundos y después comienza a llorar desconsoladamente, agarrándome del cuello y subiendo a mi regazo. Me abraza como si su vida dependiera de ello, y lo consuelo abrazándolo con la misma fuera y palmeando su espalda.

Esa fue la primera vez que tuvo pesadillas, y después de esa, no pararon.

—¿Qué crees que sea?— me pregunta Bash, susurrando. Aleix está en el sofá dormido, con su cabeza en las piernas del moreno mientras este acaricia su cabello. 

—No lo sé, pero me preocupa. Las ojeras de mi bonito francés están casi llegando al suelo. —Bash suelta una leve sonrisa, pero ni se anima a hacer una broma. Aleix es nuestro pilar, ambos estamos tan preocupados que nos envuelve una nube gris. —Si tengo que decir, que todo comenzó después de que...

—Desde que supo que Mary está embarazada, ¿no?— el completa, y yo asiento.

Desde la primera pesadilla, Bash y yo buscamos hasta debajo de la tierra a ver si conseguíamos algo que nos pudiera responder a qué le pasaba a Aleix. Revisamos los registros del barco, le preguntamos a Anne si sabe cualquier cosa, incluso le pregunto a McTonto si sabe alguna información que útil, aunque como era de esperar no sirvió para nada. Incluso tratamos con la única información familiar que tenemos, que su hermana se llama Alizee.

Tratamos de averiguar su dirección (fallidamente), así que escribimos una carta, le pegamos una estampilla internacional y pusimos su nombre, esperando que por obra del destino y una pizca de milagro, llegue a ella.

Mientras averiguábamos, tratábamos de todas las formas posibles animar a Aleix, fallando fatídicamente en el intento. Lo llevé al circo, organicé una fiesta de té cursi con sus amigas, invité a Anne a la casa, le compré el perfume que quería, incluso traté con todas mis fuerzas de cocinar sus cosas favoritas, pero todo terminó en el estómago de Bash.

—Pero es que no entiendo. ¿Qué sobre el embarazo de Mary lo pondría en este estado? No se mueve, no come, no habla.

—Si hace todas esas cosas, pero es como si su cuerpo estuviera vacío, moviéndose solo... Ya no sé por donde seguir, Bash. 

—No podemos rendirnos, Blythe. Tú eres el literato y futuro doctor, piensa hasta que se te ocurra algo, lo tenemos que recuperar.

Mi cabeza cae hacia atrás, quedando colgada del respaldar de la silla. Pienso muchísimo, como lo he estado haciendo desde hace tres días, hasta que casi que puedo ver la llama que se prende sobre mi cabeza.

—En el barco, antes de que me conocieran, ¿no te contó nada de su pasado?— pregunto.

—¿Aleix? Tardé una semana en sacarle su nombre.— arrugo las cejas.

—¿Por qué estaría reacio a darte su nombre? Excepto que... ¡Pero cómo no se me ocurrió antes! — mis ojos se abren a más no poder, confirmo mis sospechas. Algo debe ocultar en su historia familiar, posiblemente sea la idea más brillante que he tenido nunca. Me paro de mi silla rápidamente y tomo mi abrigo y mi sombrero.

—Conozco esa mirada blancucha. ¿Qué harás?

—Ya vuelvo. Si despierta, por favor dale de comer, le hice avena.— digo, me acerco a besar la frente del rubio dormido y obligo a Bash a que se deje también.

—¡Pero me cuentas todo!

Después de mucho caminar, un viaje en tren y dos viajes a caballo, llego a mi destino.

—Esto es todo lo que tenemos del apellido Malfoy.— me dice la bibliotecaria, dejando una pila de libros enormes frente a mi.

—Wow, gracias. No esperaba tantos.— digo, comenzando a tomar el primero.

—No hay de qué, joven. No muchos jóvenes hoy en día se interesan por la monarquía Francesa.


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Ustedes ahora:

A que les quedaron los ojos cuadrados ahhre 

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A que les quedaron los ojos cuadrados ahhre 

Que inteligente soy, la neta no se como se me ocurrió esta idea tan brillante 

En ese tiempo ya no había monarquia francesa pero pues hagamos como de que si ok?

ESTOY EMOCIONADAAA

Díganme, ¿qué creen que pase ahora?

Pride - Gilbert Blythe Where stories live. Discover now